Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

lunes, 25 de marzo de 2013

"El presidente Chávez inicialmente tuvo unas referencias teóricas no perfectamente definidas", cuenta el profesor de Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid, Juan Carlos Monedero: "Tuvo un compromiso con los pobres y una identidad nacional vinculada a Bolívar. Todo eso, sin embargo, no constituye un corpus; allí es cuando aparecen personajes que se presentaron como asesores, pero que pecaron de absoluta arrogancia pretendiendo arrogarse la construcción del presidente Chávez".


El chavismo según los chavistas

Entre El oráculo del guerrero y los libros de Chomsky hay mucha tela que cortar. ¿Hacia dónde irá el "Socialismo del siglo XXI"? Dos teóricos de la izquierda responden esa duda ahora que llegó el Chavismo sin Chávez. Por Joseph Poliszuk

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Chávez, Mao, Castro, El Che, Marx, Bolívar y otros de los apóstoles del Socialismo del siglo XXI. Todos reunidos en un graffiti del 23 de Enero GIL MONTAÑO / ARCHIVO
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EL UNIVERSAL
domingo 24 de marzo de 2013  12:00 AM
La primera vez que Hugo Chávez se declaró socialista fue el 25 de febrero de 2005. Los devaneos con el tema venían desde hacía tiempo, pero ese día finalmente salió del clóset. "Entonces si no es el capitalismo ¿qué? Yo no tengo duda, es el socialismo", dijo a una audiencia que instalaba en el país la IV Cumbre de la Deuda Social.

"Ahora ¿qué socialismo? ¿Cuál de tantos? Pudiéramos pensar incluso que ninguno de los que han sido", añadió. "Aun cuando hay experiencias, hay logros y avances en muchos casos de socialismo, tendremos que inventárnoslo y de allí la importancia de estos debates y de esta batalla de ideas; hay que inventar el 'Socialismo del Siglo XXI' y habrá que ver por qué vías".

Ese discurso anunció el camino que el país emprendió al año siguiente. La nueva etapa comenzó el mismo día de la elección del 3 de diciembre de 2006, cuando -recién relegitimado- advirtió desde el Balcón del Pueblo del Palacio de Miraflores, que "más de 60% de los venezolanos votó no por Chávez sino por un proyecto que tiene nombre: el socialismo bolivariano".

La ruptura con el pasado tardó 8 años, un poco más de lo pautado. "Tenemos un proyecto de transición de 3 años de plazo", había dicho Chávez en una entrevista que en 1998 publicó el historiador Agustín Blanco Muñoz en el libroHabla el comandante. Lo que vino después ya es bien conocido: el líder de la revolución bolivariana avanzó su proyecto hasta sus últimos días y, otra vez relegitimado, a partir del pasado 7 de octubre vino firme con el "Estado comunal" y la intervención de las escuelas por medio de unos "consejos educativos".

"Y eso no debe parar". Es lo que dice el académico español Juan Carlos Monedero, quien formó parte del equipo que asesoró a Chávez en una suerte de laboratorio ideológico, que en 2004 salió al ruedo bajo el nombre de Centro Internacional Miranda.

"Cuando el Presidente dijo en 2005 que la solución para Venezuela es el socialismo, estaba blindando el futuro", afirma. "Pudo haber hecho una propuesta en nombre del chavismo, igual que Perón en Argentina, pero también vinculaba demasiado su persona hacia el futuro".

De Londres al socialismo 

El británico Alan Woods, otro de los firmes partidarios del marxismo que rodearon a Chávez, también llama a cerrar filas con el Proceso. "Creo que los logros sólo se pueden garantizar si la Revolución da un paso audaz hacia adelante, para volverse verdaderamente irreversible". Eso opina desde Londres, donde empaca maletas para viajar a un encuentro de intelectuales de izquierda, que la próxima semana se reunirán en Caracas invitados por la llamada Asociación en Defensa de la Humanidad.

El nombre de Woods salió al ruedo cuando en 2010 llamó al Gobierno a nacionalizar la banca y apretar el alicate en la política de expropiación de tierras. Había ido y venido varias veces por Caracas, pero fue después de publicar un documento -que tituló con el nombre de ¿A dónde va la revolución bolivariana?- cuando enardeció el debate, por advertir públicamente que si Chávez quería imponerse "no podía haber conciliación con la burguesía".

Ahora que falta el líder, su ex asesor no ha cambiado de ideas. Dice que se puede tener una economía capitalista de mercado o una economía socialista pero no ambas al mismo tiempo porque entonces ocurren distorsiones en la economía. Para resolver los problemas actuales de la economía, por eso insiste otra vez en nacionalizar los sectores clave y en terminar de afianzar un nuevo sistema.

"No creo que se pueda hablar del Socialismo del siglo XXI como algo nuevo y único, de este llamado socialismo del siglo XXI sólo se puede decir que nadie tiene la menor idea de lo que es", señala. "Se trata de una botella vacía, que puede llenarse con el contenido que le guste a cada uno. El problema es que esta botella vacía ha sido presentada por la burocracia con todo tipo de ideas reformistas acerca de una economía mixta y cosas similares".

Entre Guaicaipuro y Marx 

Alrededor de Chávez montaron tienda desde los colectivos más extremistas de las parroquias de Caracas hasta lo que en sus propias filas bautizaron como la derecha endógena. En el 23 de Enero lo explican con un graffiti que muestra una versión de la Última cena a la venezolana. Allí, Jesucristo cabe en la misma mesa con apóstoles que van desde el mismísimo Chávez, el Che Guevara y los hermanos Fidel y Raúl Castro hasta otros de la talla de Marx, Lenin, Mao, Bolívar, Andrés Bello, Simón Rodríguez y el cacique Guaicaipuro.

De 1992 para acá, en el chavismo ha habido cabida para muchas cosas. Incluso, hasta para el "Capitalismo democrático" y "la Tercera vía" del ex primer ministro británico Tony Blair. Aunque hoy se trata de una mera anécdota, el Hugo Chávez de 1998 hablaba de una espada de conciencia y otros adagios que venían de El oráculo del guerrero, un libro que llegó a sus manos por recomendación de quien entonces era su esposa, Marisabel Rodríguez.

"Vamos a desenvainar la espada de la conciencia, que es el voto para el día de las elecciones", dijo el 23 de noviembre de 1998 evocando el libro. "Después la guardaremos y posteriormente la sacaremos para reconstruir al país y librar otras batallas".

Ahora sin profeta 

Como bien lo apuntó el analista político Alberto Garrido, uno de los más meticulosos a la hora de estudiar el proceso bolivariano, en los primeros años de Chávez influyeron su hermano, Adán, junto a dirigentes de la izquierda tradicional como Douglas Bravo.

El llamado Socialismo del Siglo XXI fue un término que el teórico alemán, Heinz Dieterich, acuñó a finales de los 90 y que años más tarde llegó importado por la Revolución Bolivariana.

En las últimas columnas que publicó antes de morir en 2007, Alberto Garrido refiere que Chávez y su socialismo tuvieron una influencia intelectual de escritores como el norteamericano Noam Chomsky y el alemán Heinz Dieterich. Y antes de conocerlos, también contó con el sociólogo argentino Norberto Ceresole, que desde 1994 lo acompañó a recorrer el país y a refinar las fórmulas de la llamada alianza cívico-militar.

"El presidente Chávez inicialmente tuvo unas referencias teóricas no perfectamente definidas", cuenta el profesor de Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid, Juan Carlos Monedero: "Tuvo un compromiso con los pobres y una identidad nacional vinculada a Bolívar. Todo eso, sin embargo, no constituye un corpus; allí es cuando aparecen personajes que se presentaron como asesores, pero que pecaron de absoluta arrogancia pretendiendo arrogarse la construcción del presidente Chávez".

Para Monedero, fue el día a día y la confrontación con la realidad la que realmente armó la ideología de Chávez. Recuerda, además, que más allá de todo el desfile de asesores, la influencia más clara vino de Fidel Castro quien, entre tantos encuentros, en 2004 ayudó a construir las misiones y otros de los programas sociales que ayudaron a anclar al Gobierno.

Ahora le toca al chavismo seguir sin su líder. "Ese es el gran reto que tiene Nicolás Maduro", afirma Monedero. "Dice la Biblia que los profetas te llevan a la tierra prometida, pero nunca entran y aquí ha ocurrido algo similar: Maduro va a tener que manejar con política lo que el presidente Chávez solventaba con su carisma".

jpoliszuk@eluniversal.com

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