Un tiempo para encontrarse con lo trascendente y la solidaridad
Monseñor Henrry Padilla invita a vivir la Pascua con acciones concretas (Archivo)
Los cuarenta días que preceden a la Semana Santa invitan a los cristianos a una revisión personal y a practicar la justicia como la fórmula para promover la paz social y la convivencia ciudadana.
Por: DELIA MENESES | EL UNIVERSAL
martes 19 de marzo de 2013
martes 19 de marzo de 2013
La Cuaresma empieza con las cenizas y culmina con el fuego, el agua y la luz de la vigilia pascual. De acuerdo con la prédica cristiana, algo debe quemarse y destruirse en los feligreses, el hombre viejo, para dar lugar a la renovación de la vida pascual.
Contrario a lo que podría pensarse, la Cuaresma es vista por muchos sacerdotes como un tiempo alegre, pues constituye la oportunidad que Dios da a los cristianos de ser mejores y de empeñarse por mejorar el mundo que les rodea.
Cuarenta años estuvo el pueblo de Israel en el desierto tras la huida de Egipto y ese número simbólico que también denota el tiempo que dura la Cuaresma (40 días) habla de un periodo que invita a recomenzar.
Para el obispo auxiliar de Caracas, Fernando Castro, es un momento propicio para que los fieles revisen lo que está mal en sus vidas y al mismo tiempo para tener una actitud solidaria con las personas de su entorno.
Honegger Molina, párroco de la iglesia Anunciación del Señor en La Boyera, piensa que hay que llevar el mensaje de la Cuaresma a la vida cotidiana. "En lugar de dejar de comer carne, por ejemplo, yo le hago a la gente una propuesta más amplia. Les propongo abstenerse del consumo excesivo de alcohol o cigarrillo, pasar menos horas en Internet o frente al televisor y en su lugar leer textos bíblicos.
Abstenerse de aquello que más te gusta para tener mejor control y autodominio de ti mismo. Seguramente que tienes un hospital o ancianato cerca, es tiempo para ser más solidarios, no solo dar una limosna, darles tiempo, calidad humana".
El párroco de la iglesia Nuestra Señora de la Candelaria, Henry Padilla piensa que la Semana Santa no puede estar encadenada solo a esos ocho días que van desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección e invita a los creyentes a vivir la Pascua con acciones concretas.
"Desde ser puntual en el trabajo hasta cumplir con mis obligaciones de manera impecable y respetar a los demás. Tenemos que transformarnos en embajadores y testigos de la vida, de la paz, de la amistad, de la responsabilidad. En una sociedad golpeada por tantos males nosotros tenemos en el Señor Jesús un llamado concreto a comprometernos para salir de esos males".
Padilla invita a la feligresía a no quedarse en lo superficial, en la palma, en el agua bendita. "Hace falta una fe más madura, más profundidad en el conocimiento de Jesucristo. Nos quedamos con rezar un padrenuestro y un avemaría pero no hay diálogo, no hay vida de fe, no hay convicción. El creyente no debe ir a la misa por cumplir sino porque necesita la Eucaristía, la unión con Cristo y con los hermanos".
La Cuaresma nos invita a reconocer nuestra fragilidad humana, nuestras carencias y debilidades. "Cada ser humano tiene algún problema grueso en su vida y la Iglesia busca acompañar desde el dolor de Jesucristo el propio dolor de la gente para que el espíritu de Jesús les dé nuevas fuerzas", dice Molina.
Contrario a lo que podría pensarse, la Cuaresma es vista por muchos sacerdotes como un tiempo alegre, pues constituye la oportunidad que Dios da a los cristianos de ser mejores y de empeñarse por mejorar el mundo que les rodea.
Cuarenta años estuvo el pueblo de Israel en el desierto tras la huida de Egipto y ese número simbólico que también denota el tiempo que dura la Cuaresma (40 días) habla de un periodo que invita a recomenzar.
Para el obispo auxiliar de Caracas, Fernando Castro, es un momento propicio para que los fieles revisen lo que está mal en sus vidas y al mismo tiempo para tener una actitud solidaria con las personas de su entorno.
Honegger Molina, párroco de la iglesia Anunciación del Señor en La Boyera, piensa que hay que llevar el mensaje de la Cuaresma a la vida cotidiana. "En lugar de dejar de comer carne, por ejemplo, yo le hago a la gente una propuesta más amplia. Les propongo abstenerse del consumo excesivo de alcohol o cigarrillo, pasar menos horas en Internet o frente al televisor y en su lugar leer textos bíblicos.
Abstenerse de aquello que más te gusta para tener mejor control y autodominio de ti mismo. Seguramente que tienes un hospital o ancianato cerca, es tiempo para ser más solidarios, no solo dar una limosna, darles tiempo, calidad humana".
El párroco de la iglesia Nuestra Señora de la Candelaria, Henry Padilla piensa que la Semana Santa no puede estar encadenada solo a esos ocho días que van desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección e invita a los creyentes a vivir la Pascua con acciones concretas.
"Desde ser puntual en el trabajo hasta cumplir con mis obligaciones de manera impecable y respetar a los demás. Tenemos que transformarnos en embajadores y testigos de la vida, de la paz, de la amistad, de la responsabilidad. En una sociedad golpeada por tantos males nosotros tenemos en el Señor Jesús un llamado concreto a comprometernos para salir de esos males".
Padilla invita a la feligresía a no quedarse en lo superficial, en la palma, en el agua bendita. "Hace falta una fe más madura, más profundidad en el conocimiento de Jesucristo. Nos quedamos con rezar un padrenuestro y un avemaría pero no hay diálogo, no hay vida de fe, no hay convicción. El creyente no debe ir a la misa por cumplir sino porque necesita la Eucaristía, la unión con Cristo y con los hermanos".
La Cuaresma nos invita a reconocer nuestra fragilidad humana, nuestras carencias y debilidades. "Cada ser humano tiene algún problema grueso en su vida y la Iglesia busca acompañar desde el dolor de Jesucristo el propio dolor de la gente para que el espíritu de Jesús les dé nuevas fuerzas", dice Molina.
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