Venezuela vive una situación de pobreza con el ingreso petrolero que medio mundo quisiera tener
Y entonces, se detuvo el transeúnte con la mirada tendida al horizonte: pensativo, preocupado y dispuesto. Sabía del sufrimiento de los que nada tienen, solo la esperanza de la redención que la inteligencia hace posible con el saber, la disciplina y la honradez. Le preocupaba el destino del país en manos arpías.
Pero también los habitantes de esta nación bendita por la sabia natura, por la divina providencia en el portento de la riqueza del subsuelo, elementos tangibles para el acceso al bienestar posible, forman parte de esa riqueza imponderable para la transformación del país; así también están presentes las miserias humanas capaces de llevar el atraso como condición existencial para hacer posible lo que en el mundo civilizado no se entiende. Y no se entiende por cuanto no es posible aceptar racionalmente que mentes desquiciadas sean capaces de arruinar una nación como es el caso de Venezuela. Y ese es el cuadro patético después de doce años de celeridad de las vertientes nefastas del atraso.
Venezuela vive una situación de pobreza con el ingreso petrolero que medio mundo quisiera tener. Y eso, naturalmente, producto de un régimen caótico, fundamentado en el ejercicio del caos. La riqueza petrolera y recursos abundantes, abrieron posibilidad cierta hacia el desarrollo nacional, pero hoy presenta signos inequívocos de desconcierto.
Lo construido con el esfuerzo de los venezolanos en su afán de progreso con las herramientas del conocimiento y el trabajo, sistemáticamente se destruye. Ese avance experimentado en décadas, deja en la actualidad una huella profunda de retroceso que se hace necesario ponerle término para retomar el camino del crecimiento económico y la recuperación de Venezuela, de esta dramática situación que vivimos los venezolanos en estos tiempos.
bello.rafael@yahoo.es
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