Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

jueves, 28 de marzo de 2013

La persecusión


La censura toca puertas del espectáculo

Actores y directores rechazan el veto a shows de artistas que adversan al Gobierno.

imageRotate
Basilio Álvarez ya conoce las tijeras de los censores
| 1 | 2 | 3 | 4 |
YOLIMER OBELMEJÍAS , LORENA TASCA |  EL UNIVERSAL
martes 26 de marzo de 2013  09:36 AM
La censura volvió a tocar las puertas del medio artístico el pasado domingo cuando a la actriz Norkys Batista se le impidió presentar el monólogo teatralOrgasmos en el Hotel Venetur Maremares de Puerto La Cruz, luego de que el ministro de Turismo, Alejandro Fleming, advirtiera que en esa cadena de hosterías no se presentaría ninguna persona que hubiese ofendido la memoria del presidente Hugo Chávez.

El sábado, Luis Chataing denunció en la misma red social: "A mí la Gobernación de Barinas y, recientemente, la Alcaldía de Carirubana (Falcón) no me permiten presentar mi monólogo (Si me permiten)". Y no era la primera vez que a Chataing le cerraban las puertas, ya que en 2009 Ahora me toca a mí no pudo montarse en el Teatro de la Ópera de Maracay (dependiente de la gobernación) y en el mismo hotel en que fue censurada Batista sin explicación alguna.

"Eso siempre ha sucedido. No es nuevo. Lo que pasa es que antes se había manejado con mucho perfil, pues", afirma Daniela Alvarado, quien en 2008 formó parte del elenco de Hollywood style, que se presentaba en el Centro de Estudios Rómulo Gallegos (Celarg), y fue testigo de cómo se le tuvieron que hacer modificaciones al montaje para no herir susceptibilidades. "Javier Valcárcel tenía un monólogo en el que se vestía de mujer y hacía de una cubana, y nos mandaron a bajar al tono".

"Eso es ridículo, honestamente, porque al que le gusta Maduro, le gusta Maduro; y al que le gusta Capriles, le gusta Capriles. No hay nada que hacer. Es ridículo que nos pongamos a estas alturas del partido con esas cosas. Menos mal que hablan de libertad de expresión", asevera.

Por su parte, Fabiola Colmenares, actriz y dirigente del partido Voluntad Popular, critica que figuras del medio artístico tengan que ser protagonistas de este tipo de episodios. "Es indignante cómo el Gobierno arremete contra la libertad de postura (...) Creo que lo que nos queda es alzar nuestra voz, no titubear y votar el 14 de abril. De este lado, estamos varias personas que no pretendemos arrodillarnos ante nadie que no sea Dios. Lo que yo quiero es que mis hijos vean que tuvieron una mamá que no bajó la cabeza, que no tiene un bozal de arepa, que no tiene precio".

La protagonista de Al pie del Támesis fue víctima en dos ocasiones de las tijeras de la censura. Uno de ellos, en octubre de 2007, cuando fue excluida de una novela de Venevisión por haber participado con estudiantes universitarios en una sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional en el Teresa Carreño.

El segundo fue un veto que sufrió en 2007 en el Celarg, donde, según contó en aquel entonces el director de teatro Héctor Manrique, se suspendió el montaje¡Todos los hombres son mortales! ¡Y... las mujeres también! debido a que Colmenares formaba parte del elenco.

"Me informaron que la obra no iba... y me lo dijeron, no lo escribieron para que no quedara prueba: 'Si quitas a Fabiola la podemos hacer perfectamente'", denunció el director seis años atrás.

Hoy, Manrique recuerda que esa no ha sido la única vez que ha sido censurado. En el último informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el Grupo Actoral 80 (dirigido por Manrique), se lee que no ha recibió aporte estatal alguno por "conductas públicas perniciosas".

"Me parece que esas son cosas que le hacen daño al país, no porque me ha pasado mí, sino porque donde se censura, se coarta, se cercena la libertad de expresión, se va directo a la barbarie. Yo creo que hay que hacer esfuerzos de todo tipo para que la gente se encuentre, y el arte es uno de esos espacios donde nos encontramos", dijo el director.

Y agregó: "La diversidad en el pensamiento es algo que se debe respetar, eso es esencial. Pero el que entra en la política por manipulación, o por ver qué beneficios personales puede sacar, no le hace ningún favor a la política y es una persona indigna de estar ahí".

Basilio Álvarez, director del Grupo Teatral Skena, coincide con Manrique. "Nadie tiene que evaluar un espectáculo antes que el público, porque para eso el teatro se confronta con el público, para que pueda pensar, razonar y decidir. Para que diga: 'Oye, este espectáculo sí me gustó o no, sí me enseñó algo o no'. Pero si tenemos un filtro, un ministro o un sindicato que va a evaluar qué presentaciones se pueden montar, la gente no podrá decidir si está de acuerdo con un contenido. Eso termina siendo censura política. En la medida en que haya alguien que decida qué es lo que se debe ver, le estamos cercenando al ciudadano su capacidad de pensar", dice.

Álvarez rechaza por ello tanto las declaraciones del ministro Fleming -para quien el Hotel Venetur Maremares de Puerto La Cruz "no era un teatro y, como tal, la institución se reservaba bajo criterios éticos alquilar o no sus salones"-, así como el respaldo que le dio Roberto Messuti.

"Eso es absurdo, porque si analizamos la cantidad de veces que tanto Messuti como todos los artistas nos hemos tenido que presentar en salas o espacios que no son teatros... eso no es una excusa para impedir que se realice una obra de teatro. Una calle no es un teatro, una plaza no es un teatro y, sin embargo, yo soy capaz de ir a una plaza y realizar desde un acto cultural hasta una presentación y compartir ese pensamiento. Si tanto el ministro como Messuti fueran verdaderas personas de teatro entenderían que el teatro es realizable en cualquier espacio", destaca.

El actor y escritor cuestionó que en esta ocasión se le haya impedido a Norkys Batista presentarse en la hostería oriental, donde, apunta, no era la primera vez que montaba su espectáculo.

"Si él dice que eso no es un teatro, entonces ¿por qué anteriormente se alquiló para hacer otras presentaciones? Esta es a todas luces una medida política, está embadurnada y manchada de todo el sesgo político que estamos viviendo en este momento. No tiene ninguna otra forma de ser evaluada y no estoy de acuerdo con eso. Cuando se dice que el contenido de la obra no es acorde con los postulados o lo que él lleva en Venetur, entonces ¿por qué se autorizó antes esa presentación? Eso me pregunto yo...", concluye Basilio Álvarez.






















































Tres tipos y un Cavalier 

Por: Milagros Socorro


—La shalma, la shalma.

Dónde está la shalma.
La primera llamada llega alrededor del mediodía.

Viene a interrumpir una conversación con mi esposo, a quien he preguntado qué significa ese verso de Simón Díaz, de la canción "El alcaraván", que dice: "Que fuiste tú, que yo, que no, que si tú…". Y me lo está explicando: en el llano hay la creencia de que cuando un alcaraván se acerca a un grupo de gente y canta es porque hay entre ellos una mujer embarazada.

Las jóvenes solteras se alertan porque si el ave echa a cantar, será porque el beso del morichal ha sido más que eso y de seguro alguna estará preñada.

Entonces la dan en señalarse unas a otras.
En este punto suena el teléfono.

Para ese momento ya he recibido varios mensajes de texto que se dividen en tres grupos: 1) propaganda oficialista, a la que no pongo más reparo que su pésima ortografía y el abuso que implica llenar un teléfono de spam; 2) mensajes insultantes, que no me inquietan en lo absoluto: llevo 14 años combatiendo el régimen de Chávez y defendiendo el derecho de los venezolanos de expresarse con libertad.

Mi trabajo es público, de manera que cualquiera puede opinar sobre mi oficio y sobre mí sin que esto suponga una violación de la ley.

El contenido de este grupo de mensajes es mayoritariamente de orden sexual: se nos atribuye, tanto al candidato de la Mesa de la Unidad Democrática como a mí, una poderosa imantación hacia el pene de los hombres negros (tesis permanente del chavismo, apoyada en uno de los tópicos del racismo, que apunta a la supuesta hipersexualidad de las razas de escaso discernimiento); y no falta quien me aluda como "vieja lésbica", lo que recibo con la gratitud de quien atisba una dulce deriva cuando mis gracias de Venus ya no encanten a mi amado Marte.

Y 3) las amenazas de muerte.
Estas amenazas, que sí constituyen un delito del que no me hago cómplice, empezaron el viernes 15 de marzo, a eso de las 17 horas, cuando me encontraba en Globovisión con mi colega María Elena Lavaud.

A una invitación de ella para formular un mensaje a los votantes, de cara al compromiso de abril, dije que no iba a decirles a los adultos lo que tienen que hacer.

Confirmé que yo siempre, a todo evento, voto; y pedí, eso sí, a quienes llamen a la abstención que no volvieran a molestarme por mis repetitivos llamados a votar.

Me estaba dirigiendo a cierta jauría que tengo en nómina, que se dedica a perseguirme e insultarme en cada evento electoral, cuando yo me amarro a la cantilena institucional.

Dado que lo único que sé hacer es leer, escribir y hablar, y que soy incapaz incluso de pegar un grito desde el balcón, pues no me queda sino la vía previsible, poco heroica y vacuna del voto.

La consecuencia, sistemáticamente, es ser tildada de cómplice del CNE, celestina de Tibisay Lucena y, por cierto, ávida de falo ajeno.
En esa ocasión, repetí –o quise repetir– lo que ya había dicho a través de Twitter: Los valientes que estén contra el voto que se levanten en armas y que nos dejen a los timoratos hacer nuestras colas desde las 6:00 de la mañana.

No pude terminar la frase.

Una productora de Globovisión empezó a agitar una carpeta como un buchón aleteando desesperado al quedar preso por la mancha de petróleo.

A mi lado, María Elena balbuceaba nerviosa.

No podía decir la palabra "armas". Sin embargo, subrayé mi intención de ridiculizar a quienes pretenden acallarme en mi defensa de las vías democráticas, fervor que explica, por cierto, mi rechazo a Chávez a primera vista.
Esa primera llamada fue seguida por muchas.

Resultó que aquellas frases ininteligibles provenían de una pobre mujer que sólo atinaba a repetir "la shalma, dónde está la shalma". No tenía idea de quién era yo ni de qué había dicho.

Simplemente, la pusieron a hacer de revolucionaria.
En todas las ocasiones, el amado Marte, un sobrio y corajudo oficial retirado de la Guardia Nacional, respondió las llamadas desde su celular.

A todos les dejó su nombre, su número de teléfono y la información, que mucho me honra, de que es mi esposo.

A todos les pidió que lo contactaran.

La respuesta fue el mutismo cobarde o, peor, un tartajeo de analfabetas.
Naturalmente, tengo anotados para consignarlos en Fiscalía los números de donde me enviaron amenazas de muerte.

También conservo los mensajes de texto con el mismo, fracasado, ánimo de intimidación.

Y sabemos que varios fueron hechos en un alquiler de celulares de La Previsora cuyo dueño le dijo a Marte que eran tres tipos, que al ser conminados a ponerse al teléfono, salieron corriendo para huir en un Cavalier.
He aquí el legado de Chávez: unos miserables desheredados a quienes pagan para amenazar de muerte a periodistas.

Desde luego, sólo la muerte nos hará callar.

Lo que no se aplica, por cierto, a instituciones, personalidades, medios de comunicación y amigos, que han perdido una gran oportunidad para manifestar su compromiso libertario.

No hay comentarios: