Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

domingo, 31 de marzo de 2013

Cuando les prestamos aunque sea un poco de atención, al discurso impuesto por Hugo Chávez sembrando odio y resentimientos escondidos, usando a los pobres como escudo humano porque en 14 años no les resolvió ninguno de sus problemas sino que les dió dignidad humana (asunto social olvidado desde 1975) a través del odio, nos damos cuenta de que la agresividad de estas personas esconde una increíble frustración, una « amargura » del alma tan evidente que casi sentimos pena por ellas...aunque lo que deberíamos hacer es revisar nuestro corazón, ver qué esperamos del país y de los problemas que Chávez llevó al máximo, y preguntarnos ¿qué hago por mi país y su pueblo? Pues ya hemos llegado al punto de que hagas lo que hagas y pase lo que pase, eso no es así, no es bueno, es falso o no tiene sentido... por esto, por aquello... Asistimos entonces a un despliegue de expresiones agresivas, de afirmaciones pretenciosas, en definitiva, a un estallido de maldad... como si nuestro mundo no estuviera ya suficientemente saturado de ella..



martes, 4 de diciembre de 2012




Siempre me sorprende 
constatar hasta qué 
punto numerosas 
personas juzgan y 
condenan fácilmente
Hagas lo que hagas y 
pase lo que pase, eso no es así, no es bueno, es falso o no tiene sentido... por esto, por aquello... 
Asistimos entonces a un despliegue de expresiones agresivas, de afirmaciones pretenciosas, 
en definitiva, a un estallido de maldad... como si nuestro mundo no estuviera ya suficientemente 
saturado de ella.
¿Nunca os habéis dado cuenta? A mi me salta a los ojos cada vez más frecuentemente. Creo 
que, para muchas personas, se ha convertido en un hábito de comportamiento. En el lenguaje 
de la psicología, se llama a esto un T.O.C., o dicho de otra forma, un trastorno obsesivo 
compulsivo.
Personalmente, lo llamaría « el síndrome de la maldad crónica ». Cada vez más a menudo, 
los que lo manifiestan se muestran muy pomposos en sus ataques... como para dar a conocer 
que han comprendido todo de tal manera que saben lo que es verdadero y lo que no lo es.
 Por tanto, es evidente que pueden distinguir con total certeza lo que es correcto de lo 
que no lo es.
Esto no impide que, cuando les prestamos aunque sea un poco de atención, nos damos 
cuenta de que la agresividad de estas personas esconde una increíble frustración, 
una « amargura » del alma tan evidente que casi sentimos pena por ellas.

Por poco que intentéis argumentarles con el fin de hacerles comprender que no tienen 
necesariamente la verdad  ni la clarividencia respecto a todo, todos sus rayos se 
desencadenarán aún más y reclutarán entorno a  todo lo que se mueva y sea influenciable...
En realidad, acabáis de caer en su trampa, en su terreno predilecto, el de la 
polémica, una polémica que, por definición, no terminará jamás... Ya que en estos 
casos, para estas personas no se trata de discutir, sino de herir o de destruir 
para afirmarse ellas mismas. Afirmarse cueste lo que cueste, ¡eso es lo que cuenta!
La voluntad de superioridad intelectual e intuitiva de la que hacen alarde las experiencias 
de vida que sobreentienden pretenden ser tan aplastantes que si no las has percibido en 
seguida es que, francamente, eres idiota. Por tanto, a sus ojos, solo puedes callarte.
Es entonces cuando te retiras del « debate », desconectas, ya que acabas de darte 
cuenta de que solo era una pequeña demostración de lapidación mental... acompañada 
de una triste búsqueda de micro-poder.
Internet es muy cómodo para aquellos a los que les gusta practicar este deporte ya 
que les permite permanecer anónimos, escondidos tras pseudónimos y todo tipo de 
« avatares ». 
Los foros, los blogs, son sus terrenos de juego privilegiado.
Conozco bien esta forma de actuar... A menudo pago las consecuencias en tanto que 
puedo ser blanco de las mismas, y es por ello por lo que puedo hablar de esto con 
facilidad. Evidentemente, en cierto modo es normal cuando uno se expone públicamente 
por tomas de posición o testimonios que no se ajustan a todo el mundo ni a todas las 
sensibilidades. Asumo por tanto el riesgo y las molestias.
Pero ese no es mi objetivo, sino que es más bien el de invitaros a reflexionar sobre 
la nefasta tendencia de nuestra sociedad de lanzar ácido sulfúrico en todas 
las direcciones. Me diréis que cuando estamos en ámbitos profanos como la política 
o la economía, esto no sorprende a nadie, y se considera prácticamente inevitable 
ya que no se espera encontrar ninguna ética...
Pero cuando choca es cuando esto se produce en el llamado mundo de la espiritualidad
Ahí, al igual que en otros ámbitos, parece que no se ha comprendido que hay una 
diferencia notable entre un juicio y una opinión, entre la expresión respetuosa 
de un desacuerdo y el insulto apenas velado.
No es que preconice la tibieza frente una divergencia en un punto de vista... Si yo hubiera 
sido un tibio jamás hubiera emprendido la aventura de mi camino interior. Simplemente 
quiero hablar del respeto. El respeto forma parte de la inteligencia de base de 
la que todo ser humano debería ser consciente, sea cual sea su lugar en la vida.
Si hay algo que los juicios incisivos expresan siempre, es la necedad. La mayor parte 
del tiempo esos juicios pretenden ser una especie de condena sin apelación, apoyada 
en suposiciones o rumores que tienen el valor de verdades.
Así que... Cuando no se sabe, una inteligencia básica nos aconsejaría no hablar, o al 
menos no juzgar... con más razón si uno mismo no ha realizado nada importante en el 
ámbito en el que se expresa... lo que sucede casi siempre.
Ya que uno de los aspectos del «síndrome de la maldad crónica» es que este hace sobre 
todo expresarse a personas que «hubieran querido», pero que «desgraciadamente, no 
han podido...». La frustración es un ácido que todo el que lo prueba no puede 
reprimirse de lanzar sobre otra persona.
Golpear para demostrarnos nuestra propia existencia... Golpear para provocar una 
réplica y engendrar un conflicto es fácil, solo hay que dejarse llevar.
Comprometerse verdaderamente en una acción constructiva y consagrar toda una 
vida a riesgo de equivocarse y de herirse de vez en cuando, lo es infinitamente 
menos. Es esta vía la que deseo a todos los que se sienten responsables de nuestro 
mundo y que tienen algo de valor y de lucidez. Ni siquiera hablamos con esto de amor... 
el amor es el estadio que viene tras el del respeto y la decencia.
Bien, lo dejo aquí... de nuevo una crónica que dará lugar a algunas polémicas, lo siento ya!
Traducción: Equipo Isthar Luna-Sol


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