Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

miércoles, 15 de junio de 2011

Hasta la vista, profesor

Oscar Sambrano Urdaneta

Eduardo Casanova Sucre

Miércoles, 15 de junio de 2011










En la madrugada de este martes 14 de junio de 2011 falleció en Caracas Oscar Sambrano Urdaneta, uno de los venezolanos más cultos y caballerosos de nuestro tiempo. Y de todos los tiempos. Nacido en uno de los sitios más bellos del país, Boconó, en febrero de 1929, se inició allá en el mundo de la literatura, primero como sub-director de La voz del estudiante (1942) y luego como jefe de redacción de la revista Travesía (1946), en tiempos en los que Boconó se destacaba por la variedad de sus publicaciones periódicas. Luego se estableció en Caracas para seguir estudios superiores, y radicado en Caracas se casó con una boconesa, Yolanda Castillo, una de las hijas del Doctor Castillo, hombre de bien, dueño de una de las farmacias principales de la bella ciudad trujillana, farmacia que cuando nació Oscar se llamaba “Dispensario San José”. Toda su vida Oscar se mantuvo vinculado a Boconó, cuna de muchos ilustres intelectuales como Domingo Miliani, Elías Pino Iturrieta y un largo etcétera muy difícil de abarcar. Su vida fue permanentemente productiva y útil, ganó premios muy merecidos, publicó varios libros, algunos de ellos en colaboración con otros notables intelectuales. Hasta la fecha de su desaparición estuvo trabajando en la preparación de las obras completas de Julio Garmendia, con quien tuvo una relación de amistad, muy vigente cuando lo conocí, en 1971, como uno de los hermanos mayores de la última peña literaria de Caracas, “El gusano de luz”, en la que participé como uno de los hermanos menores. Desde entonces estuvimos unidos por un gran afecto, a lo que contribuyó mi amistad entrañable con su concuñado, Alejo Urdaneta Fuenmayor, escritor también notable. Cuando me tocó dirigir el Celarg (Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos), tuve la suerte de que Oscar estuviera en la Directiva, a la que aportó siempre su ponderación, su equilibrio y su cultura. Fue Director de la Academia Venezolana de la Lengua. Durante el segundo gobierno de Rafael Caldera fue presidente del Conac, y también allí se desempeñó en forma admirable. No queda otro camino que aceptar, con palabras de Vicente Gerbasi, que Venimos de la noche y hacia la noche vamos. Una noche que se ha llevado para siempre a un hombre lleno de virtudes y bondad.

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