Documental de "Reverón" es premiado en Festival de Cine de Bogotá
El documental de Juan Andrés Bello recrea la vida del pintor venezolano
El documental Reverón, dirigido por Juan Andrés Bello y producido por Constanza Burucúa, fue premiado en el XXVIII Festival de Cine de Bogotá como Mejor Película en la categoría Documental de Arte.
En este renglón, el documental compitió con trabajos como El color de la lluvia, Elegía del trópico, Mi sexualidad es una creación artística, Rubens el espectáculo de la vida; Un cine como tú en un país como este, Going Somewhere, Oro colombiano, Panopticon y Red poet, provenientes de diversos países.
Para esta edición del Festival -que este año se realizó desde el 10 al 18 de octubre de 2011- se inscribieron en el concurso 250 producciones, en distintas categorías, tales como: documental social, documental arte, largometraje, cortometraje, premio Alexis, entre otros.
No es el primer trabajo que Bello desarrolla como documentalista. También es el autor de El Cerrito y La Reina del Pueblo. Este último largometraje obtuvo recientemente una mención de honor en el IV Festival de Cine Latinoamericano y Caribeño de Margarita y se proyectará el 20 y 21 de octubre en Venezuela in its Bicentennial, que se realizará en la ciudad de Toronto.
Por su parte, El Cerrito será parte de la programación de la Quinta Semana de Arquitectura de Praga, que se efectuará desde el 11 al 23 de octubre de 2011.
El 59 fue memorable para Cannes"
En el marco de un homenaje, Margot Benacerraf recuerda el año de "Araya"
85 años, dos películas, una institución -la Cinemateca Nacional-, una sala con su nombre aunque extinta esté, Premio Nacional de Cine en 1995... la vida de Margot Benacerraf está llena de logros y reconocimientos. Uno más llegará este jueves en el marco del Festival de Cine Judío de Caracas, evento que desde 2007 busca y muestra las historias que en 35mm tienen este punto de partida.
"Fue una gran sorpresa para mí el recibir esta invitación de los organizadores del festival, pero al final, no he podido negarme", reflexiona la realizadora, no con poca modestia y agradecimiento.
Un año inolvidable
En 1959, Benacerraf llegó a Cannes con Araya. Un año crucial para la cinematografía mundial, pues marcó el nacimiento de la Nouvelle Vague (la Nueva Ola francesa), una de las corrientes más importantes en el Séptimo Arte.
Entonces se midió con Francois Truffaut (Los cuatrocientos golpes), Alain Resnais (Hiroshima Mon Amour), Luis Buñuel (Nazarín), George Stevens (El diario de Anna Frank), Michael Powell (Luna de Miel), Richard Fleischer (Compulsión) y Marcel Camus (Orfeo Negro), entre otros. Una fotografía de lujo que le ha acompañado desde entonces. Al final ganaría Camus, pero ella se quedaría con el Premio de la Crítica.
"En ese momento estaba naciendo la Nouvelle Vague, y mientras eso ocurría, hubo quien me llamó entonces 'la Nueva Ola latinoamericana'". Años después, Glauber Rocha, que estuvo cubriendo el festival ese año, me confesaría queAraya sí tuvo repercusion en el Cinema Novo brasileño. En todo caso, durante el festival, la primera asombrada de la buena recepción del film fui yo. La prensa fue unánime en su favor, e incluso pidió que se revisara el palmarés.
"No obstante, creo que luego recibir el premio de la crítica fue incluso mucho mejor. Y aún más los premios de la comisión técnica superior por la imagen y el sonido; dos galardones que forman parte de mis argumentos para afirmar que Araya no es un documental.
"En todo caso, debo decir que ese fue un año memorable para Cannes. Volví después al festival y la verdad se ha convertido en un un desfile de estrellas, con un aire más comercial. Pero definitivamente no es ese del 59. No creo que exista algo tan extraordinario como ese año".
El año histórico la acompaña desde entonces. A ella y a su película, que en la década de los 90 fue elegida por la crítica como una de las cinco películas latinoamericanas más importantes. Una cinta que en sus poco más de 50 años sigue programándose periódicamente en Francia y que recién recibió un homenaje en el Festival Internacional de Cine de Berlín.
Con dos películas en su historia, Margot Benacerraf se convirtió en una pionera cinematográfica. Por la repercusión de sus dos obras (Reverón y Araya), dentro y fuera del país. Y también por su condición de mujer, en un tiempo donde las cineastas no eran muy conocidas y parecían no abundar en el panorama.
"Indudablemente en aquella época (los años 50 y 60) era muy difícil hacer cine. Era una cosa un poco rara, primero hacer cine; y segundo, que ese cine lo hicera una mujer. Además no había apoyo oficial, no había una defensa del cine nacional, que era casi inexistente. No era una industria, poco lo es todavía, pero es una cosa que se ha ido afianzando, es decir, que ahora los cineastas tienen mucho más respaldo", declaró sobre ello a este diario hace un par de años (23/02/2009).
El lente judío
Aunque consciente de que su filmografía está bastante distante de las temáticas judías; como espectadora, Benacerraf celebra los trabajos de algunos realizadores; y disfruta el poder verlos ahora en el contexto de la muestra que el día de hoy le rinde homenaje.
"Ahora mismo puedo recordar a Daniel Burman (director argentino responsable deEl abrazo partido o Derecho de familia); a Claude Berri (el realizador francés que en 1967 rodara El viejo y el niño), al mexicano Alejandro Springall (con Morirse está en hebreo)... pero podría decir que, entre todos, ahora me quedaría con Woody Allen. Un realizador que tiene un sentido muy especial para retratar su propia naturaleza y esencia cultural".
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