Iraida Fermín de Izaguirre || Cauce Claro
Stress
Hurgando por allí información, encontramos que según el O.E.D. (Diccionario Inglés Oxford) la palabra estrés fue empleada popularmente a partir del siglo XVII con el significado de “fatiga”, “cansancio” y que fue también utilizada en el área de Física para explicar la relación entre la fuerza y la reacción de los cuerpos.
La verdad es que fue muy tarde cuando comenzó a utilizarse entre nosotros, a uno podía darle un “surmenage” (robándonos el término del francés) o un agotamiento, -que suena más criollo- pero un estrés no porque no lo conocíamos, si existía el vocablo no sabíamos qué significaba y consecuencialmente no lo aplicábamos comúnmente. Pero resulta que ahora todo es estrés, es decir, la palabrita se ha vuelto una especie de comodín Ya veremos porqué.
“¿Pero supiste lo que está pasando...”... y hasta allí lo dejan llegar a uno porque inmediatamente le ripostan: “Ay, no, por favor, no me refieras nada porque estoy estresado y eso me va a poner peor”... “¿Podrías hacerme una diligencia en el centro?”... -”¿Cómo se te ocurre? Con ese tráfico que hay y esas colas que se forman se estresa cualquiera”... Y sigue la palabrita. Si son los médicos, ni hablar: “Usted lo que tiene es estrés, no vea tanta TV, ni los programas de opinión ni los de información, porque todos producen estrés”...
Algunos autores alertan sobre los malos usos que hacemos de este término, entre ellos Segger afirma que frecuentemente encontramos el estrés identificado como estímulo (por ejemplo: el tránsito) o como reacción (por ejemplo: el jefe está irritado) y en raras oportunidades es definido como un proceso, como se corresponde con su verdadera naturaleza.
Por ese motivo argumenta que conviene utilizar el término “estresor” para describir el agente estimulante o la situación que está desencadenando la excitación en el organismo. La expresión “estrés” debe ser utilizada para identificar el proceso psicofisiológico en el que el organismo se encuentra.
Recuerdo que una amiga me contaba que ella tenía un gato persa precioso y que lo quería mucho, de pronto y sin motivo aparente salió corriendo y se lanzó por una ventana del apartamento donde ella vive que está en un quinto piso y por supuesto se murió; ella muy condolida me preguntaba que qué podía haber sido y yo le contesté: “¿No sería que estaba viendo un programa de TV? Yo creo, amiga, que fue estrés”... Así de simple.
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