Septiembre mes de la Virgen
DULCE MARÍA TOSTA
| EL UNIVERSAL
sábado 10 de septiembre de 2011 09:57 AM
Desde hace tiempo, los venezolanos y todos aquellos que vivimos en Venezuela tenemos el anhelo de un país diferente, donde principalmente tengamos una efectiva protección del derecho a la vida.
Soñamos con un país donde a todos y cada uno se nos respete como seres humanos, donde reine la tolerancia y podamos vivir en paz y en democracia, donde se respete la propiedad privada y el derecho a viviendas dignas, con servicios de electricidad, agua y telefonía en óptimas condiciones, ampliando y haciéndoles el mantenimiento adecuado a las redes ya existentes.
Añoramos la recuperación de la economía y todo lo que hace posible la existencia de un pueblo civilizado que aspira a una elemental calidad de vida, tales como un buen empleo con un sueldo acorde con el desempeño del cargo, llevado de la mano de una adecuada seguridad social y un plan de pensiones satisfactorio para las personas de la tercera edad. Un sistema de red vial ampliado y en buen funcionamiento, ya que el existente no es suficiente y se encuentra en muy mal estado. Es necesario construir centros hospitalarios y realizar la ampliación y mantenimiento de los que existen, que estén adecuadamente equipados y con un personal idóneo que pueda atender a nuestras comunidades más necesitadas, que ahora se encuentran desasistidas; la construcción de escuelas, el mantenimiento de las existentes y la revisión de los pensum de estudios.
Es conveniente y necesaria la construcción de cárceles y la reforma estructural del sistema penitenciario, de modo que permita una sana administración, además de una eficiente atención a las reclusas y reclusos para su recuperación y futura reinserción a la sociedad, ya que, actualmente, lo que reina es el hacinamiento, motines y muerte.
Venezuela clama por una estructura de país próspero, sólido, con independencia de poderes y fortaleza de sus instituciones; un estado descentralizado, donde las regiones asuman sus propias realidades de desarrollo; donde Pdvsa, su principal empresa, cumpla sus fines con el trabajo y el esfuerzo de un personal profesional capacitado y eficiente.
Es necesario sembrar la confianza de manera que regrese en abundancia la inversión extranjera, para que haya una industria agrícola y pecuaria pujante; es decir, un país donde el ciudadano común pueda emprender y crear su propio negocio con reglas claras, que todos tengan iguales oportunidades de crecimiento, donde surjan, se promuevan y difundan ideas basadas en la libertad política, intelectual y económica, que sean capaces de transformarse en proyectos y programas de acción que generen riqueza y bienestar a los venezolanos.
Es por ello que invocamos a la Santísima Virgen, para que nos ayude a hacer realidad el sueño de país que queremos.
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