Candidatos se mueven entre emociones y razones en una campaña adelantada
El analista político y sociólogo Ignacio Suárez señala que la campaña de Maduro es "metafísica" al basarse en la promesa de un regalo mientras que la de Capriles es más racional y debe procurar más emociones.
SARA DÍAZ | EL UNIVERSAL
jueves 28 de marzo de 2013 10:35 AM
Caracas.-La corta carrera electoral para elegir Presidente ni admite descanso. El proselitismo político se respira en la calle y la confrontación chavismo-oposición vuelve a avasallar cuando resta menos de un mes para las elecciones presidenciales. El detalle es que aun restan días para el inicio formal de la campaña electoral. El cronograma del CNE dice claramente que la campaña debe hacerse entre el 2 y el 11 de abril, requerimiento que parece desoído por los candidatos Nicolás Maduro, presidente encargado de la República, y Henrique Capriles Radonski, opositor gobernador de Miranda, pues ya comenzaron a confrontar y exhibir promesas: Es una precampaña que ya calentó el clima electoral para escoger al primer presidente constitucional en la era poschávez.
Las exequias del presidente Hugo Chávez marcaron el inicio de una campaña oficialista. El 15 de marzo, día del traslado del féretro al cuartel de la montaña, el elegido para continuar la revolución, Nicolás Maduro, prometió ante los restos de su comandante supremo volver el 15 de abril, al día siguiente de las elecciones, con un regalo: el triunfo electoral para cumplir la misión encomendada.
Un regalo para Chávez
Para el analista y sociólogo de la UCAB, Ignacio Suárez, Maduro no considera necesario hacer ofertas concretas, pues, la sola representación del legado de Chávez es su oferta. Su motivación es "regalarle la victoria" al presidente Chávez, es una oferta metafísica".
Recuerda que la única oferta concreta en la campaña oficialista es el Programa de la Patria presentado por Chávez. "Las pocas ofertas que se escuchan son indirectas o muy básicas como la de reducción de la violencia que pareciera inevitable por ser ésta una de las áreas de mayor crítica o por lo sensible, pues se trata de la propia vida de los ciudadanos pero simplemente dice que la va a controlar, nada más, no dice cómo, en cuánto tiempo, no da cifras referenciales de tasas / tiempo. La oferta es vaga".
En los últimos días como presidente encargado, Maduro, tal cual lo hacía Chávez en la campaña de 2012, se ha dedicado a realizar actos de gobierno, algunos de los cuales son el mismo día que los actos del partido como hizo en Anzoátegui, el viernes en el estado Zulia y el domingo en Aragua. En las actividades proselitistas, observa Suárez, se está utilizando como principal fortaleza las emociones, relacionadas con una ideología y su líder Chávez, elevarlo a niveles religiosos y a leyes divinas, "y el rechazo a la otra oferta como motivador que es evitar la catástrofe de que ‘la derecha' vuelva a mandar y elimine los beneficios que dicen trajo la revolución".
"El candidato como personaje no existe, no es explotado, no hay un señalamiento de las fortalezas del candidato, no tiene vida propia, es un heredero sí, pero nada más. ¿Qué es lo que él piensa? ¿Cómo interpreta el legado que le dejaron? ¿Qué piensa hacer?, nadie sabe y tampoco pareciera importante. Esto porque el presidente Chávez fue elevado, políticamente, a la categoría de líder supremo o comandante supremo por lo que sus propuestas son incuestionables", dijo.
No obstante los beneficios electorales de basar la campaña en la figura del líder de la revolución, Suárez advierte que tal estrategia podría ser contraproducente en el mediano plazo: "Convertir a Hugo Chávez en prócer (un Bolívar) o en santo (un Jesucristo) es una estrategia contraproducente para Maduro y para el chavismo a mediano plazo en caso de un eventual triunfo. En consecuencia, al no haber oferta de políticas públicas ni del candidato en sí, la campaña está destinada únicamente a ganar las elecciones, no se extiende temporalmente más allá (...) Cuando venga la hora de las decisiones el candidato asegurará que se desprenden de su legado, otros comenzarán a decir que el Presidente Chávez lo hubiese hecho de otra forma. Una oferta general con la única promesa de tomar un testigo puede servir para ganar unas elecciones pero no otorga legimitimidad para gobernar: la gente no estaría votando por ese candidato (en estricto sentido), por las emociones y credibilidad que él genera, por su propuesta o interpretación de la propuesta".
Capriles: una oferta poco emocional
Para Capriles la campaña comenzó el día en que despejó dudas sobre su nuevo lanzamiento como candidato el 10 de marzo cuando en un discurso de más confrontación que el empleado con Chávez de rival en 2012, dijo que lucharía contra Maduro, lo llamó mentiroso y criticó que basara su campaña en la figura del presidente fallecido el 5 de marzo. Capriles utilizó entonces un discurso que parecía dirigido a cohesionar las filas opositoras decepcionadas luego de dos derrotas consecutivas en 2012.
Suárez considera que el cambio más importante en el caso de Capriles es el trato directo al adversario, su señalamiento y rivalidad política frontal. "A algunas personas les ha resultado un tanto exagerado, a otros les resulta adecuado y necesario, además de urgente por el poco tiempo del que se dispone", dijo.
El sociólogo explicó que en esta precampaña Capriles explota su programa, sus ideas, su perfil de profesional, con logros políticos como diputado, alcalde, gobernador y con votos populares, aunque resulta "poco emocional". "La campaña de Capriles es más racional que la de Maduro, quizá demasiado. Aunque hay ofertas emocionales son un tanto lejanas, como por ejemplo "el progreso", son categorías que las personas con necesidades muy urgentes no manejan. Capriles debe buscar ofertas que quizá conlleven un resultado concreto racional que generen alta emocionalidad, y en política lo segundo es más importante que lo primero. Las personas pueden padecer un gobierno malo, pueden saberlo, pero la contraoferta emotiva es la que ayuda a tomar el paso final: unir a todos los venezolanos, garantizar la vida, respetar y mejorar lo que hizo Chávez con nuevas ideas y con consenso, no discriminar, cosas sensibles, que toquen la fibra, que se conecten con deseos colectivos".
Las exequias del presidente Hugo Chávez marcaron el inicio de una campaña oficialista. El 15 de marzo, día del traslado del féretro al cuartel de la montaña, el elegido para continuar la revolución, Nicolás Maduro, prometió ante los restos de su comandante supremo volver el 15 de abril, al día siguiente de las elecciones, con un regalo: el triunfo electoral para cumplir la misión encomendada.
Un regalo para Chávez
Para el analista y sociólogo de la UCAB, Ignacio Suárez, Maduro no considera necesario hacer ofertas concretas, pues, la sola representación del legado de Chávez es su oferta. Su motivación es "regalarle la victoria" al presidente Chávez, es una oferta metafísica".
Recuerda que la única oferta concreta en la campaña oficialista es el Programa de la Patria presentado por Chávez. "Las pocas ofertas que se escuchan son indirectas o muy básicas como la de reducción de la violencia que pareciera inevitable por ser ésta una de las áreas de mayor crítica o por lo sensible, pues se trata de la propia vida de los ciudadanos pero simplemente dice que la va a controlar, nada más, no dice cómo, en cuánto tiempo, no da cifras referenciales de tasas / tiempo. La oferta es vaga".
En los últimos días como presidente encargado, Maduro, tal cual lo hacía Chávez en la campaña de 2012, se ha dedicado a realizar actos de gobierno, algunos de los cuales son el mismo día que los actos del partido como hizo en Anzoátegui, el viernes en el estado Zulia y el domingo en Aragua. En las actividades proselitistas, observa Suárez, se está utilizando como principal fortaleza las emociones, relacionadas con una ideología y su líder Chávez, elevarlo a niveles religiosos y a leyes divinas, "y el rechazo a la otra oferta como motivador que es evitar la catástrofe de que ‘la derecha' vuelva a mandar y elimine los beneficios que dicen trajo la revolución".
"El candidato como personaje no existe, no es explotado, no hay un señalamiento de las fortalezas del candidato, no tiene vida propia, es un heredero sí, pero nada más. ¿Qué es lo que él piensa? ¿Cómo interpreta el legado que le dejaron? ¿Qué piensa hacer?, nadie sabe y tampoco pareciera importante. Esto porque el presidente Chávez fue elevado, políticamente, a la categoría de líder supremo o comandante supremo por lo que sus propuestas son incuestionables", dijo.
No obstante los beneficios electorales de basar la campaña en la figura del líder de la revolución, Suárez advierte que tal estrategia podría ser contraproducente en el mediano plazo: "Convertir a Hugo Chávez en prócer (un Bolívar) o en santo (un Jesucristo) es una estrategia contraproducente para Maduro y para el chavismo a mediano plazo en caso de un eventual triunfo. En consecuencia, al no haber oferta de políticas públicas ni del candidato en sí, la campaña está destinada únicamente a ganar las elecciones, no se extiende temporalmente más allá (...) Cuando venga la hora de las decisiones el candidato asegurará que se desprenden de su legado, otros comenzarán a decir que el Presidente Chávez lo hubiese hecho de otra forma. Una oferta general con la única promesa de tomar un testigo puede servir para ganar unas elecciones pero no otorga legimitimidad para gobernar: la gente no estaría votando por ese candidato (en estricto sentido), por las emociones y credibilidad que él genera, por su propuesta o interpretación de la propuesta".
Capriles: una oferta poco emocional
Para Capriles la campaña comenzó el día en que despejó dudas sobre su nuevo lanzamiento como candidato el 10 de marzo cuando en un discurso de más confrontación que el empleado con Chávez de rival en 2012, dijo que lucharía contra Maduro, lo llamó mentiroso y criticó que basara su campaña en la figura del presidente fallecido el 5 de marzo. Capriles utilizó entonces un discurso que parecía dirigido a cohesionar las filas opositoras decepcionadas luego de dos derrotas consecutivas en 2012.
Suárez considera que el cambio más importante en el caso de Capriles es el trato directo al adversario, su señalamiento y rivalidad política frontal. "A algunas personas les ha resultado un tanto exagerado, a otros les resulta adecuado y necesario, además de urgente por el poco tiempo del que se dispone", dijo.
El sociólogo explicó que en esta precampaña Capriles explota su programa, sus ideas, su perfil de profesional, con logros políticos como diputado, alcalde, gobernador y con votos populares, aunque resulta "poco emocional". "La campaña de Capriles es más racional que la de Maduro, quizá demasiado. Aunque hay ofertas emocionales son un tanto lejanas, como por ejemplo "el progreso", son categorías que las personas con necesidades muy urgentes no manejan. Capriles debe buscar ofertas que quizá conlleven un resultado concreto racional que generen alta emocionalidad, y en política lo segundo es más importante que lo primero. Las personas pueden padecer un gobierno malo, pueden saberlo, pero la contraoferta emotiva es la que ayuda a tomar el paso final: unir a todos los venezolanos, garantizar la vida, respetar y mejorar lo que hizo Chávez con nuevas ideas y con consenso, no discriminar, cosas sensibles, que toquen la fibra, que se conecten con deseos colectivos".
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