Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

lunes, 6 de junio de 2011

Pero con el pelo pintado "ala de cuervo" y el ridículo sombrero...

Cuéntame una de Mel

La estrella consumada del sainete fue el propio Zelaya: oligarca ganadero, vástago de torturador...

ANTONIO A. HERRERA-VAILLANT | EL UNIVERSAL
jueves 2 de junio de 2011 12:00 AM

La realidad cuenta muy poco en política, donde imperan y mandan apariencias e impresiones: Los disfraces. Allí lo único real es lo factible, lo posible y, sobre todo, lo conveniente. Eso explica las más absurdas alianzas y volteretas.

Cuando los más sesudos analistas, economistas y sociólogos comiencen a pensar como críticos teatrales entenderán mejor cada "performance".

Esta semana, como en algunos cines, hay varias funciones simultáneas.

En una sala está el patético Alejandro Toledo, desprovisto de su antiguo encanto de cholito ambulante egresado de Stanford, con todo y mujer belga: un perfil que en su día fascinó a liberales gringos y europeos.

Ahora queda reducido a saltimbanquis, apoyando al mismísimo gorila que un día intentó tumbarlo de la presidencia: dizque por "principios".

Como actor político no le quedaba otra sino retirarse; pero ha preferido bailar por propinas a regresar a Johns Hopkins, con despojos de su otrora credibilidad.

Pero la más impresionante de las funciones ha sido el retorno de "Mel" Zelaya a Honduras. Allí el despliegue de disfraces fue fastuoso.

Primero salen un par de santos lobos -probadamente capaces de tragar entero a un burro rojo sin siquiera eructar- convincentemente caracterizados de mansas palomas.

¿Será que alguno de esos santos varones anda buscando un Nobel?

El Nobel en política es como el Oscar en Hollywood: premio al papel mejor representado.

Se hicieron presentes como teloneros en la reincorporación de Zelaya a la política hondureña. Todo ello en abigarrada comparsa con el insulso comediante chileno José Miguel, viejo actor de carácter en recurrente papel de meretriz vapuleada; Daniel Ortega, como borrachito sinvergüenza del pueblo; y otros disfraces de reparto, aquellos que perennemente luchan por figurar en cartelera.

Pero la estrella consumada de todo el sainete fue el propio "Mel" Zelaya: oligarca ganadero, vástago de asesino y torturador de campesinos, que un día se pintó de rojo, cobró dólares colorados y voló aviones escarlata: todo sin quitarse el sombrerazo de próspero "cowboy".

De vuelta en su tierra se caracteriza de "uruguayo" moderado, tipo Tabaré, listo a partir el pan con el lobo feroz. Para nada buscará albas que parecen ocasos. Con nuevo protagonismo se irá desmarcando de los ilusos "sugar daddies" que endulzaron su exilio.

Y si algún día llega a Broadway y le toca besarse con Obama -fulgurante diva del firmamento político- dirá a sus antiguos colegas de comedia bufa: "Ojos que te vieron, palomita turca - That's show biz". Que siga la función.

aherreravaillant@yahoo.com

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