Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

viernes, 29 de marzo de 2013

"El pueblo venezolano está en proceso de purificación por su propia responsabilidad, símil del pueblo hebreo en el desierto. Éxodo. Y que su credo es débil y superficial en su práctica religiosa porque "este pueblo me alaba con la boca y me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí". Isaías 29:13


La manipulación política de la religión

FRANCISCO RIVERO VALERA |  EL UNIVERSAL
viernes 29 de marzo de 2013  12:00 AM
El 99% de los venezolanos son religiosos. El 88% católico, con 26.9 millones. El Nacional  4-3-12. El 12%, de otras religiones, agnósticos y ateos.

La actitud religiosa de los creyentes es insólita en 3 circunstancias: ante necesidades materiales, salud o política.

Ante necesidades materiales, la gente utiliza a Dios como supermercado, orando para pedir cualquier cosa: carro nuevo. Casa grande. Ganar el primer premio de la  lotería. Una pareja bonita y con mucho dinero. Y demás.

Por la salud la gente suplica muchas veces con chantaje diciendo, por ejemplo: si me curas, llevaré una medallita colgada en el cuello por el resto de mi vida, pero si no me sanas no volveré más nunca a la iglesia, ni siquiera los domingos.

Y hasta piden por milagros, como que si los milagros fuesen tan comunes como el antiácido, que se encuentra en cualquier farmacia, e ignorando que suplicar por un milagro es la actitud propia de toda persona que tiene poca fe.

Pero el colmo de la manipulación es involucrar a la religión en la política.

Involucrar a  Dios en la política es imposible. En parte, porque Dios no es involucrable ni manipulable por capricho del ser humano. Y, en parte, porque en esta dimensión humana, tan distante de la divina, los únicos manipulables son los creyentes. O sea, el objetivo de los políticos de incorporar la religión en su lucha proselitista no es tanto por Dios, que no es manipulable, sino para aprovechar la fe de los creyentes e inclinar su opinión en beneficio de promesas electorales que muchas veces son contradictorias con el credo. Como el comunismo para católicos.

Sirvan como ejemplo las últimas campañas electorales de Venezuela.

En la campaña para el 7 de octubre del 2012 la manipulación religiosa fue tan intensa que se puede bautizar como la histórica campaña del credo. Ningún candidato había invocado tanto a Dios, y utilizado tan intensamente el recurso electoral de la religión, como hasta ese momento. Y por ambos candidatos, con algunas diferencias.

Recuerde al oficialista. Siempre fue manipulador religioso. Invocó la ayuda divina en incontables oportunidades: ante la imagen del Santo Cristo de la Grita, en oficios religiosos y demás, suplicando por la salud y su triunfo electoral. Y con lágrimas en los ojos. Y, por si acaso, para asegurar los resultados también acudió al sincretismo religioso, invocando ayuda esotérica a través de chamanes, babalawos y la nigromancia con la exhumación de los restos de Simón Bolívar.

Y ganó las elecciones. Únicamente.

En cambio, el candidato de la oposición solo invocó a Dios como dogma personal de fe. Y,  el pueblo venezolano religioso lo acompañó en oración ecuménica para suplicar la ayuda divina en el anhelado cambio democrático del país.

Y perdió las elecciones. Pero ganó la vida.

Al final, todo fue confusión de fe. Hasta dudar del triunfo del bien sobre el mal, y de preguntar: ¿dónde está Dios? O, peor aún: Dios ha muerto, como eco de la blasfemia de Nietzsche y  Hegel.

Y es que, estos traumas de fe hacen creer, sin ser teólogos, que el pueblo venezolano está en proceso de purificación por su propia responsabilidad, símil del pueblo hebreo en el desierto. Éxodo.  Y que su credo es débil y superficial en su práctica religiosa porque "este pueblo me alaba con la boca y me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí". Isaías 29:13

Pero, como el tiempo de Dios es perfecto, Eclesiastés 3, tenemos la esperanza de aumentar nuestra fe a corto plazo.

Amén.

riverovfrancisco@hotail.com

@friverovalera


Cristo y Chávez

JOSÉ DOMINGO BLANCO (MINGO) |  EL UNIVERSAL
viernes 29 de marzo de 2013  12:00 AM
Es el primero de los Diez Mandamientos: "No tendrán otro Dios aparte de mí". El segundo por su parte nos ordena que "no harán imágenes de dioses falsos". Estamos en Semana Santa y qué mejor momento para traer a colación estos mandamientos, que nos recuerdan quién es Dios y a quién le debemos respeto. Y ya verán por qué hoy, a propósito de los días santos, me quiero dedicar a este tema.

Después de la muerte de Chávez, hemos escuchado a los herederos de la "revolución" ensalzar, alabar, enaltecer y glorificar la vida y obra de su líder. No sólo por la conveniencia electoral de mantenerlo vivo en el recuerdo y en los corazones de quienes votaban por él. No me canso de repetir que, como Maduro no es Chávez, de alguna manera u otra, el chavismo necesita conservar "activo" y en campaña al difunto presidente. Posiblemente, eso es lo que los ha llevado a extremos tan inusuales de devoción.

A viva voz se la pasan repitiendo que "Chávez no está muerto porque su esencia permanecerá entre nosotros". A más de un chavista le he oído decir: "Chávez está ahora al lado de Cristo" o "Chávez es como Dios que está presente entre nosotros pero no lo vemos". Si así es como los chavistas estiman sostener este desastre, asegurando que "Chávez es como Dios", no me extrañaría que dentro de poco alguien salga diciendo que el difunto le hizo el milagrito. ¡Y eso sí sería el colmo del fanatismo!

Lo cierto del caso es que, la sarta de ponderaciones divinas hacia el comandante no cesa. Hace poco, en algún periódico vi la foto de un rosario rojo rojito que el oficialismo estaba repartiendo entre sus seguidores, con la imagen de Chávez. Y en otro diario publicaron un trabajo con la foto de la vitrina de una tienda de santería, la cual lucía el busto del comandante -con boina roja y vestido de verde- para que desde ya quienes practican estos rituales, lo incorporasen a sus altares y comenzaran a prenderle velas.

Quizá esa sea la razón por la cual el cardenal Urosa, recién llegado del Vaticano, en su  homilía del Domingo de Ramos aseguró que "Jesús de Nazaret es el mismo Dios hecho hombre, el que murió en la cruz por nosotros y resucitó al tercer día con lo cual demuestra su divinidad. No podemos igualarlo a persona alguna. Es único e irrepetible. A Jesuscristo no podemos compararlo con ningún gobernante".

Obviamente, la Iglesia tenía que pronunciarse ante lo que, a todas luces, parece una herejía. Y, como estamos en Semana Santa, el momento es perfecto. ¿O es que acaso ustedes no escucharon las palabras de Maduro después de que el cardenal Jean Louis Tauran anunciara  Habemus Papam? Nicolás tuvo el desatino de decir que seguramente Chávez había influido en la elección Francisco I y que no dudaba que, a su llegada a las alturas, convocara un referéndum para poner el Cielo en manos del pueblo. ¡Habráse visto semejante blasfemia!

Obviamente, el chavismo lo que pretende, a como dé lugar, es "endiosar" a Chávez,  mercadearlo como el Cristo de los pobres, para consagrarlo en el colectivo y propiciar un culto póstumo entre quienes engrosan sus filas. Una estrategia, a mi juicio, un poco desesperada. Porque, yo no sé a ustedes; pero para mí el difunto presidente no tiene, ni remotamente, perfil de beato.

Y las razones para que no sea "santo de mi devoción" sobran. Cuántas veces, con su lenguaje procaz y grosero, insultó a cuanta persona se le atravesaba. Ni siquiera la Iglesia y sus representantes se salvaron de sus ráfagas de odio. Chávez no bajó la guardia ni después de ser diagnosticado con cáncer; mucho menos bajó el tono ofensivo. Hasta Benedicto XVI fue blanco de sus soeces comentarios. Recuerdo cómo, en medio de un arrebato de cólera, le pidió al entonces canciller (por cierto, Nicolás Maduro) que revisara los convenios de Venezuela con el Vaticano. "Cristo no necesita ningún embajador en la Tierra. Cristo está en el pueblo y en los que luchamos por la liberación de los humildes" dijo en esa ocasión en la que, como era de esperar en un pueblo cegado por el resentimiento, generó un fervoroso aplauso.

Fueron muchas las ocasiones en las que arremetió contra la Iglesia. Recuerdan cuando dijo "se podrán vestir de cardenales, de obispos; pero ustedes son el verdadero demonio. Defensores de los más podridos intereses. Son unos verdaderos vagabundos, del cardenal pa bajo. Una cuerda de vagabundos que deberían salir a trabajar. El cardenal es un sinvergüenza, un maleante...". ¿Y sus palabras cuando murió el cardenal Castillo Lara? Fueron tan duras que, por pena ajena, prefiero no citarlas.

El caso es que ofender era uno de los más notorios atributos de Chávez. Los insultos, cargados de odio, saltaban de su boca con facilidad y sin miramientos, para embestir contra todo aquel que no estuviese de acuerdo con él. ¿Y es a ese ser oscuro, hostil, agresivo, impío, grosero a quien quieren endilgarle la imagen de Cristo? ¡Qué Dios nos libre y se apiade de nosotros!

mingo.blanco@gmail.com

@mingo_1

No hay comentarios: