El tráfico ilícito de piezas arqueológicas colombianas es ya un lucrativo
negocio internacional, cuyos principales mercados son Estados Unidos, Francia y España.
tenían supuestamente en Costa Rica una mansión con piezas valiosísimas nuestras.
Y en los archivos se hizo una rebatiña con las firmas originales para tomar
la energía de las mismas para brujería o como comercio para coleccionistas
que pagaban fortunas.
En Biblioteca Nacional actual y en las provinciales los títulos que yo vi, por
ejemplo la obra completa de carlos Blandt que leí libro a libro en los 70 no
están, porque Virginia Betancourt mudó todo en cajas a Mucubají, una pista
de patinaje que quedaba cerca del Nuevo Circo, al Hipódromo La Rinconada
deshaciendo y dividiendo colecciones, que hicieron perderse libros irrecuperables
y que consta que existía por las copias que se encontraron en la Dirección de
la Biblioteca dejadas por el norteamericano investigador apasionado Rufdolph
Dolge, que yo tuve en mis manos y ni se habla ya de eso
Luego las pocas cosas que rescatamos los "investigadores regionales", han sido
quemadas en las salas Estadales por los Gobernadores tipo Diosdado Cabello para colocar libros de ideología chavista.
Nunca hemos tenido conciencia de nuestro patrimonio por eso me extraña
que el papá del Arq. Farruco Sesto que trabajaba con nostras en la Biblioteca
Nacional antigua, preocupado por el patrimonio nacional, tanto que restauró
el Acta del 5 de Julio de 1811 haya dado paso a ese monstruo del bussiness
y promotor como Izarrita de
las mentiras tipo Goebbels y demasiado jalamecate con Chávez que da
naúseas oirlo y verlo.
La emisión descontrolada de propaganda gubernamental en varios países latinoamericanos, disminuye la calidad de la información que consumen los ciudadanos y contribuye a reducir los niveles de democracia.
En los últimos meses, varios gobiernos se han desbocado, comprando y creando medios propios y agencias de noticias o gastando sumas siderales en publicidad, para defender y promover sus intereses partidarios. En contrapartida, no existe una cultura que promueva la creación de medios públicos y autónomos que estén obligados a hacer periodismo equilibrado, a exigir transparencia y a servir como fiscalizadores de sus gobiernos-jefes.
El problema lejos de disminuir está en expansión. A principios de junio se creó la Unión Latinoamericana de Agencias de Noticias estatales (ULAN), compuesta por nueve entidades nacionales oficiales: Telam (Argentina), ABI (Bolivia), AB (Brasil), Prensa Latina (Cuba), Andes (Ecuador), AGN (Guatemala), Notimex (México), IP (Paraguay), y AVN (Venezuela).
No preocupa su legítima alianza, pero sí saber que en su historia y modo de operar, las agencias estatales noticiosas en América Latina, siempre fueron usadas como brazos operativos de gobiernos. La inspiración detrás de la creación de la ULAN desenmascara que nada cambiará. Está imbuida de la acostumbrada cháchara de confrontación contra los medios independientes, a los que se acusa de todo mal, bajo las ideas que pregonan los presidentes Evo Morales, Hugo Chávez o Rafael Correa. Irrita que la ULAN no haya nacido para promover mejor periodismo profesional, sino para "enfrentar el cerco mediático", "romper la hegemonía de las trasnacionales de la comunicación" e "incidir en la batalla de ideas".
Las mismas actitudes propagandísticas son las que se utilizan para manipular información o transferir responsabilidades. Sirve al gobierno de Venezuela para culpar a los medios privados por los muertos en los motines carcelarios o por los rumores sobre el estado de salud de Chávez; así como en Argentina, para acusar a los medios de incentivar la polémica sobre la disparidad sustancial que existe entre los índices de inflación que reporta el gobierno y el que miden entidades privadas.
En muchos países, los gobiernos compran medios no solo para promover sus gestiones, sino para amedrentar a opositores y críticos. El ejemplo más reciente es el del presidente nicaragüense Daniel Ortega. Desoyendo denuncias sobre corrupción y nepotismo, inauguró el 13 de junio el nuevo Canal 10, entregando su licencia operativa y manejo a tres de sus hijos. Durante su gobierno, también con fondos públicos, su familia se apropió de los canales 8 y 4, y de docenas de radios en todo el país.
No todo son malas noticias. En El Salvador, la semana pasada el gobierno del presidente de izquierda Mauricio Funes, con el apoyo del Banco Mundial, anunció que dará mayor autonomía a los medios estatales como Radio Nacional y Canal 10, convirtiéndolos en empresas públicas y autónomas. Se pretende acabar con el "sometimiento de los medios a intereses políticos de los gobiernos de turno", y evitar épocas pasadas en que sirvieron para legitimar golpes de Estado, imponer censuras y hacer propaganda.
Bajo esa óptica, la ULAN, debiendo ser más leal a los contribuyentes, los verdaderos dueños de las agencias estatales de noticias, pudo haber trazado objetivos más profesionales que de propaganda. Como por ejemplo, capacitación de periodistas, intercambio de información y experiencias para reducir costos, mejora de servicios a clientes, y debatir sobre las ventajas de transformar medios estatales en públicos, para el beneficio de la democracia.
La historia ha demostrado que cuando menos controles tiene y más desbocada es la propaganda gubernamental, menores son los chances de éxito de las democracias. Los europeos aprendieron bien la lección. Después de las devastadoras campañas de propaganda nazi y fascista, se dieron a la tarea de crear medios públicos, alejados de injerencias gubernamentales y con altos estándares de calidad informativa.
Esas experiencias deberían servir de lección. Sin embargo, descompasada con los tiempos democráticos, una de las primeras medidas anunciadas por la ULAN para julio, es que capacitará a periodistas de sus agencias en Cuba. Vaya ironía, considerando que la dictadura comunista lleva más de 50 años vanagloriándose de su capacidad para hacer propaganda.
trottiart@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario