Isaías 50: 6-7
“Ofrecí mis espaldas para que me azotaran,
y dejé que me arrancaran la barba.
No retiré la cara
de los que me insultaban y escupían.
El Señor es quien me ayuda:
por eso no me hieren los insultos;
por eso me mantengo firme como una roca,
pues sé que no quedaré en ridículo”.
El amor de Cristo se manifiesta a Sí mismo en Su vulnerabilidad sin mancha. El crucifijo es el signo de expresión de la total vulnerabilidad de Jesús: los brazos extendidos, el corazón abierto, el perdón de todos y cada uno. Esta vulnerabilidad pura lo hace totalmente abierto a ambos, el sufrimiento y el gozo.
Fue esta vulnerabilidad la que le causó experimentar la traición de Judas, así como el gozo de celebrar la Pascua con Sus discípulos.
Si no hubiera existido la posibilidad de una traición, no hubiera habido la Eucaristía. Si los discípulos fueran a ser admitidos a Su íntima amistad, solamente podría haber soledad y decepción cuando ellos lo abandonaron y huyeron. Solamente en el corazón de alguien con ilimitada presteza a perdonar pudo haber habido el dolor de la triple negación de Pedro, y posteriormente, el gozo de reinstalarlo como el jefe de los apóstoles.
Vulnerabilidad significa ser herido una y otra vez sin dejar de amar menos, sino más, El amor divino es vulnerabilidad pura—apertura pura para dar. Así, cuando éste entra al mundo, ya sea en la persona de Jesús o en la de uno de Sus discípulos, es de esperarse encontrar persecución—la muerte en repetidas ocasiones. Pero también encontrará gozo de nuevo siempre creciente. “Porque el amor es más fuerte que la muerte…Muchas aguas no pueden sofocarlo. (Cantar de los Cantares 8: 6-7). Ser vulnerable significa amarse uno al otro como Cristo nos amó. Si no hubiésemos tenido que perdonar a las personas, no tendríamos la forma de manifestar el perdón de Dios hacia nosotros. La gente que nos injuria nos está haciendo un gran favor porque nos provee la oportunidad de transmitir la misericordia que hemos recibido. Al mostrar misericordia, incrementamos la misericordia que recibimos. La mejor manera de recibir el divino amor es darlo, y mientras más lo transmitimos, más incrementamos nuestra capacidad de recibirlo. (De: “El corazón del Mundo). P. Thomas Keating
Oración
Santo Espíritu de Dios,
Tu Presencia es más grande que toda consolación,
Ya sea humana o divina.
Tu presencia siempre está disponible para nosotros.
Que mediante Tu Gracia, siempre estemos disponibles para ella.
“Consagrar el país al Espíritu Santo no es sólo un acto piadoso, sino que "es tomar conciencia de que Dios nos ha elegido para Él, para su servicio, para dar frutos de santidad". (Conferencia episcopal Mexicana; abril 2009).
http://youtu.be/lpDT7f1HDSU
Semana Santa, tiempo de contemplar al Crucificado
El cardenal Scola recuerda el Cónclave como ''una prueba espiritual extraordinaria''
Por Redacción
ROMA, 26 de marzo de 2013 (Zenit.org) - “Pascua nos introduce en esta experiencia de misericordia, de paternidad quele gana anuestro pecado, no porque lo elimina automáticamente, sino porque pone en juego nuestra libertad, abre las puertas de casa”, explicó el cardenal Angelo Scola --en una entrevista enviada a ZENIT por el padre Davide Milani, responsable de Comunicación de la Archidiócesis de Milán--. El cardenal Angelo Scola, arzobispo de dicha diócesis, fue uno de los papables del último Cónclave.
“Por ello necesitamos relaciones estables, orgánicas, que nos den seguridad, que nos den esperanza: esta es la gran palabra de Pascua”, añade el cardenal Scola.
El purpurado milanés afronta también la cuestión del dolor y del pecado, invitando a mirar a Cristo en la cruz: “Porque el Crucificado no ha hecho tantas teorías sobre el sufrimiento, sino que la tomó sobre sí y la llevó hasta el final abriéndonos el camino”.
“Ante de las grandes pruebas, cuando nuestras palabras se apagan, cuando uno justamente tiene que estar callado porque si no hablaría solamente idioteces”, no nos queda que “contemplar al Hombre de la Cruz que desde el Viernes Santos nos acompaña a lo largo de toda la historia.Si bien el ambiente que nos rodea al mirar al Crucifijo es una compañía amorosa, personas que quieren solamente tu bien y nada más”,aclaró el arzobispo.
El cardenal Scola se detiene después sobre la situación de atraviesa Italia: “Hay muchas cosas que corregir, especialmente la relación entre economía, finanza y política. La presente generación es la primera que tendrá menos que la anterior --indicó el cardenal- y esto es por si mismo una tragedia, aunque haya muchos signos de vitalidad a todos los niveles. Yo los veo al recorrer la diócesis. Es necesario mirar hacia esos signos vitales y tratar de aprender”.
Sobre el Cónclave, el arzobispo lo recordó como “una prueba espiritual extraordinaria, que implica un gran sacrificio interior. Es como si en esos días, en los coloquios que tuvimos en las Congregaciones, y después en el Cónclave, cada uno se pusiera desnudo delante de Dios. Lo que vino a flote es el motivo por el cual estábamos allí, y estábamos allí para que a pesar de todos nuestros límites, Jesús pudiera ser puesto como fundamento de la esperanza para nuestra humanidad. Entonces todo el resto importa poco”.
El cardenal Scola expresó también sentimientos de alegría por la elección del papa Francisco: “Queremos decirle al santo padre que le agradecemos estos primeros pasos, estamos disponibles y querríamos ser eco de esta gran esperanza que ha despertado en todo el mundo y que está bajo nuestros ojos desde cuando apareció por la primera vez”
“Por ello necesitamos relaciones estables, orgánicas, que nos den seguridad, que nos den esperanza: esta es la gran palabra de Pascua”, añade el cardenal Scola.
El purpurado milanés afronta también la cuestión del dolor y del pecado, invitando a mirar a Cristo en la cruz: “Porque el Crucificado no ha hecho tantas teorías sobre el sufrimiento, sino que la tomó sobre sí y la llevó hasta el final abriéndonos el camino”.
“Ante de las grandes pruebas, cuando nuestras palabras se apagan, cuando uno justamente tiene que estar callado porque si no hablaría solamente idioteces”, no nos queda que “contemplar al Hombre de la Cruz que desde el Viernes Santos nos acompaña a lo largo de toda la historia.Si bien el ambiente que nos rodea al mirar al Crucifijo es una compañía amorosa, personas que quieren solamente tu bien y nada más”,aclaró el arzobispo.
El cardenal Scola se detiene después sobre la situación de atraviesa Italia: “Hay muchas cosas que corregir, especialmente la relación entre economía, finanza y política. La presente generación es la primera que tendrá menos que la anterior --indicó el cardenal- y esto es por si mismo una tragedia, aunque haya muchos signos de vitalidad a todos los niveles. Yo los veo al recorrer la diócesis. Es necesario mirar hacia esos signos vitales y tratar de aprender”.
Sobre el Cónclave, el arzobispo lo recordó como “una prueba espiritual extraordinaria, que implica un gran sacrificio interior. Es como si en esos días, en los coloquios que tuvimos en las Congregaciones, y después en el Cónclave, cada uno se pusiera desnudo delante de Dios. Lo que vino a flote es el motivo por el cual estábamos allí, y estábamos allí para que a pesar de todos nuestros límites, Jesús pudiera ser puesto como fundamento de la esperanza para nuestra humanidad. Entonces todo el resto importa poco”.
El cardenal Scola expresó también sentimientos de alegría por la elección del papa Francisco: “Queremos decirle al santo padre que le agradecemos estos primeros pasos, estamos disponibles y querríamos ser eco de esta gran esperanza que ha despertado en todo el mundo y que está bajo nuestros ojos desde cuando apareció por la primera vez”
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