Expertos se quejan de que Venezuela solo lleve jóvenes a la feria de arte
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Bassim muestra su obra pop en la Sala Mayor
Labin muestra la Velada en la Sala Externa Oswer díaz
Dos días. Es lo que falta para que la Bienal de Venecia, la gran exposición internacional de arte contemporáneo, abra sus puertas una vez más. Una gigantesca feria a la que este año fueron seleccionados los trabajos de tres artistas venezolanos: Francisco Bassim -mejor conocido "Goma"-, Yoshi y Clemencia Labin.
Fue el Instituto de las Artes de la Imagen y el Espacio el encargado de la selección de los creadores que llevarán sus obras al pabellón venezolano bajo la consigna de mostrar nuevos rostros.
"Buscamos mostrar frescura, gente joven", dice Javier Cerisola, comisario de la exposición colectiva Espacios que se mostrará desde mañana en la Bienal. Pero la sola premisa no ha tardado en generar molestia dentro del mundo artístico nacional.
"¡A Venecia se llevan artistas consagrados!", suelta furiosa la curadora Bélgica Rodríguez. "¡Con la Bienal de Venecia no se juega!", dice el fotógrafo Luis Molina Pantin. "No se puede seguir siendo cómplice de un gobierno como éste", asegura el artista Carlos Zerpa.
Sal gruesa le ha caído a la herida abierta que tiene la cultura venezolana desde hace 12 años al enterarse de que el país no será representado por artistas consagrados en la llamada Bienal de Bienales.
Al contrario, el Iartes seleccionó la obra colorida de Bassim, las esculturas de papel de Yoshi; y el evento artístico de calle La Velada de Santa Lucía, organizado por Labin.
"Es mostrar una cara fresca, una cara joven, si se quiere ajena a corrientes defendidas por circuitos comerciales que ya tienen camino andado. La Velada es un evento joven con una cara fresca. Bassim tiene un trabajo muy alegre. Yoshi muestra una obra con luz y vuelos en los pliegues (...) Ellos están en un punto en el que pueden ser mostrados en un evento como éste. ¡Son frescos! No nos planteamos el término de frescura, pero sí llevar nuevas caras (...) Aquí hay mucho de osadía también", afirma Javier Cerisola, quien asegura estar respondiendo a la propuesta de la curadora de la bienal Bice Curiger. "Ella habla de la posibilidad de centrar el foco en propuestas diversas sobre acontecimientos que a veces están un poco desplazados y son de cierta calidad".
A la curadora Bélgica Rodríguez, quien fungió como comisaria por parte de Venezuela en la Bienal de Venecia en 1982 al presentar a Alejandro Otero , la sola idea le parece una locura. Para ella, a Venecia se deben de llevar a los artistas más grandes de un país; además de manejar la propuesta como una exposición individual.
"La Bienal de Venecia es consagratoria", dice sin titubeos y con gran molestia. "Se va con artistas que ya tienen las cuatro ruedas del carro. No se puede ir con artistas que van a mitad de camino. Se debe ir con gente que tiene un prestigio. ¡La Bienal no solo consagra un artista sino a un país, Dios mío! Para mostrar rostros jóvenes se tiene la Bienal de Cuenca. Tampoco estoy de acuerdo con mostrar colectivas, el pabellón de Venezuela es pequeño", afirma.
Antes de escoger al trío de artistas que representará a Venezuela en Venecia, el nombre del fotógrafo Luis Molina Pantin había sonado para asistir al evento. Pero no con Bassim y Yoshi, sino con Mariana Bunimov y Héctor Fuenmayor. Pero de pronto los planes cambiaron.
"Por alguna razón que no conozco los planes se cayeron y me ofrecieron ir con los otros dos artistas. Entonces dije que no me interesaba. Me hubiese encantado ir, pero en otras circunstancias: no conozco a los artistas que van. Respeto la decisión, pero no estoy de acuerdo que manden a personas que no tienen experiencia a competir con los artistas más importantes de los demás países. Mi decisión no fue política", dice.
Para Carlos Zerpa el simple hecho de representar a Venezuela en la Bienal es ser cómplice del gobierno nacional. "Esto no tiene ni pies ni cabeza. No leo la propuesta, pero esto es lo mismo que exponer en los museos. ¿Cuál es el respeto que se le ha dado a la cultura en estos 12 años? Yo creo que estos artistas son oportunistas. La actitud debe ser más combativa", remata.
La necesidad de desafiar los convencionalismos y de poner la atención en las oportunidades latentes serán los ejes principales de la 54 edición de la Bienal de Venecia, que abrirá sus puertas al público del 4 de junio al 27 de noviembre y que tiene como lema ILLUMInazioni-ILLUMInations.
"Cualquier referencia al concepto de nación automáticamente implica fronteras. 'ILLUMInations' se refiere a otra 'zona fronteriza', la del umbral entre la modernidad y la historia precedente", señaló Bice Curiger, curadora de la muestra.
En esta 54 edición, la Bienal contará con un total de 89 participaciones nacionales, entre ellas, por primera vez, las de Andorra, Haití o Arabia Saudí. Asimismo, este año supone el regreso a Venecia con pabellón propio, tras una larga ausencia, de países como India, Iraq, Sudáfrica, Costa Rica y Cuba, destacó Efe.
Todo ello significa una cifra récord en participaciones nacionales en la historia de la Bienal, subrayó el presidente de la misma Paolo Baratta, quien quiso destacar la importancia de este dato en el actual momento de crisis económica mundial.
Chile propone el proyecto Gran Sur del artista Fernando Prats y en el que refleja la potente realidad de la geografía chilena testimoniando acontecimientos como el terremoto que azotó el país hace unos meses o la erupción del volcán Chaitén en 2009. Cataluña y Baleares presentarán su instalación propia, en la que es la primera participación conjunta de ambos en el certamen veneciano, bajo el título Mabel Palacín: 180º, en la sección de los Eventi collaterali (Eventos paralelos).
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