Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

martes, 7 de junio de 2011

Luisa Galíndez... Naguanagua y sus fiestas (II)

El Carabobeño 06 junio 2011

Guillermo Mujica S.

|| De Azules y de Brumas

Luisa Galíndez... Naguanagua y sus fiestas (II)

En el año 1900 a los dos años de haber fallecido fue recordado y sus hijos cumplieron con un deber a su inolvidable padre, celebrando la misa solemne ya que él fue tan consecuente con su gran devoción a la Virgen de la Begoña. Primero fueron los hijos, después los nietos han continuado celebrando las fiestas religiosas a sus expensas y ahora asisten a la misa acompañados de hijos y nietos. Concluida la misa, los descendientes sacan en andas a la patrona de Naguanagua por el cuadrilátero de la plaza. don Hermógenes López es hoy en día el principal animador de los actos.

Antes las fiestas comenzaban con una semana de anticipación y siempre acudía gran muchedumbre. Las locomotoras del ferrocarril inglés arrastraban diez vagones. En 1906 se vendieron en un día dos mil billetes y a pesar de la gran muchedumbre, no hubo un suceso que lamentar. Por muchos años los días 15 y 16 salía de Valencia cada media hora, un tren cargado de pasajeros. Muchas veces cuando el vehículo estaba tan repleto que no cabía ni un alfiler, el conductor gritaba: ¡Pasajeros al tren! Al llegar a Naguanagua los que regresaban no esperaban a que salieran los que llegaban, por consiguiente quedaban estropeados. El pasaje costaba 1.50 con regreso y en segunda, un bolívar. Años después eran coches, automóviles, camiones, bicicletas y hasta bestias transportaban paseantes.

¡Qué algarabía había en la plaza en esos días!, toda adornada con bambalinas, y por doquier, ruletas y otros juegos; venta de comida y de refrescos, eran días de diversiones. Los naguanagüeros esperaban con entusiasmo las fiestas para disfrutarlas, después de haber laborado todo el año en las faenas del campo: en la actualidad hay pocas siembras y muchas granjas avícolas.

Los valencianos hacían suyas esas fiestas patronales y la consideraban tan típicas como el casabe y la conserva de naranja. Los oriundos del pueblo, valencianos y gente de las poblaciones vecinas gustaban mucho de los bailes y no compartieron la opinión de un señor R.A. Villamediana que escribió "fe pura y sencilla de un pueblo que se supera espiritualmente, pero nota discordante son los llamados bailes populares o mabiles". Protestó el pueblo porque esos bailes se realizaban una vez al año y formaban parte de los tradicionales regocijos.

No faltaban toros coleados y algunas veces corrían los animales por las calles con la natural inquietud de las damas. Encendidos los ánimos por la "caña", algunas veces se formaban alborotos por cualquier motivo, como cuando unos valencianos arrancaron jojotos de un conuco y los de acá gritaban: ¡Naguanagüeros come yuca! Y los de allá: ¡Valencianos come jojotos!

En 1945 el ingeniero Fernando Branger Capriles, a nombre de la Compañía de Electricidad "La Cumaca" cedió el alumbrado para la plaza Bolívar, mientras llegara total para la población; además, ciertas esquinas tuvieron luz eléctrica provisional.

En 1957 tomó parte en el programa de festejos el "Orfeón Vasco" con sesenta voces mixtas. Y desde el año 1965 Naguanagua está incluida en el área urbana de Valencia.

Las romerías a la vecina población no son como antes, las fiestas populares han perdido el enorme entusiasmo de otros años, no así las religiosas que han continuado con el fervor de siempre.

Parte de la fuente tomada de la revista In-Fórmate Nº 767 (agosto, 1979)

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