Henrique Salas Romer, según una información que publica hoy “Notitarde”, arremete duramente contra Teodoro Petkoff, a quien califica de “operador político de estos tiempos”, de responsable de la legitimación de Hugo Chávez y de haber ayudado al “sacrificio” de Manuel Rosales.
El contenido de la conversación que sostuviéramos el sábado pasado con Henrique Salas Römer, y que hoy damos a conocer a los lectores en esta última Nota Política del año, de seguro, levantará roncha en el mundo político opositor, o al menos en su élite (si acaso no también en la élite oficialista).
Salas considera que Manuel Rosales fue sacrificado el pasado 3-D, como lo habían sido con anterioridad, por diversas razones, Carlos Andrés Pérez, Andrés Velásquez, el propio Salas Römer y Enrique Mendoza. Pérez, Velásquez y Salas habrían sido sacrificados en el altar montado por Luis Alfaro Ucero. El sacrificio de Mendoza y Rosales sería responsabilidad compartida de Teodoro Petkoff y de José Vicente Rangel, aunque la cuota que le correspondería a Teodoro, al menos en opinión de Henrique Salas, parece ser mayor. Como lo sería también la responsabilidad que Salas Römer le atribuye a poderosos factores económicos en todos y cada uno de esos sacrificios, incluido el suyo propio, y de los cuales los operadores políticos (Alfaro hasta 1.998 y Teodoro, a partir de de 2.004, según los casos) habrían sido los ejecutores de acciones, que solo han beneficiado a Hugo Chávez.
Salas Römer afirma no poder asegurar que Chávez ganó las elecciones del 3-D o que Rosales las perdió. En cuanto a la diferencia de votos que existió entre ellos, Salas estima que fue, en realidad, muy reducida y no la que arrojó el resultado oficial. Pero pasemos a la nota siguiente, amable lectora, amigo lector y veamos, ateniéndonos al espacio disponible, algunos de los polémicos temas que Henrique plantea.
SALAS SE CONFIESA
“Habitualmente estamos acostumbrados a pensar en el esquema gobierno-oposición como las dos patas del sistema democrático, pero normalmente no advertimos que es la oposición la que legitima al gobierno y no a la inversa. En el caso de un régimen autoritario que aspira al reconocimiento de su legitimidad, la oposición, además de su natural tarea como contrapeso al poder del gobierno y de representar una opción de cambio frente al modelo establecido, funciona como un factor legitimante.
En el caso que nos ocupa (el resultado electoral del 3-D) ha sido precisamente esa acción legitimante la que ha beneficiado mucho más al gobierno que a la oposición, pues, con el reconocimiento del triunfo de Chávez, se abren perspectivas muy grandes para la consolidación de un régimen -con innegable propensión al autoritarismo- que había logrado imponerse en el cuestionado referéndum de 2.004, pero requería, con urgencia, de una impostergable legitimación ulterior”.
Luego de esa introducción Henrique Salas Römer cobra impulso hacia atrás, para ganar perspectiva, y abre un paréntesis histórico (desde 1.958 hasta nuestros días, haciendo particular énfasis en episodios ocurridos a partir de 1.989) que le servirá, más adelante, de marco referencial a sus opiniones sobre hechos actuales, como por ejemplo cuando afirma “que el proceso de descentralización iniciado con Pérez en 1.989, después del trágico 27-F, ha dado un giro de 360 grado hasta volver a al mismo centralismo corrupto e ineficiente que provocó aquella tragedia”; o cuando asegura que Andrés Velásquez fue bajado del segundo puesto al tercero en las elecciones que ganó Caldera II, “gracias a las presiones del poder centralizado del mundo militar de la época (por el enfrentamiento que hubo entre ministro de la Defensa, Radames Muñoz León y Pablo Medina) y a la conducta de AD en el antiguo Consejo Supremo Electoral, debida a la entonces mano todopoderosa de Alfaro Ucero”; o cuando, tratamos de precisar si acaso él cree que Chávez perdió las elecciones, y nos dice: “no puedo asegurar que Chávez ganó o que Rosales perdió, pero, en cualquier caso, la diferencia entre ellos fue mucho más reducida que la contenida en los resultados oficiales”. (¿Estaba pensando Salas en lo ocurrido con Andrés Velásquez?)
Salas Römer cree, “como alguna vez se ha dicho, que para juzgar los procesos de cambios profundos, las revoluciones, hay que vivirlas desde muy de cerca y valorarlas desde muy de lejos”, y, admitiendo haber sido protagonista de muchos episodios, sin embargo piensa que “el tiempo transcurrido me permite un juicio bastante objetivo sobre la actual situación venezolana”.
APRETADA SINTESIS
Salas distingue con claridad varios periodos en la política venezolana a partir de 1958. Un lapso que alcanza hasta el primer gobierno de Rafael Caldera, e incluye los gobiernos de Rómulo Betancourt y de Raúl Leoni, durante el cual la democracia venezolana vivió su edad de oro (“años luminosos”, los llama Salas) al presentar, de forma paralela un crecimiento de la industria al tiempo que se desarrollaba un movimiento sindical sano, unido a innegables logros en cuanto a la prestación de los servicios públicos básicos y a notables avances en lo social.
Salas Römer perfila un segundo periodo “marcado por el boom petrolero durante el gobierno del primer Pérez, principio de una senda dolorosa en la que se producirá la pérdida de los valores éticos y morales esenciales por razones de abundancia” (de bolívares y de dólares, no de principios, aclara el redactor). En ese segundo periodo se produce el regreso al poder de Carlos Andrés para un nuevo mandato, el cual no logra concluir, entre otros motivos -afirma Salas- “por la influencia ejercida por Alfaro Ucero y AD sobre los magistrados de la Corte Suprema de Justicia de la época, quienes condenaron a Pérez en una causa en la que no había méritos en su contra” (por la entrega del equivalente a 250 millones de bolívares de la partida secreta, en dólares de la época, como ayuda para la seguridad de la presidenta de Nicaragua, Violeta Chamorro, aclara el redactor).
LOS FAVORES DE ALFARO
El defenestramiento innecesario de Pérez, sostiene Salas, es el primer servicio que Alfaro Ucero le hace a Hugo Chávez, “pues, en la práctica, con la condena de Pérez, quedaron legitimadas, por vía democrática, las asonadas militares del 4-F y el 27-N de 1.992″. El segundo favor que le brinda Alfaro a Chávez -sugiere Salas- “fue la presión que ejerció sobre Caldera para que este decretara el sobreseimiento judicial de Chávez y sus compañeros golpistas”. El tercer servicio a Chávez -afirma Salas- lo prestaría Alfaro una vez convertido en candidato presidencial en 1.998, “cuando, sin tener opción de triunfo, asociado a poderosos factores económicos anclados en el poder central, emprende una campaña contra él, Salas Römer, con la idea de deteriorar su imagen y así ganar el favor de quienes recelaban o desconfiaban de Chávez.
Salas Römer asegura que, durante esta segunda etapa histórica, la corrupción ocupó los espacios de la administración pública centralizada y se convirtió en un flagelo, los servicios públicos sufrieron un grave deterioro y las condiciones de vida de muchos venezolanos empeoraron”. Salas admite que Pérez exageró en la manera de aplicar, “al pie de la letra la receta del Fondo Monetario Internacional, muy en boga para ese momento”, aunque reconoce que “la situación de las finanzas venezolanas era muy precaria y obligaba a tomar medidas”. (Lusinchi entregó el poder con las reservas internacionales ubicadas en 300 millones de dólares, recuerda el redactor). Sin embargo -sostiene Salas- “fue Pérez quien comenzó a materializar un conjunto de reformas que condujeron a la descentralización de la administración pública (elección directa de gobernadores y alcaldes) y a atacar los vicios enraizados en ella, así como en las cúpulas sindicales”.
Para Salas no resulta casual que Pérez, Andrés Velásquez y él mismo, hayan sido víctimas de operaciones políticas, auspiciadas por lo que él califica como fuerzas centralizadoras y para ello se valieron, en el pasado, de Alfaro Ucero, como operador político, de la misma manera que ahora se valieron de Teodoro Petkoff, para sacrificar primero a Enrique Mendoza y ahora a Manuel Rosales.
EL SACERDOCIO DE TEODORO
Llegando a los años más recientes, Salas sostiene que “la desaparición de los partidos políticos tradicionales, que había comenzado en 1.989, se concretó en diciembre de 1.998… La sociedad civil y el país resultante del naufragio de los partidos tradicionales se aferraron, como a una tabla de salvación a la Coordinadora Democrática, la cual, en año 2.004 protagonizó ese mismo año una de las fechorías más horrendas que conozca nuestra historia política, al negociar los más de 3 millones 400 mil firmas de los venezolanos que pedían el referendo revocatorio, dándole tiempo a Chávez para instaurar un sistema electoral manipulable, e inscribir más de 4 millones de personas en el Registro Electoral”.
En este punto, Henrique Salas destaca que tiene razones para pensar en la aparición de un nuevo operador político, y ese es Teodoro Petkoff, quien, a diferencia de Alfaro, no tiene partido político (cuerpo) como si lo tuvo Alfaro, pero tiene liderazgo, tiene cabeza (la inteligencia) de la que carecía Alfaro, según lo plantea Salas. “Es gente cercana a Teodoro la que negocia las firmas, es Teodoro Petkoff quien arremete contra aquellos que denunciamos la negociación de las firmas, en lugar de respaldar la decisión de la Sala Electoral del TSJ que las había declarado válidas, y es Teodoro Petkoff, llegando ahora a Rosales, el armador de una estrategia, que a mi juicio se 2cocinó” en al año 2.004, y que tenía como objetivo no derrotar a Chávez, sino legitimarlo en el poder. Hay muchas declaraciones de Teodoro en las que hace ver que la creación de un frente político de oposición, como resultado de las elecciones, sería una especie de victoria, con lo cual ponía en evidencia que no existía una voluntad de ganar, sino de alcanzar un cierto espacio político, en una nueva especie de bipartidismo. Se que hubo factores de Primero Justicia, no quisiera tener que mencionarlos, que andaban en la misma prédica”.
CAMPAÑA ADMIRABLE
Salas considera que Manuel Rosales y su esposa hicieron una gran campaña, “pese a que en algunos momentos intermedios yo mismo le formulé algunas críticas, pero corrigió el rumbo y tuvo un remate espectacular; por esa razón no puedo creer que Rosales haya tomado la decisión de reconocer el triunfo de Chávez tan voluntariamente, pero si los miembros de su equipo estaban convencidos, o estaban acordados en que ese debía ser el resultado, era poco el margen de maniobra que él podía tener en aquel momento, sobre todo estando el CNE bajo el control del gobierno”.
BAJATE DE ESA NUBE
Salas Römer no cree que Manuel Rosales, el sacrificado de ahora, según su óptica, pueda “liderar la oposición durante seis años, eso es engañarse. ¿Cuántas cosas pueden ocurrir en ese tiempo? No pienso que Hugo Chávez tenga en su mente construir un sistema bipartidista: Rómulo Betancourt y Rafael Caldera, casi de manera natural se convirtieron en cabezas de un esquema bipartidista, en este caso no creo que haya ninguna intención para ello, puede haber algunas concesiones transitorias, pero no veo a Hugo Chávez auspiciando un sistema de coparticipación inherente al bipartidismo”.
Para Salas Römer está claro que así como Hugo Chávez fue beneficiario de algunas de las actuaciones de Alfaro Ucero, en el pasado, ahora, en el presente, ha salido también beneficiado de las actuaciones de Teodoro Petkoff, a quien Salas considera el operador político de estos tiempos.
Manuel Rosales fue sacrificado como fuimos otros en el pasado
Orel Sambrano – Notitarde
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