El Carabobeño 26 junio 2011
afermin@el-carabobeno.com
Hemos llegado a la conclusión de que, en el sector cultural, la incomunicación, la falta de diálogo y la intolerancia han sido las causas del desconcertante deterioro en que se encuentra la actividad artística en nuestra ciudad. Sin confrontación, sin independencia, sin libertad no puede existir el Arte como máxima expresión de la cultura. Pero, en estos tiempos, el que disiente es sinónimo de enemigo o de indeseable, por muy honestos que sean los planteamientos.
Semanalmente exponemos en este espacio nuestros criterios sobre situaciones crónicas que ocurren en Valencia a las que no se les presta atención. Lo hacemos con insistencia, con la esperanza de que algún día nos hagan caso; jamás con intenciones de perjudicar política o personalmente. Es lo que se acostumbra en las sociedades civilizadas donde la crítica se toma como advertencia, como observación sincera y no como ofensa que le permita al aludido desacreditar u ofender a quien no comparte sus criterios o no milita en su organización.
Nos sorprendió la iniciativa de Guillermo Vizcaya, presidente de Fundacultura, de incluirnos, junto con Víctor Torrealba, en un comité pro defensa de la monumental escultura Fisicromía Color Naranja, de Carlos Cruz Diez, instalada en la Redoma de Guaparo, donde un conductor ebrio la chocó con su vehículo y le ocasionó graves daños, en buena parte de la estructura, en 2009. Oportunamente la situación fue denunciada reiteradamente hasta que, por fin, el pedazo de la escultura fue puesto en manos de un especialista para su restauración. Pero, en dos años, el presupuesto se duplicó y la alcaldía alegó que no tiene con qué pagar porque "está quebrada"
Buen concejo
Por muy buenas intenciones que tengamos, la gestión del comité sería poco eficiente porque, en estos momentos, ni las Hermanitas de los Pobres, que saben pedir, consiguen recursos para sus obras pías. Por eso, agradecemos a la concejal Gladys Valentiner que haya hecho el trabajo que nos correspondía, al lograr que el concejo municipal se comprometiera, por unanimidad, a procurar los recursos que se necesitan para recuperar la escultura de Cruz Diez.
Iniciativas como éstas son motivo de satisfacción y de esperanzas. La situación, en que se encuentra el Ateneo de Valencia, no fuese tan desastrosa si, cuando se inició la invasión a sus instalaciones, el ayuntamiento, como poder legislativo de este municipio, se hubiese preocupado por informarse de la realidad de la situación para buscar salidas, antes de que se convirtiera en un problema político creado por el ex gobernador Luis Felipe Acosta Carles creyendo que, atropellando a una venerable institución cultural, iba a recuperar la popularidad perdida.
Hoy está en peligro una de las colecciones de Arte Venezolano más importante del país, no sólo por el deterioro que debe tener, por tanto tiempo sin mantenimiento sino por la intención de confiscarla, que existe en círculos culturales de Caracas, con el argumento de que en Valencia no hay condiciones para conservar ese increíble patrimonio artístico.
El ayuntamiento debe hacer valer su derecho a preservar los bienes artísticos del municipio cuyos habitantes designaron, con sus votos, a los integrantes de la cámara para que los represente. Porque esos no son bienes de un sector sino de todos los ciudadanos que los han heredado de diversas generaciones, que han estado al frente del Ateneo conservando y enriqueciendo la tradición cultural de esta ciudad
Hay que atender
Ese es un problema que deben atender tanto el alcalde Edgardo Parra como el concejo municipal y lograr, democráticamente, un acuerdo que solucione el conflicto. Esto debería hacerse ahora, no cuando sea demasiado tarde.
Guillermo Vizcaya, presidente de Fundacultura, debe aprovechar la oportunidad de la citación que le ha hecho, para el 1 de julio, el concejo municipal para exponer la situación de su despacho, porque no es falso que el sector cultural es el que menos tiene presupuesto y, cuando se lo asignan, lo disponen para dárselos a otras dependencias o para atender emergencias.
La escultura de Cruz Diez, en Guaparo, no es la única obra de Arte en peligro. También lo están las que hizo el mismo artista para la Plaza Monumental y las del Parque de Esculturas Andrés Pérez Mujica de donde desaparecieron, por segunda vez, las obras de María Gamundi y Miguel Sanoja. Después de que insistimos en este robo se hizo la denuncia en Cicpc. Pero si las autoridades municipales no prestan mayor interés, ni atención a la denuncia de Vizcaya, no se sabrá más nunca el destino de esas obras, como ocurrió con la pieza de Francisco Narváez que la arrancaron de su pedestal, dos días después de inaugurado el museo en la Navidad de 1982.
Hoy y Después en Valencia
Alfredo Fermínafermin@el-carabobeno.com
Hemos llegado a la conclusión de que, en el sector cultural, la incomunicación, la falta de diálogo y la intolerancia han sido las causas del desconcertante deterioro en que se encuentra la actividad artística en nuestra ciudad. Sin confrontación, sin independencia, sin libertad no puede existir el Arte como máxima expresión de la cultura. Pero, en estos tiempos, el que disiente es sinónimo de enemigo o de indeseable, por muy honestos que sean los planteamientos.
Semanalmente exponemos en este espacio nuestros criterios sobre situaciones crónicas que ocurren en Valencia a las que no se les presta atención. Lo hacemos con insistencia, con la esperanza de que algún día nos hagan caso; jamás con intenciones de perjudicar política o personalmente. Es lo que se acostumbra en las sociedades civilizadas donde la crítica se toma como advertencia, como observación sincera y no como ofensa que le permita al aludido desacreditar u ofender a quien no comparte sus criterios o no milita en su organización.
Nos sorprendió la iniciativa de Guillermo Vizcaya, presidente de Fundacultura, de incluirnos, junto con Víctor Torrealba, en un comité pro defensa de la monumental escultura Fisicromía Color Naranja, de Carlos Cruz Diez, instalada en la Redoma de Guaparo, donde un conductor ebrio la chocó con su vehículo y le ocasionó graves daños, en buena parte de la estructura, en 2009. Oportunamente la situación fue denunciada reiteradamente hasta que, por fin, el pedazo de la escultura fue puesto en manos de un especialista para su restauración. Pero, en dos años, el presupuesto se duplicó y la alcaldía alegó que no tiene con qué pagar porque "está quebrada"
Buen concejo
Por muy buenas intenciones que tengamos, la gestión del comité sería poco eficiente porque, en estos momentos, ni las Hermanitas de los Pobres, que saben pedir, consiguen recursos para sus obras pías. Por eso, agradecemos a la concejal Gladys Valentiner que haya hecho el trabajo que nos correspondía, al lograr que el concejo municipal se comprometiera, por unanimidad, a procurar los recursos que se necesitan para recuperar la escultura de Cruz Diez.
Iniciativas como éstas son motivo de satisfacción y de esperanzas. La situación, en que se encuentra el Ateneo de Valencia, no fuese tan desastrosa si, cuando se inició la invasión a sus instalaciones, el ayuntamiento, como poder legislativo de este municipio, se hubiese preocupado por informarse de la realidad de la situación para buscar salidas, antes de que se convirtiera en un problema político creado por el ex gobernador Luis Felipe Acosta Carles creyendo que, atropellando a una venerable institución cultural, iba a recuperar la popularidad perdida.
Hoy está en peligro una de las colecciones de Arte Venezolano más importante del país, no sólo por el deterioro que debe tener, por tanto tiempo sin mantenimiento sino por la intención de confiscarla, que existe en círculos culturales de Caracas, con el argumento de que en Valencia no hay condiciones para conservar ese increíble patrimonio artístico.
El ayuntamiento debe hacer valer su derecho a preservar los bienes artísticos del municipio cuyos habitantes designaron, con sus votos, a los integrantes de la cámara para que los represente. Porque esos no son bienes de un sector sino de todos los ciudadanos que los han heredado de diversas generaciones, que han estado al frente del Ateneo conservando y enriqueciendo la tradición cultural de esta ciudad
Hay que atender
Ese es un problema que deben atender tanto el alcalde Edgardo Parra como el concejo municipal y lograr, democráticamente, un acuerdo que solucione el conflicto. Esto debería hacerse ahora, no cuando sea demasiado tarde.
Guillermo Vizcaya, presidente de Fundacultura, debe aprovechar la oportunidad de la citación que le ha hecho, para el 1 de julio, el concejo municipal para exponer la situación de su despacho, porque no es falso que el sector cultural es el que menos tiene presupuesto y, cuando se lo asignan, lo disponen para dárselos a otras dependencias o para atender emergencias.
La escultura de Cruz Diez, en Guaparo, no es la única obra de Arte en peligro. También lo están las que hizo el mismo artista para la Plaza Monumental y las del Parque de Esculturas Andrés Pérez Mujica de donde desaparecieron, por segunda vez, las obras de María Gamundi y Miguel Sanoja. Después de que insistimos en este robo se hizo la denuncia en Cicpc. Pero si las autoridades municipales no prestan mayor interés, ni atención a la denuncia de Vizcaya, no se sabrá más nunca el destino de esas obras, como ocurrió con la pieza de Francisco Narváez que la arrancaron de su pedestal, dos días después de inaugurado el museo en la Navidad de 1982.
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