Lo bueno y lo malo de Chávez
HERBERT HUDDE | EL UNIVERSAL
miércoles 27 de marzo de 2013 12:00 AM
Sin pretender analizar exhaustivamente toda la gestión de gobierno de Chávez, me propongo aquí evaluar los aspectos que para mí fueron los más relevantes de la misma. En algunas áreas, aunque de cierta importancia, pero sobre las cuales no conozco lo suficiente como para opinar con propiedad, me he abstenido de hacer comentarios.
Lo bueno.
Las cosas buenas que hizo Chávez se derivan prácticamente todas de su legítimo deseo de combatir la pobreza, por lo que la puso en la palestra pública como primera prioridad. Esto hay que reconocerlo y aplaudirlo, y yo siempre lo he hecho.
En este aspecto tenemos todas esas cosas que hizo en el ámbito social, como la alfabetización de mucha gente, barrio adentro, la apertura de oportunidades de estudio a todos los niveles para la gente de menos recursos, lo de pensionar a todos los viejos aunque no hayan cotizado, el haber puesto a comer a mucha gente que antes prácticamente no lo hacía, y algunas cosas más, que no creo necesario detallar porque la gente las conoce, pero que sería mezquino no reconocerle, como hay quien lo hace.
Ahora bien, sin pretender quitarle méritos, conviene aclarar que todo lo mencionado lo pudo hacer, no porque enseñó a la gente a pescar, sino porque le dio los pescados, provenientes, no de haber hecho más productivo al país, sino del regalo petrolero que Papadiós nos concedió. Pero independientemente de eso, lo hizo, así que se lo anotó en su haber.
Creo que la lección que dejó Chávez para los gobiernos que vengan en el futuro, en el sentido de que van a tener que atender seriamente el tema de la pobreza, es el mayor y mejor legado que pudo hacerle al país. Lo aplaudo por eso, que ciertamente era justo y necesario.
Lo malo.
El manejo de la economía. Este es uno de los aspectos más grotescamente negativos de su gestión, pues logró destruir una parte importante del aparato productivo, y también llevó la inversión privada a niveles irrisorios, con las más desastrosas políticas que uno pueda imaginar, como la cambiaria, los controles, etc., aderezadas con su pugnaz y pernicioso discurso antiempresarial, totalmente innecesario.
La polarización del país. Este es otro de los aspectos funestos que nos deja, pues logró dividir al país en dos toletes irreconciliables, inculcando a los que menos tienen un gran odio por los que tienen algo o bastante. Con ello nos encaramó sobre un barril de pólvora que ojalá no estalle nunca.
El irrespeto a la institucionalidad y las leyes. Los poderes públicos fueron transformados por Chávez en estos 14 años en simples lacayos, ni siquiera del ejecutivo, sino suyos. Se destruyó la separación e independencia de los poderes. La Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia, la Contraloría General de la Republica, etc., sólo sirvieron para apuntalar las arbitrariedades de Chávez, sin pararle ni medio a la Constitución, las leyes y los principios democráticos. El desacato a ellas y ellos fue notorio, al punto de que según lo establecido por la Constitución que ordenó modificar tramposamente, Chávez ni siquiera podría haber sido candidato a la reelección presidencial del 2012, y simplemente lo fue.
La destrucción de la infraestructura del país. Este se encuentra en ruinas: la vialidad es un asco a todos los niveles; hay fallas tremendas en lo relativo a las aguas, tanto blancas como negras; de la generación y distribución de electricidad, ni hablar; etc. Con el dineral que entró al país en estos años, esto es inaudito.
Si el balance fue positivo o negativo, lo dejo al juicio de cada quien. Finalmente no puedo dejar de comentar, que bueno, regular o malo, el hombre se transformó en un personaje de época, de los que nacen, como dicen por ahí, uno cada 100 años, que impactó a todo el mundo, que no hay nadie en este planeta que no supiera ni hablara, mal o bien, de Chávez, y que debe haber muy pocos que no hayan tomado partido respecto a él, a favor o en contra.
Paz a sus restos, y mis sentidas condolencias a sus familiares, sobre todo a su señora madre.
herbert_hudde@yahoo.es
Lo bueno.
Las cosas buenas que hizo Chávez se derivan prácticamente todas de su legítimo deseo de combatir la pobreza, por lo que la puso en la palestra pública como primera prioridad. Esto hay que reconocerlo y aplaudirlo, y yo siempre lo he hecho.
En este aspecto tenemos todas esas cosas que hizo en el ámbito social, como la alfabetización de mucha gente, barrio adentro, la apertura de oportunidades de estudio a todos los niveles para la gente de menos recursos, lo de pensionar a todos los viejos aunque no hayan cotizado, el haber puesto a comer a mucha gente que antes prácticamente no lo hacía, y algunas cosas más, que no creo necesario detallar porque la gente las conoce, pero que sería mezquino no reconocerle, como hay quien lo hace.
Ahora bien, sin pretender quitarle méritos, conviene aclarar que todo lo mencionado lo pudo hacer, no porque enseñó a la gente a pescar, sino porque le dio los pescados, provenientes, no de haber hecho más productivo al país, sino del regalo petrolero que Papadiós nos concedió. Pero independientemente de eso, lo hizo, así que se lo anotó en su haber.
Creo que la lección que dejó Chávez para los gobiernos que vengan en el futuro, en el sentido de que van a tener que atender seriamente el tema de la pobreza, es el mayor y mejor legado que pudo hacerle al país. Lo aplaudo por eso, que ciertamente era justo y necesario.
Lo malo.
El manejo de la economía. Este es uno de los aspectos más grotescamente negativos de su gestión, pues logró destruir una parte importante del aparato productivo, y también llevó la inversión privada a niveles irrisorios, con las más desastrosas políticas que uno pueda imaginar, como la cambiaria, los controles, etc., aderezadas con su pugnaz y pernicioso discurso antiempresarial, totalmente innecesario.
La polarización del país. Este es otro de los aspectos funestos que nos deja, pues logró dividir al país en dos toletes irreconciliables, inculcando a los que menos tienen un gran odio por los que tienen algo o bastante. Con ello nos encaramó sobre un barril de pólvora que ojalá no estalle nunca.
El irrespeto a la institucionalidad y las leyes. Los poderes públicos fueron transformados por Chávez en estos 14 años en simples lacayos, ni siquiera del ejecutivo, sino suyos. Se destruyó la separación e independencia de los poderes. La Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia, la Contraloría General de la Republica, etc., sólo sirvieron para apuntalar las arbitrariedades de Chávez, sin pararle ni medio a la Constitución, las leyes y los principios democráticos. El desacato a ellas y ellos fue notorio, al punto de que según lo establecido por la Constitución que ordenó modificar tramposamente, Chávez ni siquiera podría haber sido candidato a la reelección presidencial del 2012, y simplemente lo fue.
La destrucción de la infraestructura del país. Este se encuentra en ruinas: la vialidad es un asco a todos los niveles; hay fallas tremendas en lo relativo a las aguas, tanto blancas como negras; de la generación y distribución de electricidad, ni hablar; etc. Con el dineral que entró al país en estos años, esto es inaudito.
Si el balance fue positivo o negativo, lo dejo al juicio de cada quien. Finalmente no puedo dejar de comentar, que bueno, regular o malo, el hombre se transformó en un personaje de época, de los que nacen, como dicen por ahí, uno cada 100 años, que impactó a todo el mundo, que no hay nadie en este planeta que no supiera ni hablara, mal o bien, de Chávez, y que debe haber muy pocos que no hayan tomado partido respecto a él, a favor o en contra.
Paz a sus restos, y mis sentidas condolencias a sus familiares, sobre todo a su señora madre.
herbert_hudde@yahoo.es
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