Pensamiento simiente 29 marzo 2013: nuestro futuro
El cristianismo habla de que el ser humano está hecho a imagen y semejanza de Dios.
Pero el hombre encarnado vive ajeno a ello, se adapta a sus limitaciones y son sus limitaciones las que lo conforman.
A veces, como en un sueño, se recuerda un estado anterior.
A veces, en medio de la ignorancia de los hombres, aparece un Jesús, un ser divino que se manifiesta en lo material.
“Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”, nos dijo.
Hoy Aïvanhov habla de ese potencial, de ese futuro, de esa resurrección en verdad.
Millones de seres en la tierra están empezando a intuir ese futuro.
El camino está trazado y espera nuestros pasos.
Cada cual debe eliminar lo superfluo.
"¿Por qué me alegro de veros cada día? Porque veo el magnífico futuro que os espera y quiero ayudaros a crear este futuro. Todavía no lo sospecháis, pero yo lo veo. Si os viera tal como sois en la actualidad ¿acaso os aguantaría? No es seguro. Y vosotros, si no os soportáis los unos a los otros, es también debido a que no sabéis veros para proyectaros hasta este futuro.
Yo, siempre me maravillo de vosotros porque no es vuestro presente lo que veo, ante mí, sino vuestro futuro. Dónde están todavía vuestros pensamientos, vuestros sentimientos, alrededor de qué dan vueltas, lo que deseáis, lo que necesitáis... si me detuviera ahí, quizás tendría ganas de coger mi sombrero y marcharme al fin del mundo. Sí, pero afortunadamente también veo vuestro futuro lejano, cómo lograréis un día fundiros con vuestra naturaleza divina. Este es mi secreto.
A veces, como en un sueño, se recuerda un estado anterior.
A veces, en medio de la ignorancia de los hombres, aparece un Jesús, un ser divino que se manifiesta en lo material.
“Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”, nos dijo.
Hoy Aïvanhov habla de ese potencial, de ese futuro, de esa resurrección en verdad.
Millones de seres en la tierra están empezando a intuir ese futuro.
El camino está trazado y espera nuestros pasos.
Cada cual debe eliminar lo superfluo.
"¿Por qué me alegro de veros cada día? Porque veo el magnífico futuro que os espera y quiero ayudaros a crear este futuro. Todavía no lo sospecháis, pero yo lo veo. Si os viera tal como sois en la actualidad ¿acaso os aguantaría? No es seguro. Y vosotros, si no os soportáis los unos a los otros, es también debido a que no sabéis veros para proyectaros hasta este futuro.
Yo, siempre me maravillo de vosotros porque no es vuestro presente lo que veo, ante mí, sino vuestro futuro. Dónde están todavía vuestros pensamientos, vuestros sentimientos, alrededor de qué dan vueltas, lo que deseáis, lo que necesitáis... si me detuviera ahí, quizás tendría ganas de coger mi sombrero y marcharme al fin del mundo. Sí, pero afortunadamente también veo vuestro futuro lejano, cómo lograréis un día fundiros con vuestra naturaleza divina. Este es mi secreto.
Pensamiento simiente 28 marzo 2013: otra moneda de cambio
Hoy Aïvanhov nos habla de los intercambios.
No aboga por eliminar el dinero, pero pide que por encima del dinero la moneda de cambio que todo lo informe sea el amor.
Cuando esa circunstancia se produzca, el dinero cumplirá su utilidad como medio y nunca como fin en si mismo.
Diremos, a la luz de la realidad, que ninguno de nosotros podremos ver esa utopía convertirse en realidad.
Y sin embargo cada uno de nosotros puede empezar ya a funcionar en esa clave, realizando ese cambio fundamental en su vida.
“Amor” es probablemente la palabra más abusada de nuestro vocabulario. La confusión es grande porque confundimos amor con apego, interés, posesión.
Pero cuando el ser humano entiende su naturaleza de alma inmortal y ve a los demás como almas inmortales, el amor es una consecuencia automática.
Por eso desde estas notas hablamos tanto de vivir en la consciencia del alma, porque desde esa consciencia el amor fluye sin más.
Tenemos un noble y hermoso trabajo por delante si nos ponemos a ello.
Pero tenemos que ponernos a ello...
"Los Occidentales creen que son civilizados porque viven en una sociedad en la que sus relaciones se rigen por leyes que diferentes instituciones tienen la misión de hacer respetar. Pues bien, es insuficiente, porque a pesar de esas leyes, esta sociedad se parece todavía a una jungla. No podrá hablarse de verdadera civilización hasta el día en el que la moneda de cambio entre los humanos sea al amor.
El dinero es un medio de intercambio cómodo, y sería de gran ingenuidad creer que puede ser suprimido. Pero es necesario que, cada vez más, sea el amor el que se convierta en la verdadera moneda, no el amor en lugar del dinero, sino el amor por encima del dinero. Muchos llamarán a esto «utopía». Pues bien, que la llamen como quieran, los verdaderos progresos han sido siempre obra de utópicos. Para su propia salvación, es hacia este ideal que la humanidad debe dirigirse."
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86).
No aboga por eliminar el dinero, pero pide que por encima del dinero la moneda de cambio que todo lo informe sea el amor.
Cuando esa circunstancia se produzca, el dinero cumplirá su utilidad como medio y nunca como fin en si mismo.
Diremos, a la luz de la realidad, que ninguno de nosotros podremos ver esa utopía convertirse en realidad.
Y sin embargo cada uno de nosotros puede empezar ya a funcionar en esa clave, realizando ese cambio fundamental en su vida.
“Amor” es probablemente la palabra más abusada de nuestro vocabulario. La confusión es grande porque confundimos amor con apego, interés, posesión.
Pero cuando el ser humano entiende su naturaleza de alma inmortal y ve a los demás como almas inmortales, el amor es una consecuencia automática.
Por eso desde estas notas hablamos tanto de vivir en la consciencia del alma, porque desde esa consciencia el amor fluye sin más.
Tenemos un noble y hermoso trabajo por delante si nos ponemos a ello.
Pero tenemos que ponernos a ello...
"Los Occidentales creen que son civilizados porque viven en una sociedad en la que sus relaciones se rigen por leyes que diferentes instituciones tienen la misión de hacer respetar. Pues bien, es insuficiente, porque a pesar de esas leyes, esta sociedad se parece todavía a una jungla. No podrá hablarse de verdadera civilización hasta el día en el que la moneda de cambio entre los humanos sea al amor.
El dinero es un medio de intercambio cómodo, y sería de gran ingenuidad creer que puede ser suprimido. Pero es necesario que, cada vez más, sea el amor el que se convierta en la verdadera moneda, no el amor en lugar del dinero, sino el amor por encima del dinero. Muchos llamarán a esto «utopía». Pues bien, que la llamen como quieran, los verdaderos progresos han sido siempre obra de utópicos. Para su propia salvación, es hacia este ideal que la humanidad debe dirigirse."
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86).
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