El índice de descontento
¿Quién tiene el control del 23 de Enero: el Gobierno, el socialismo radical o los traficantes de drogas?
Los economistas inventaron el concepto "índice del descontento" para describir la suma del desempleo y la inflación; se agrega entre nosotros la inseguridad y el problema de la vivienda. Ello se refleja en lo que va de año, en cuatro mil manifestaciones de calle estudiadas por el Observatorio de Conflictividad Social, que tienden a incrementarse en el estado Bolívar y en la Gran Caracas. De allí que se pueda analizar este crecimiento inusitado de las protestas, como el rechazo de la calle a la ingobernabilidad.
Las autoridades gobiernan cuando ejercen la soberanía, ello implica su capacidad para prevenir la criminalidad violenta y acciones que pueden calificarse de subversivas, ya que conforman la filosofía de la guerra irregular: el resultado es una especie de guerra civil no declarada donde el delincuente controla el barrio, las bandas se reparten territorio de acuerdo a su capacidad de fuego y existe una relación ambigua con el régimen: el opositor es calificado de enemigo y perseguido, mientras el simpatizante actúa impunemente porque la justicia mira hacia otra parte y la pasividad es su norma de conducta.
En la batalla de El Rodeo fue evidente la diferencia de armamento entre funcionarios y reclusos; por si fuera poco la cárcel estaba controlada por los presos y algunos aspectos permanecen en el secreto, pero la población los intuye. En cambio la Ley de Desarme se le aplica a los Cuerpos Policiales y no al 23 de Enero, con una delincuencia violenta de homicidios, asaltos a camionetas y pasajeros y la venta y consumo de drogas, en un contexto de enormes dificultades para que el Gobierno tenga presencia de forma permanente. Son reglas de juego diferentes en El Observatorio, El Mirador y Monte Piedad, a pesar de que todos somos ciudadanos de este país. ¿Quién tiene el control del 23 de Enero: el Gobierno, el socialismo radical o los traficantes de drogas?
Se trata de construir el socialismo sobre estructuras basadas en las dádivas, la burocracia y el sectarismo, lo cual implica la exclusión de quienes no compartan las ideas y la democracia debe comenzar en lo interno en el PSUV, la elección de sus autoridades, candidatos y el derecho a disentir y a dirimir los conflictos respetando las diferencias. Aunque la política es la búsqueda del poder, no debe significar el aniquilamiento de más de la mitad de la sociedad venezolana. ¿Si elaboráramos un índice del descontento que recogiera los reclamos y acciones de calle de la población, qué porcentaje arrojaría?
Si tomamos el drama de la vivienda, no es solo que este año se está construyendo menos que antes, sino que mediante la propaganda se ha creado una atmósfera de solución de la crisis, al entregar viviendas equipadas, cuando el objetivo del Gobierno debe ser una metodología de construcción masiva, multiplicando los empleos y potenciando las industrias vinculadas con la construcción. Es crear una dinámica política y económica que ponga a trabajar al país y no resolverle el techo a un mínimo de familias. El índice de descontento se agiganta y oculta el horizonte.
juanmartin@cantv.net
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