Fue llevada a Caracas, recibiendo veneración primeramente en la
capilla de san Pablo, de donde obtuvo el apelativo por el que es conocido.
Cuenta la leyenda que, en el año 1597, azotó la ciudad una epidemia de peste del vómito negro o escorbuto, y por la devoción popular hacia la imagen, fue sacada en rogativa. Durante la procesión pasó por un huerto cercano a su templo, sembrado de limoneros, y un racimo de limones quedó enredado entre la corona de espinas del nazareno, cayendo algunos al suelo. Los devotos los recogieron, dándolos como medicina a los enfermos, quienes sanaron prontamente.
La imagen fue consagrada el 4 de julio de 1674 por fray González de Acuña, y recibió culto en la capilla de san Pablo hasta que en 1880 el presidente
Guzmán Blanco ordenó su derribo, levantando el mismo lugar el teatro municipal. El mismo presidente mandó erigir en honor a su esposa la
basílica de Santa Teresa, siendo trasladada la imagen a este nuevo templo, donde es venerada en la actualidad.
Se trata de una de las imágenes que participa en las celebraciones de la
Semana Santa en Caracas, realizando su
estación de penitencia el día de
Miércoles Santo en una procesión que dura entre tres y cuatro horas. Días antes de la celebración, los devotos adornan la imagen con cinco mil orquídeas. Para su salida procesional, es vestido con una túnica morada, bordada con hilo de oro, con los símbolos de la pasión, y adornada con decenas de perlas, así como por sortijas y otros exvotos.
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