Cuando escuchas el triple ‘Aleluya’ que nos introduce a la estación de Pascua en un estallido de gozo, ¿qué realmente escuchas? ¿Qué sucede dentro de ti cuando escuchas esas estremecedoras aclamaciones?
¿Solamente escuchas el sonido Aleluya y piensas, ‘qué bello’? O te dices a ti mismo ‘mira a ese pobre hombre que está tratando de cantar, ¿por qué no toma alguna clase de canto? Puede que tengas razón, pero si solamente esa es tu reacción, te podrías perder las gracias especiales de esa ocasión. Y en Venezuela: "ojalá se vuelvan más locos los chavistas", "ese muchacho de la Oposición no sirve", "Majunche, apátrida, pitiyanqui" o "torigallo", "resentidos", "desdentados acomplejados llenos de complejos", etc.
Quizás tus pensamientos giran alrededor del significado de la palabra Aleluya, recordando que significa algo así como ‘Hurra’, ‘Viva’, ‘Bravo’,--un clamor de victoria—y tú reflexionas, ¡Esta es la Pascua! ¡Debo regocijarme! Quizás algunos de ustedes perciban un espontáneo gozo con el pensamiento del triunfo de Cristo sobre la muerte; un apacible sentido de gratitud a Dios por esta benevolencia; o un sentimiento de cuánto Él te ama, o qué tanto tú lo amas a Él. Los venezolanos sentimos una gran ORFANDAD DE DIOS Y DE NUESTROS AMIGOS LOS PUEBLOS VECINOS Y DEL MUNDO A QUIENES HEMOS AYUDADO Y RECIBIDO SIN PEDIR RAZA, IDEOLOGIA,RELIGION PARA ALBERGARLOS DURANTE SIGLOS...
Tú podrías experimentar algo como un volcán explotando dentro de ti—un tremendo estallido de gozosa energía viniendo desde lo más profundo de ti, que te causa olvidarte de todos tus pensamientos, de la fatiga de la tarde de la Vigilia Pascual, y lo que sucede más adelante.
Si tú tienes tal experiencia, estás bien preparado para celebrar el Misterio Pascual.Tocas la realidad por la cual todos los símbolos de la liturgia de esa noche están tartamudeando. Penetras el misterio de la resurrección de Cristo. Te identificas con Cristo cuando te olvidas de ti mismo y te llenas de Su gozo.
¿Jesús, experimentó algo similar cuando el Espíritu Santo lo alcanzó en el sepulcro, tomando y levantando su cuerpo mortal y divinizándolo? ¿Pensó Él, “Estoy levantándome del sepulcro” o “estoy vivo”? ¿O fue justamente la experiencia de vida—más allá de palabras, pensamientos o sentimientos? ¡Experiencia pura! ¡Gozo puro! ¡Vida plena!
Cualquiera que responde al sonido del Aleluya con la pura experiencia de unidad con Cristo, ha entendido la Resurrección. Aquellos que no han experimentado esa unión aún, no deberían tener duda, ni vacilación de que Dios los está llamando a esta experiencia. Él nos está llamando, especialmente a través de esta celebración litúrgica de Su resurrección, para convertirnos en lo que el Bautismo ya nos hizo. El Bautismo ha sido hecho para nosotros. Nada hicimos para tenerlo—ni siquiera si fuimos bautizados ya adultos. Es don puro de Dios. La vida eterna ha comenzado en nosotros. Somos los hijos de Dios, incorporados al cuerpo de Cristo; su Espíritu habita en nosotros. Todos nuestros pecados son perdonados. La oscuridad de nuestra ignorancia y la debilidad de nuestra voluntad están siendo sanadas. Y si algo nos está faltando, Cristo, quien está intercediendo por nosotros en el cielo a la derecha del Padre, nos lo dará también.
Estamos respondiendo a esta intuición si, al momento de escuchar el Aleluya, nos identificamos con Cristo; Él es nuestro por el Bautismo. Solamente nos resta llegar a ser lo que somos y disfrutar lo que poseemos. (De: “Despertares”)
Oración
Santo Espíritu de Dios
Como un potente viento vienes
Empapando con la gracia nuestros desecados corazones.
Vierte torrentes de misericordia para lavar nuestros pecados
y arrancar cada secreta inclinación que pueda conducirnos al pecado.
Renueva y engrandece a todos quienes confiamos en tus Sagrados Siete Dones.
"La celebración eucarística es el acto de oración más grande y más alto, y constituye el centro y la fuente de la cual también las demás formas de oración reciben la 'savia': la liturgia de las horas, la adoración eucarística, la Lectio Divina, el santo Rosario, la meditación". (S.S. Benedicto XVI; ordenación sacerdotal 4 de mayo/09).
Venezuela: Del culto a la personalidad al culto religioso
El cardenal Urosa ataja algunas manifestaciones religiosas en torno al presidente Chávez, afirmando que Jesucristo es Dios y ningún líder lo puede igualar
Por Nieves San Martín
MADRID, 30 de marzo de 2013 (Zenit.org) - El cardenal arzobispo de Caracas, Venezuela, Jorge Urosa Savino fue claro durante la misa –el pasado Miércoles Santo- en honor al Nazareno de San Pablo, en la iglesia de Santa Teresa de Caracas. En siete oportunidades repitió que Dios se encarnó en hombre únicamente a través de Jesucristo y sólo él merece toda la gloria. Son palabras similares a las que ya había pronunciado durante la liturgia del Domingo de Ramos.
El Nazareno de San Pablo fue colocado en el centro del altar mayor. En esta oportunidad, la cofradía decidió que su imagen iría apoyada sobre una alfombra de orquídeas moradas, y que las andas metálicas se cubrieran con terciopelo púrpura.
La Archidiócesisde Caracas, ante las distintas reacciones a las palabras pronunciadas por el cardenal Urosa, ha hecho públicos extractos de la homilía, “para iluminar a los fieles sobre la Divinidad de Cristo y aclarar la confusión creada con algunas afirmaciones recientes de tipo religioso sobre el fallecido presidente Hugo Chávez”, afirma ern su página web.
“La bellísima imagen del Nazareno de San Pablo –dijo el cardenal Urosa--, que representa a Jesucristo cargando con la cruz para redimirnos de nuestros pecados, despierta en nosotros una más intensa respuesta de fe: aquel que fue llevado a la muerte por proclamar su divinidad ( Jn 5,18; 10,33), aquel que sufrió el indecible suplicio de la cruz, luego de haber sido sometido a torturas y maltratos crueles e inhumanos, no es una persona cualquiera, no fue un simple líder o gran hombre de la humanidad, no fue un activista social. No, mis queridos hermanos. Jesús de Nazaret es mucho más. Es el mismo Dios hecho hombre, que fue enviado por nuestro amoroso Padre celestial para revelarnos así la inmensidad de su amor, y para enseñarnos el camino de una vida serena, apacible, recta, santa, pacífica y feliz, a fin de que, libres del pecado y de toda clase de maldad e ignorancia, alcancemos la felicidad y la salvación eterna”.
“San Pablo –añadió el arzobispo de Caracas--, en la carta a los filipenses lo proclama abiertamente: ¡Jesús es el Señor, para gloria de Dios Padre! (Flp. 2,11) Cuando san Pablo decía estas palabras: ‘Jesús es el Señor’, estaba diciendo que Jesús es Dios, pues ese es el significado de la palabra Kyrios, Señor, en el lenguaje religioso del Antiguo y del Nuevo Testamento. Ese es el núcleo, el centro de nuestra fe y de nuestra santa religión: que el enviado por Dios para guiarnos hacia la plenitud de la vida, comenzando aquí en la tierra, y para que la disfrutemos por toda la eternidad, es su Hijo Unigénito, la segunda persona dela Santísima Trinidad, el mismo Dios que se hizo hombre, y asumió nuestra naturaleza humana en todo, menos en el pecado”.
“Jesucristo no es cualquier persona –precisó el purpurado venezolano--: no es un profeta como los del Antiguo testamento; no es un gran santo como san José, san Pablo o san Antonio, san Ignacio de Loyola, o san Juan Bosco; no es un jefe o caudillo y benefactor de los pueblos. Es mucho más que eso. Es el mismo Dios que se encarnó y se hizo semejante a nosotros para elevarnos a la condición maravillosa de hijos de Dios”.
“Ese es el contenido de la fe cristiana en Jesucristo. Jesús es la misma Divinidad encarnada. Y por eso Jesucristo, aunque está inmerso en la historia, está en una esfera, en un nivel, en un plano superior y totalmente distinto al de los héroes o líderes de la historia. En un plano sobrenatural, trascendente, religioso. Por ello no podemos igualar a ningún héroe o líder humano o ningún gobernante con Jesucristo, ni tributarle culto religioso, como a Jesucristo. No podemos equiparar la esfera sobrenatural y religiosa a la natural, terrenal y sociopolítica. Y es muy importante que tengamos esto en cuenta y que así lo digamos, rechazando cualquier nivelación de Jesucristo con personalidades humanas. Jesús es único e irrepetible. Es Dios mismo, solo al cual podemos adorar”, concluyó el cardenal Urosa.
Mientras los creyentes se tropezaban y hasta llegaban a empujarse por ver el Nazareno, otros saludaban a la Virgen Dolorosa, informa el diario El Nacional de Caracas.
El maestro de capilla José Betancourt participaba en su novena misa. Había llegado desde Mérida para acompañar musicalmente la liturgia e interpretaba el Popule meus, de José Ángel Lamas, sobre un órgano tubular de más de doscientos años de existencia.
La imagen del Nazareno de San Pablo de Caracas goza de una veneración popular comparable a la del Cristo de Medinaceli en Madrid. El pueblo religioso acostumbra a visitarlo para pedirle favores o dar gracias por los concedidos en un continuo ir y venir de gentes que se acentúa en los días de Semana Santa.
El Nazareno de San Pablo fue colocado en el centro del altar mayor. En esta oportunidad, la cofradía decidió que su imagen iría apoyada sobre una alfombra de orquídeas moradas, y que las andas metálicas se cubrieran con terciopelo púrpura.
La Archidiócesisde Caracas, ante las distintas reacciones a las palabras pronunciadas por el cardenal Urosa, ha hecho públicos extractos de la homilía, “para iluminar a los fieles sobre la Divinidad de Cristo y aclarar la confusión creada con algunas afirmaciones recientes de tipo religioso sobre el fallecido presidente Hugo Chávez”, afirma ern su página web.
“La bellísima imagen del Nazareno de San Pablo –dijo el cardenal Urosa--, que representa a Jesucristo cargando con la cruz para redimirnos de nuestros pecados, despierta en nosotros una más intensa respuesta de fe: aquel que fue llevado a la muerte por proclamar su divinidad ( Jn 5,18; 10,33), aquel que sufrió el indecible suplicio de la cruz, luego de haber sido sometido a torturas y maltratos crueles e inhumanos, no es una persona cualquiera, no fue un simple líder o gran hombre de la humanidad, no fue un activista social. No, mis queridos hermanos. Jesús de Nazaret es mucho más. Es el mismo Dios hecho hombre, que fue enviado por nuestro amoroso Padre celestial para revelarnos así la inmensidad de su amor, y para enseñarnos el camino de una vida serena, apacible, recta, santa, pacífica y feliz, a fin de que, libres del pecado y de toda clase de maldad e ignorancia, alcancemos la felicidad y la salvación eterna”.
“San Pablo –añadió el arzobispo de Caracas--, en la carta a los filipenses lo proclama abiertamente: ¡Jesús es el Señor, para gloria de Dios Padre! (Flp. 2,11) Cuando san Pablo decía estas palabras: ‘Jesús es el Señor’, estaba diciendo que Jesús es Dios, pues ese es el significado de la palabra Kyrios, Señor, en el lenguaje religioso del Antiguo y del Nuevo Testamento. Ese es el núcleo, el centro de nuestra fe y de nuestra santa religión: que el enviado por Dios para guiarnos hacia la plenitud de la vida, comenzando aquí en la tierra, y para que la disfrutemos por toda la eternidad, es su Hijo Unigénito, la segunda persona dela Santísima Trinidad, el mismo Dios que se hizo hombre, y asumió nuestra naturaleza humana en todo, menos en el pecado”.
“Jesucristo no es cualquier persona –precisó el purpurado venezolano--: no es un profeta como los del Antiguo testamento; no es un gran santo como san José, san Pablo o san Antonio, san Ignacio de Loyola, o san Juan Bosco; no es un jefe o caudillo y benefactor de los pueblos. Es mucho más que eso. Es el mismo Dios que se encarnó y se hizo semejante a nosotros para elevarnos a la condición maravillosa de hijos de Dios”.
“Ese es el contenido de la fe cristiana en Jesucristo. Jesús es la misma Divinidad encarnada. Y por eso Jesucristo, aunque está inmerso en la historia, está en una esfera, en un nivel, en un plano superior y totalmente distinto al de los héroes o líderes de la historia. En un plano sobrenatural, trascendente, religioso. Por ello no podemos igualar a ningún héroe o líder humano o ningún gobernante con Jesucristo, ni tributarle culto religioso, como a Jesucristo. No podemos equiparar la esfera sobrenatural y religiosa a la natural, terrenal y sociopolítica. Y es muy importante que tengamos esto en cuenta y que así lo digamos, rechazando cualquier nivelación de Jesucristo con personalidades humanas. Jesús es único e irrepetible. Es Dios mismo, solo al cual podemos adorar”, concluyó el cardenal Urosa.
Mientras los creyentes se tropezaban y hasta llegaban a empujarse por ver el Nazareno, otros saludaban a la Virgen Dolorosa, informa el diario El Nacional de Caracas.
El maestro de capilla José Betancourt participaba en su novena misa. Había llegado desde Mérida para acompañar musicalmente la liturgia e interpretaba el Popule meus, de José Ángel Lamas, sobre un órgano tubular de más de doscientos años de existencia.
La imagen del Nazareno de San Pablo de Caracas goza de una veneración popular comparable a la del Cristo de Medinaceli en Madrid. El pueblo religioso acostumbra a visitarlo para pedirle favores o dar gracias por los concedidos en un continuo ir y venir de gentes que se acentúa en los días de Semana Santa.
04/04/2012
Urosa Savino: "No se puede ser
santero, ni palero y católico"
En su sermón por el día de Nazareno de San Pablo, el Cardenal recordó que no se puede tener más de una religión, se refirió a la santería específicamente
Marjuli Matheus | ÚN.- El Cardenal Jorge Urosa Savino fue enfático al separar la religión católica de la santería. "No podemos ser santeros y católicos" expresó durante la misa que ofició en la basílica de Santa Teresa por el día del Nazareno de San Pablo.
"A veces personas débiles en su fe los engañan y les dicen que pueden ser santeros y católicos... no se puede ser chicha y limonada" enfatizó.
Explico que la santería es distinta a la religión católica. "Respeto mucho a las personas que tienen otra religión, pero si tienen otra religión no pueden ser católico" señal+o el Cardenal.
También condenó el aborto. "El aborto provocado es un pecado sumamente grave, es asesinar a un ser inocente... por aquella persona que debería brindarle la mayor seguridad que es su madre" indicó Urosa.
LITURGIA
Monseñor Moronta: reconocemos en el Crucificado al Redentor del mundo
El obispo venezolano afirmó que Jesucristo no fue un líder aparentemente fracasado
Por Redacción
SAN CRISTóBAL, 30 de marzo de 2013 (Zenit.org) - El Viernes Santo por la tarde, en la diócesis de San Cristóbal, Venezuela, tuvo lugar la “conmemoración de la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo”, ceremonia que presidio monseñor Mario Moronta, obispo de San Cristóbal, invitando a los fieles a contemplar el árbol de la Cruz para reconocer al redentor del mundo.
“La Liturgia nos invita a mirar el árbol de la Cruz para ver al Salvador. Se nos propone mirar al que han traspasado para mostrarnos su corazón ofrendado al Padre Dios por nuestra redención”, expresó el pastor diocesano en la catedral de San Cristóbal.
“Lo que hoy conmemora la Iglesia no es el recuerdo de un gran líder aparentemente fracasado, sino la entrega de quien supo amar hasta el extremo a los seres humanos y así cumplir con la voluntad salvífica del Padre Dios. De allí que sea muy difícil para quien no tenga la fe reconocer en ese leño de la Cruz el efecto que desde allí brotó, la nueva creación, la salvación de la humanidad”.
De manera especial destacó el obispo que, en este año de la fe, “tenemos la gracia de afinar nuestra propia fe para reconocer en el Crucificado al Redentor del mundo. En Él reconocemos al Dios hecho hombre y que dio su vida por nosotros, al Rey victorioso en el trono insólito pero reconocido de la Cruz, al Testigo de la Verdad que nos termina de revelar con su entrega cuál es el designio amoroso del Padre y que está resumido en ese clamor final que brotó de sus labios moribundos: ‘Todo Esta Cumplido’”.
En la adoración de la Santa Cruz, el obispo exhortó a “contemplar al que traspasaron y descubrir en su costado el corazón que albergó las ilusiones y las esperanzas a la vez que sintió los golpes y ofensa de los pecados del mundo”.
“La Liturgia nos invita a mirar el árbol de la Cruz para ver al Salvador. Se nos propone mirar al que han traspasado para mostrarnos su corazón ofrendado al Padre Dios por nuestra redención”, expresó el pastor diocesano en la catedral de San Cristóbal.
“Lo que hoy conmemora la Iglesia no es el recuerdo de un gran líder aparentemente fracasado, sino la entrega de quien supo amar hasta el extremo a los seres humanos y así cumplir con la voluntad salvífica del Padre Dios. De allí que sea muy difícil para quien no tenga la fe reconocer en ese leño de la Cruz el efecto que desde allí brotó, la nueva creación, la salvación de la humanidad”.
De manera especial destacó el obispo que, en este año de la fe, “tenemos la gracia de afinar nuestra propia fe para reconocer en el Crucificado al Redentor del mundo. En Él reconocemos al Dios hecho hombre y que dio su vida por nosotros, al Rey victorioso en el trono insólito pero reconocido de la Cruz, al Testigo de la Verdad que nos termina de revelar con su entrega cuál es el designio amoroso del Padre y que está resumido en ese clamor final que brotó de sus labios moribundos: ‘Todo Esta Cumplido’”.
En la adoración de la Santa Cruz, el obispo exhortó a “contemplar al que traspasaron y descubrir en su costado el corazón que albergó las ilusiones y las esperanzas a la vez que sintió los golpes y ofensa de los pecados del mundo”.
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