Un espejo que muestra solo perversiones
La cinta está protagonizada por Claudia La Gatta, Luis Fernández, Isabella Santodomingo, Paola Rey, Clarissa Sánchez y Eduardo Orozco
Espejos es una película incómoda. Desde la primera secuencia los espectadores tendrán que acomodarse bien en sus sillas para digerir las situaciones irritantes por las que atraviesan sus personajes.
A medida que transcurre el argumento se va armando el rompecabezas de seis historias perturbadoras que terminarán por comunicarse. La primera pertenece a Virginia, un ama de casa muy religiosa que viola sus códigos conservadores al verse envuelta en una aventura sexual arriesgada.
De entrada, la ópera prima de César Manzano plantea una escena bastante desagradable, sobre todo para las mujeres. En el consultorio de un ginecólogo, Virginia (Clarissa Sánchez) se somete a una citología. El plano principal se enfoca en el espéculo y en la molestia que causa en la paciente al abrir su vulva. Los resultados de esta visita médica irán más allá de un simple examen. El juego de la doble moral es parte fundamental de esta película.
“Espejos muestra esa lucha diaria del hombre con sus propios demonios; es un asunto de la vida cotidiana que nos afecta a todos”, indica el director sobre este trabajo, que nació como un proyecto para televisión. La historia estaba construida para 12 capítulos que serían vendidos a HBO. El guión terminó engavetado hasta que, impulsado por Héctor Palma, decidieron llevarlo a la pantalla grande.
El rodaje lo estructuraron por cortometrajes. En el segundo capítulo se presenta a Arianna, una modelo exitosa que se convierte en actriz, que está perdida en un mundo de drogas y de sexo desenfrenado. El papel está interpretado estupendamente por Claudia La Gatta. Su participación es de las más destacadas dentro de la historia, por la oscuridad dramática que le imprime desde el comienzo. Luis Fernández, Isabella Santo Domingo, Paola Rey, Eduardo Orozco y el mismo César Manzano, completan el elenco de estas seis historias dramáticas.
En el largometraje, las presentaciones de los personajes están muy bien estructuradas. Sin embargo, a medida que avanza el argumento, una serie de situaciones absurdas, irritantes y perversas golpean al espectador, en muchos casos innecesariamente. En Espejosademás, se refuerzan estereotipos desafortunados como la promiscuidad homosexual, vinculada al mundo de las drogas y a conductas llenas de perversión.
Más que entretener, el final de la película es perturbador, por las escenas duras y de violencia desenfrenada que llegan a asquear.
Para Manzano, estos seis personajes evocan un grito latinoamericano, que frente a un espejo tocan las sabias palabras de Octavio Paz: “La esencia misma de la vida de todo ser humano es la soledad”.
Espejos, de César Manzano
Estreno próximo viernes 12 de diciembre
Salas Cinex y Cines Unidos
Estreno próximo viernes 12 de diciembre
Salas Cinex y Cines Unidos
La temática me recuerda a una realizadora de cine italiano que admiré mucho y presentaba justamente el lado oscuro de la condición humana:
formando parte del jurado
de la edición del 2009 del
(Carpi, Módena, Italia, 12 de enero de 1933) es una guionista y directora de cine italiana, que estudió literatura y se diplomó en el Centro Experimental de Cinematografía; sus películas más emblemáticas son El portero de noche y Más allá del bien y el mal, film sobre la vida de Nietzsche.
Liliana Cavani
Realizó dos versiones cinematográficas sobre la vida de San Francisco de Asís: Francesco d'Assisi (1966) y Francesco (1989) con Mickey Rourke.
Se dedica también a la dirección de óperas, destacándose La Traviata de Verdidirigida por Riccardo Muti en La Scala, Cavalleria Rusticana de Mascagni yManon Lescaut de Puccini entre otras.
Filmografía
- Ripley's Game (2002)
- Dove siete? Io sono qui (1993)
- Francesco (1989)
- Berlin Affair (1985)
- Oltre la porta (1982)
- La Pelle (1981)
- Al di là del bene e del male (Más allá del bien y el mal) (1977)
- Milarepa (1974)
- Il portiere di notte (1974)
- L'ospite (1971)
- I Cannibali (1970)
- Galileo (1969)
- Francesco d'Assisi (1966)
Una de sus obras más conocidas, ilustra esa temática sostenida en todas sus obras.
El Portero de noche (Il Portiere di notte) es una película dirigida porLiliana Cavani en 1974 y protagonizada por Charlotte Rampling y Dirk Bogarde.
Dirección: Liliana Cavani.
Guión: Liliana Cavani & Italo Moscati.
Música: Danièle Paris.
Fotografía: Alfio Contini.
Reparto: Charlotte Rampling, Dirk Bogarde, Philippe Leroy, Gabriele Ferzetti, Piero Vidal, Nora Ricci, Isa Miranda, Giuseppe Addobbati.
Viena, 1957. Una mujer judía, esposa de un director de orquesta, reconoce en el portero del hotel en el que se aloja al oficial nazi que, en un campo de concentración, la había utilizado como objeto sexual en una tortuosa relación sadomasoquista.
El portero de noche (1973) es la película más conocida y polémica de Liliana Cavani, una directora con una muy breve producción que no hubiera pasado a la historia del cine de no ser por este film. El portero de noche se ganó su sitio en esta historia a raíz del espinoso tema que trata y también por el recurso a un erotismo un tanto cutre pero que en su época resultaba bastante novedoso. El revuelo que provocó en su estreno fue mayúsculo, uniéndose a esa corriente que ve la luz en esos años y que dio lugar a películas como El último tango en París (Bernardo Bertolucci, 1972). Sin embargo, reducir El portero de noche a mero film erótico, comprándolo con Emmanuelle(Just Jaeckin, 1974), por ejemplo, creo que es injusto e inexacto. Es verdad que Liliana Cavani recurre a escenas eróticas en su película, pero el mensaje que quiere comunicarnos creo que es otro.
Lo que plantea la película, y donde reside su mayor problemática, es la relación entre un verdugo y su víctima con el telón de fondo del nazismo. Max (Dirk Bogarde), un oficial nazi, se encapricha de una de sus prisioneras, Lucía (Charlotte Rampling), y establece una extraña relación con ella basada en el miedo, la sumisión y el sadomasoquismo. Una vez terminada la guerra, sus destinos se separan hasta el día en que el azar los vuelve a reunir. Cuando lo esperado sería el odio o la repulsa de Lucía hacia él, lo que sucede es que se reanuda la relación entre ambos. Él ama a esa mujer que fue suya por completo cuando era una chiquilla, ella siente una especie de enfermiza atracción hacia su guardián.
Esta relación es el eje de la película. Es complicado entenderla y también aceptarla. Y más cuando la directora tampoco se toma muchas molestias en explicarla. Movida por el efectismo y cierta pendantería, Liliana Cavani construye una historia que escarba en las miserias humanas y que intenta adornar a base de provocación, morbo y una bella banda sonora que no termina de encajar, sin embargo, con el tono algo cutre de la cinta. Pero estas crítica no implicar el negar que la propuesta parece intentar ir más allá de un film erótico al uso. El problema es que hoy en día ya no es una película que pueda escandalizarnos por lo que, desprovista de su carga erótica, nos quedamos solo frente a un argumento que parece muy limitado, una puesta en escena no muy brillante y una duración a todas luces excesiva.
Y también, aunque esto ya es una cuestión más personal, está una estética de dudoso buen gusto, con algunas escenas en que se recurre a clichés eróticos de dudosa eficacia que con el paso de los años muestran toda su vacuidad.
Mención aparte merece el trabajo de Dirk Bogarde y Charlotte Rampling. Sin duda ambos son lo mejor de El portero de noche. Del primero tenemos muchos ejemplos de su especial talento y aunque no es esta la mejor interpretación de su carrera, sí que aporta a su personaje un extraño magnetismo y una indefinición que nos mantiene alerta siempre. La sorpresa me vino de la mano de la bella Charlotte, mucho más versátil de lo esperado y dándole a su personaje unos matices muy interesantes. Por contra, el resto del reparto resulta bastante gris y deja una muy mala sensación en general.
El portero de noche es una película curiosa: ni es tan simple como para reducirla a un film erótico sin más, ni tampoco es tan profunda como su directora parece pretender hacernos creer. Desde mi punto de vista, es un film oportunista que se aprovecha del aperturismo y permisividad de la época para ofrecer un cóctel pseudointelectual y erótico con más pretensiones que resultados. Es un film que termina haciéndose interminable, demasiado repetitivo, pretencioso y algo cutre. Como decía antes, sin el escándalo de su momento, se nos queda en muy poquita cosa.
Guión: Liliana Cavani & Italo Moscati.
Música: Danièle Paris.
Fotografía: Alfio Contini.
Reparto: Charlotte Rampling, Dirk Bogarde, Philippe Leroy, Gabriele Ferzetti, Piero Vidal, Nora Ricci, Isa Miranda, Giuseppe Addobbati.
Viena, 1957. Una mujer judía, esposa de un director de orquesta, reconoce en el portero del hotel en el que se aloja al oficial nazi que, en un campo de concentración, la había utilizado como objeto sexual en una tortuosa relación sadomasoquista.
El portero de noche (1973) es la película más conocida y polémica de Liliana Cavani, una directora con una muy breve producción que no hubiera pasado a la historia del cine de no ser por este film. El portero de noche se ganó su sitio en esta historia a raíz del espinoso tema que trata y también por el recurso a un erotismo un tanto cutre pero que en su época resultaba bastante novedoso. El revuelo que provocó en su estreno fue mayúsculo, uniéndose a esa corriente que ve la luz en esos años y que dio lugar a películas como El último tango en París (Bernardo Bertolucci, 1972). Sin embargo, reducir El portero de noche a mero film erótico, comprándolo con Emmanuelle(Just Jaeckin, 1974), por ejemplo, creo que es injusto e inexacto. Es verdad que Liliana Cavani recurre a escenas eróticas en su película, pero el mensaje que quiere comunicarnos creo que es otro.
Lo que plantea la película, y donde reside su mayor problemática, es la relación entre un verdugo y su víctima con el telón de fondo del nazismo. Max (Dirk Bogarde), un oficial nazi, se encapricha de una de sus prisioneras, Lucía (Charlotte Rampling), y establece una extraña relación con ella basada en el miedo, la sumisión y el sadomasoquismo. Una vez terminada la guerra, sus destinos se separan hasta el día en que el azar los vuelve a reunir. Cuando lo esperado sería el odio o la repulsa de Lucía hacia él, lo que sucede es que se reanuda la relación entre ambos. Él ama a esa mujer que fue suya por completo cuando era una chiquilla, ella siente una especie de enfermiza atracción hacia su guardián.
Esta relación es el eje de la película. Es complicado entenderla y también aceptarla. Y más cuando la directora tampoco se toma muchas molestias en explicarla. Movida por el efectismo y cierta pendantería, Liliana Cavani construye una historia que escarba en las miserias humanas y que intenta adornar a base de provocación, morbo y una bella banda sonora que no termina de encajar, sin embargo, con el tono algo cutre de la cinta. Pero estas crítica no implicar el negar que la propuesta parece intentar ir más allá de un film erótico al uso. El problema es que hoy en día ya no es una película que pueda escandalizarnos por lo que, desprovista de su carga erótica, nos quedamos solo frente a un argumento que parece muy limitado, una puesta en escena no muy brillante y una duración a todas luces excesiva.
Y también, aunque esto ya es una cuestión más personal, está una estética de dudoso buen gusto, con algunas escenas en que se recurre a clichés eróticos de dudosa eficacia que con el paso de los años muestran toda su vacuidad.
Mención aparte merece el trabajo de Dirk Bogarde y Charlotte Rampling. Sin duda ambos son lo mejor de El portero de noche. Del primero tenemos muchos ejemplos de su especial talento y aunque no es esta la mejor interpretación de su carrera, sí que aporta a su personaje un extraño magnetismo y una indefinición que nos mantiene alerta siempre. La sorpresa me vino de la mano de la bella Charlotte, mucho más versátil de lo esperado y dándole a su personaje unos matices muy interesantes. Por contra, el resto del reparto resulta bastante gris y deja una muy mala sensación en general.
El portero de noche es una película curiosa: ni es tan simple como para reducirla a un film erótico sin más, ni tampoco es tan profunda como su directora parece pretender hacernos creer. Desde mi punto de vista, es un film oportunista que se aprovecha del aperturismo y permisividad de la época para ofrecer un cóctel pseudointelectual y erótico con más pretensiones que resultados. Es un film que termina haciéndose interminable, demasiado repetitivo, pretencioso y algo cutre. Como decía antes, sin el escándalo de su momento, se nos queda en muy poquita cosa.
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