Chávez y Guyana
SADIO GARAVINI DI TURNO | EL UNIVERSAL
martes 27 de septiembre de 2011 02:45 PM
En el sistema internacional de la segunda mitad del siglo XIX, Venezuela era un país sumamente débil, desgarrado por la guerra civil y la inestabilidad política y económica, mientras el Imperio Británico, con la Reina Victoria, alcanzaba el apogeo de su poder mundial. Históricamente, no hay ninguna duda que, en el diferendo limítrofe entre la entonces Guayana Británica y Venezuela, que fue aparentemente "resuelto" con el Laudo Arbitral de 1899, Venezuela fue despojada injustamente de aproximadamente 156.890 Km2. En el tribunal arbitral había dos jueces británicos, dos jueces norteamericanos, en representación de Venezuela y el decisivo juez ruso. "Curiosamente", fue precisamente en esos años que Rusia y Gran Bretaña llegaron a un acuerdo para repartirse sus zonas de influencia en Persia. Venezuela considera el Laudo de 1899 nulo e írrito. En 1962, dada la anunciada inminencia de la independencia de Guyana, Venezuela reactiva su reclamación sobre el territorio despojado de la Guayana Esequiba. En 1966, Venezuela, Gran Bretaña y Guayana Británica, que con la independencia adquirió el nombre de Guyana, firmaron el Acuerdo de Ginebra, en el cual se afirma que la controversia debe ser resuelta amistosamente y de forma aceptable para ambas partes y que hay que buscar soluciones satisfactorias para el arreglo práctico de la controversia. El Acuerdo tiene el mérito de reabrir el caso, supuestamente cerrado con el Laudo de 1899. Desde 1966 las negociaciones han resultado infructuosas. Sin embargo, mientras dure la negociación, Guyana mantiene la posesión del territorio en reclamación, por tanto el "status quo" es favorable a Guyana, por eso la diplomacia venezolana mantenía la posición de oponerse a que Guyana otorgue concesiones y contratos a compañías transnacionales en el Esequibo. En efecto, la posibilidad de desestimular los proyectos de inversión foránea en el territorio en reclamación es una de las escasas herramientas que Venezuela tiene, para deteriorar las ventajas que la posesión del territorio le concede a Guyana.
Pero en marzo del 2004, el presidente Chávez declara que Venezuela no se opone a que Guyana otorgue unilateralmente concesiones y contratos a compañías multinacionales en el Esequibo, con lo cual acabó con 40 años de diplomacia venezolana y entregó unilateralmente y, a cambio de nada, uno de nuestros pocos instrumentos de negociación. Desde entonces, Guyana tiene una poderosa razón más, para no negociar. Pero, más grave todavía, en febrero del 2007, Chávez afirmó que la reactivación de la reclamación venezolana sobre el territorio Esequibo en 1962, fue producto de la presión de Estados Unidos, supuestamente interesados en desestabilizar el gobierno autónomo (pero todavía no independiente) del primer ministro de la entonces Guayana Británica, Cheddi Jagan, lo cual es una falsedad histórica. Desafortunadamente, estas declaraciones del presidente Chávez recogen la posición más extrema del gobierno guyanés y deslegitima la reclamación misma. Basándose en esa irresponsable declaración pública, tanto el entonces canciller guyanés Rudolph Insanally, como el embajador en Venezuela Odeen Ishmael, afirmaron que el presidente Chávez "debería dar un paso al frente y retirar el reclamo venezolano".
La canciller de Guyana, Carolyn Rodrigues Birkett, presentó hace unos días, una solicitud para extender la plataforma continental, incluyendo la correspondiente a la Guayana Esequiba, de 200 millas a 350 millas, de acuerdo a lo estipulado en el artículo 76 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. Además, la Cancillería guyanesa, en un comunicado oficial, informa que Guyana, entre 2008 y 2010, ha consultado con los países limítrofes, Barbados, Suriname y Trinidad Tobago sobre la mencionada solicitud.
Es grave que, al respecto, la Cancillería guyanesa ni siquiera mencione a Venezuela.
El gobierno de Venezuela debería reafirmar expresa y oficialmente sus derechos sobre la Guayana Esequiba, de acuerdo a lo estipulado en el Acuerdo de Ginebra de 1966, en caso contrario nuestro silencio demostraría aquiescencia con las declaraciones guyanesas y debilitaría nuestros derechos.
¿Por qué un gobierno que afirma ser el paladín a ultranza de la soberanía nacional tiene una posición tan "entreguista" en este caso? La primera razón tiene que ver con la ceguera ideológica marxistoide del presidente Chávez, asociada a su "antiyankismo" visceral, que le hace creer en la falsa tesis de la presión norteamericana en relación a la reactivación de la reclamación. Octavio Paz decía que "la ceguera biológica impide ver pero que la ceguera ideológica impide pensar." En Chávez, la ceguera ideológica le impide pensar correctamente en cuáles son los intereses permanentes del Estado venezolano. Una segunda explicación se relaciona con la megalomanía bonapartista de la política exterior del Comandante-Presidente, que está convencido de que Venezuela es una gran potencia y que, por tanto, dado que el Caribe es una zona de influencia venezolana, el país debe estar dispuesto a supeditar algunos de sus intereses, en aras de lograr el apoyo de los 13 países de la Comunidad del Caribe (Caricom).
La reclamación venezolana, para terminar sanamente y no dejar heridas entre dos pueblos vecinos y amigos, debe ser resuelta a través de la negociación en el marco del Acuerdo de Ginebra. El gobierno, a este respecto, debería buscar un gran consenso nacional, a través de la consulta y el diálogo con los diversos actores nacionales, para negociar la solución satisfactoria y práctica de la controversia. Los verdaderos patriotas, oficialistas y opositores, deberían unirse en la defensa de la soberanía nacional. Una solución que no sea el fruto de una transparente negociación y que no prevea una compensación para Venezuela, la parte históricamente agraviada, no será nunca una solución permanente.
sadiogta@gmail.com
@sadiocaracas
Pero en marzo del 2004, el presidente Chávez declara que Venezuela no se opone a que Guyana otorgue unilateralmente concesiones y contratos a compañías multinacionales en el Esequibo, con lo cual acabó con 40 años de diplomacia venezolana y entregó unilateralmente y, a cambio de nada, uno de nuestros pocos instrumentos de negociación. Desde entonces, Guyana tiene una poderosa razón más, para no negociar. Pero, más grave todavía, en febrero del 2007, Chávez afirmó que la reactivación de la reclamación venezolana sobre el territorio Esequibo en 1962, fue producto de la presión de Estados Unidos, supuestamente interesados en desestabilizar el gobierno autónomo (pero todavía no independiente) del primer ministro de la entonces Guayana Británica, Cheddi Jagan, lo cual es una falsedad histórica. Desafortunadamente, estas declaraciones del presidente Chávez recogen la posición más extrema del gobierno guyanés y deslegitima la reclamación misma. Basándose en esa irresponsable declaración pública, tanto el entonces canciller guyanés Rudolph Insanally, como el embajador en Venezuela Odeen Ishmael, afirmaron que el presidente Chávez "debería dar un paso al frente y retirar el reclamo venezolano".
La canciller de Guyana, Carolyn Rodrigues Birkett, presentó hace unos días, una solicitud para extender la plataforma continental, incluyendo la correspondiente a la Guayana Esequiba, de 200 millas a 350 millas, de acuerdo a lo estipulado en el artículo 76 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. Además, la Cancillería guyanesa, en un comunicado oficial, informa que Guyana, entre 2008 y 2010, ha consultado con los países limítrofes, Barbados, Suriname y Trinidad Tobago sobre la mencionada solicitud.
Es grave que, al respecto, la Cancillería guyanesa ni siquiera mencione a Venezuela.
El gobierno de Venezuela debería reafirmar expresa y oficialmente sus derechos sobre la Guayana Esequiba, de acuerdo a lo estipulado en el Acuerdo de Ginebra de 1966, en caso contrario nuestro silencio demostraría aquiescencia con las declaraciones guyanesas y debilitaría nuestros derechos.
¿Por qué un gobierno que afirma ser el paladín a ultranza de la soberanía nacional tiene una posición tan "entreguista" en este caso? La primera razón tiene que ver con la ceguera ideológica marxistoide del presidente Chávez, asociada a su "antiyankismo" visceral, que le hace creer en la falsa tesis de la presión norteamericana en relación a la reactivación de la reclamación. Octavio Paz decía que "la ceguera biológica impide ver pero que la ceguera ideológica impide pensar." En Chávez, la ceguera ideológica le impide pensar correctamente en cuáles son los intereses permanentes del Estado venezolano. Una segunda explicación se relaciona con la megalomanía bonapartista de la política exterior del Comandante-Presidente, que está convencido de que Venezuela es una gran potencia y que, por tanto, dado que el Caribe es una zona de influencia venezolana, el país debe estar dispuesto a supeditar algunos de sus intereses, en aras de lograr el apoyo de los 13 países de la Comunidad del Caribe (Caricom).
La reclamación venezolana, para terminar sanamente y no dejar heridas entre dos pueblos vecinos y amigos, debe ser resuelta a través de la negociación en el marco del Acuerdo de Ginebra. El gobierno, a este respecto, debería buscar un gran consenso nacional, a través de la consulta y el diálogo con los diversos actores nacionales, para negociar la solución satisfactoria y práctica de la controversia. Los verdaderos patriotas, oficialistas y opositores, deberían unirse en la defensa de la soberanía nacional. Una solución que no sea el fruto de una transparente negociación y que no prevea una compensación para Venezuela, la parte históricamente agraviada, no será nunca una solución permanente.
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