"El carácter polémico del premio no es reciente, siempre lo ha tenido, como todos los premios"
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El jueves pasado fue dado a conocer el veredicto de la edición número diecisiete del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos. El texto que resultó ganador en esta contienda literaria fue Blanco nocturno (Anagrama, 2010), del escritor argentino Ricardo Piglia. Sólo un venezolano, Norberto Olivar, llegó a la instancia última de la competencia editorial con su novela Cadáver exquisito (Alfaguara, 2010).
El profesor y escritor Alexis Márquez Rodríguez ejerció el rol de jurado en el año 1987 -en la quinta edición del evento- junto con Fernando del Paso (México) y los venezolanos Pedro Díaz Seijas, Iraset Páez Urdaneta y José Antonio Castro. En la justa de ese año, resultó ganadora la novela Los perros del paraíso, del autor argentino Abel Posse.
Tras 24 años de su participación directa con el Premio Rómulo Gallegos, Márquez Rodríguez comparte sus impresiones sobre el momento que vive el galardón en la actualidad.
-¿Hacía donde debe apuntar un premio como el Rómulo Gallegos? ¿Consolidar carreras o ayudar a despegar autores?
-Tal como está concebido, el Premio Rómulo Gallegos apunta a consolidar carreras ya consagradas, no a estimular nuevos autores. Uno de sus principales defectos es que en las bases se establece que el Premio se otorgará a una de las obras que se hayan enviado al mismo, lo cual significa que se premiará, no necesariamente la mejor novela publicada en el bienio, sino la que se considere mejor entre las enviadas, por lo que la ganadora podrá ser, en un momento dado, la menos mala de las concursantes. No sé si se han modificado últimamente las bases. Pero yo siempre he creído, y así lo hice saber más de una vez, que las bases deben establecer que el jurado podrá considerar novelas que no hayan sido inscritas como concursantes y los retos que enfrenta.
-¿Cómo se mantiene la vigencia o se revitaliza un premio como este en un marco social donde escribir parece cada vez más difícil y pululan galardones similares?
-Efectivamente, hay demasiados premios, y eso hace que los existentes despierten menos interés. Sin embargo, en el caso del Rómulo Gallegos creo que el organismo promotor debe mantener sobre el mismo una información permanente, y no dejarlo para última hora. Es importante que el interés por el Premio se mantenga todo el tiempo, y que los autores y las editoriales estén pendientes de su convocatoria. El otorgamiento del Premio debe tener una gran promoción y ser un gran acontecimiento, y no limitarse a un acto de entrega y a un coctelito rutinario. Además, es muy importante la selección del Jurado, que debe recaer en figuras muy significativas, tanto venezolanas como extranjeras. Parte fundamental de la importancia de un premio reside en la calidad del jurado.
-¿Cree que se ha desprestigiado el premio en los últimos años?
-No lo creo. Lo que ha habido es poca promoción nacional e internacional. Además, por ser un premio oficial, es posible que intervenga un indeseable factor político, por la desconfianza que el actual gobierno venezolano despierta especialmente en los medios intelectuales dentro y fuera del país. En este sentido los promotores del Premio deben ser sumamente cuidadosos para no despertar tales suspicacias.
-La polémica ha rodeado el premio Rómulo Gallegos recientemente. En la edición pasada hubo participantes que se retiraron ¿A qué atribuye esto?
-El carácter polémico del Premio no es reciente, siempre la ha tenido, como todos los premios. Eso ocurre cada año con el Premio Nobel, y con los demás que se otorgan en diversos países. Es natural siempre que hay que premiar un autor, quedando muchos otros que no fueron premiados y que se sienten perdedores. En cuanto a autores que en la edición pasada se retiraron, no tengo información al respecto.
-El número de inscritos ha disminuido de manera creciente en las últimas tres ediciones. ¿Por qué el premio es menos atractivo que antes?
-No tengo datos sobre esto. En todo caso, los premios literarios, a medida que pasa el tiempo se van haciendo menos atractivos. Se va produciendo un como acostumbramiento a ellos, y su otorgamiento se recibe como un acto normal y rutinario. Por eso hay que mantener la información sobre ellos, y hacerles la mayor promoción posible.
-En ediciones anteriores había nombres de escritores consagrados, lo que parece estar cada día menos presente. ¿Pierde brillo y renombre el certamen con ello?
-No se trata de que el Premio pierda brillo. Los nombres consagrados van pasando y, en la misma medida, van apareciendo nuevas figuras, muchas de las cuales llegarán a ser consagradas a su debido tiempo. Eso es normal.
-El incentivo económico que ofrece el premio ha aumentado. ¿Qué tan importante cree que es el dinero como móvil para participar?
-El monto del premio es muy importante. Sobre todo habida cuenta de que hay otros premios con grandes sumas para los ganadores. No hay que olvidar, además, que generalmente los escritores son gente de escasos recursos, y para ellos el monto del galardón es fundamental.
-Durante la lectura del fallo del premio se oyó una propuesta que apuntaba a que los finalistas también debían ser publicados. ¿Qué le parece eso?
-No estoy de acuerdo. El concepto de finalista en un concurso es subjetivo, y en muchos casos obedece a motivos convencionales del jurado. La publicación debe ser sólo para la obra premiada.
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