"Yo soy la mejor retratista de este país"
"¡Exponer en un museo es muy duro! La burocracia te lleva. Tengo 30 años luchando contra la burocracia museística en este país"
Azalea Quiñones (Anzoátegui, 1951) asegura que dejó de ser pedante cuando tuvo en sus manos las cenizas del cuerpo de su madre, Celenia María Hernández. Cuando murió en los brazos de la artista, ahí también se acabó su arrogancia. La mujer, que afirmó en una ocasión que había nacido prepotente, dice que se ha vuelto más humana. Sin embargo, se cataloga, excusándose primero, como la mejor retratista de Venezuela.
Tal afirmación la realizó primero Juan Calzadillas, director de la Galería de Arte Nacional (GAN): "(En ella) está depositada la mayor esperanza figurativa del arte venezolano de este momento".
"Soy la mejor retratista que tiene este país, desde la Colonia para acá. Punto", dice la ganadora del Premio Nacional de Artes Plásticas 2008-2010, quien expone desde el domingo una selección de más de 40 obras en la muestra Por unanimidad, en la Galería Dimaca de Los Palos Grandes.
-¿Por qué asegura ser la mejor retratista del país?
-Porque lo soy de manera natural, innata. Sin haber estudiado ya era retratista. Expuse obras antes de entrar a la Escuela de Artes Plásticas. Esas obras no están aquí (en Dimaca), pero se expusieron en la muestra Unio este año en la GAN. Un día, de pequeñita, con mis creyones, mis lápices, comencé a jugar. Fui creciendo y continúe pintando. Lo primero que tú ves es lo que conoces: la figura humana. Me fui por allí y me di cuenta de que era retratista. Empecé a pintar a la gente que conocía. ¡Me di cuenta de que era buena! Me hice retratista sin querer. Di lo máximo y llegué a lo máximo con mi pintura. Nunca abandoné la figuración, pero tenía ganas de incursionar en otros aspectos del arte que no fueron en vano: con la pintura inmaterial llegué al siglo XXI, y le hice un aporte a mi país.
-¿Por Unanimidad presenta un repaso de su trabajo?
-Parte de esas obras participaron en la exposición Unio de la GAN por haber sido la ganadora del Premio Nacional de Artes Plásticas por unanimidad. Yo decidí traerlas para acá porque las obras, mientras más ojos las vean, más se crecen. Aquí hay varias etapas de mi vida en diferentes formatos. Mi fuerte está en la obra figurativa, pero aquí hay un paseo a través de mi investigación sobre el arte inmaterial.
-¿Cómo ve el arte figurativo que se está trabajando en el país?
-Ser artista no es fácil. Es algo con lo que se nace y, cuando eso pasa, hay que tener una disciplina y una dedicación absoluta. No voy al cine, porque no tengo tiempo. Además, el cine fermenta el pensamiento. Vivo casi ermitaña. Rara vez me dejo ver públicamente. Me he acostumbrado a vivir entre pinceles. Es que si me distraía de eso perdía mi centro (...) No hago el amor por pintar (...) He estado muy desvinculada. Sin ser egoísta, cuando se tiene tanto peso, y uno se reconoce, está en la obligación de autoestimular ese proceso.
-¿Ha visto el trabajo de algunos jóvenes artistas?
-No. Procuro no ver mucho, porque tengo mucho para ver por dentro. ¡No es egoísmo! Hasta me da vergüenza, pero creo que me debo más a mi público.
-William Niño aseguró que sus obras eran "las más arriesgadas"
-Está muy bien eso. Pero yo diría algo que ya alguien mencionó: 'Soy insobornable' en todos los aspectos de mi vida. Eso me satisface porque soy completa e íntegra. Por eso me dan el premio, porque soy insobornable.
-¿En algún momento, el arte le transmitió miedo?
-Me daba miedo originalmente porque le temía a la vida. Pero el arte me permite sostenerme y, a través de esa estética, que me da placer, logro sobrevivir.
-¿Está obsesionada con el autorretrato?
-Estoy en todas las obras. Siempre me he autorretratado, porque es un elemento que domino mucho. Hay pocos artistas, y sobre todo mujeres, que tienen las condiciones físicas y la personalidad para hacerlo. Yo la tengo.
-Acaba de exponer en la GAN y ahora está en una galería. ¿Cree qué en estos momentos las galerías han asumido el discurso de las artes venezolanas?
-Demos gracias a Dios que existen galerías, y artistas que somos fieles a las galerías. ¡Exponer en un museo es muy duro! La burocracia te lleva. Tengo 30 años luchando contra la burocracia museística en este país (...) Renuncié a los museos hace 30 años porque me cerraron las puertas teniendo el talento. Era muy rebelde, caprichosa, decía las verdades que le incomodaban a los directores de los museos. Me pasaron factura, y no me metían en las exposiciones. Ahora vengo de exponer en la GAN y todavía hay puntos de honor que no cumplieron conmigo.
-¿Cuáles?
-No adquirieron, por ahora, una obra mía. Tenían que comprarla, y yo tenía que donarles una. Ese punto de honor no se cumplió con Azalea Quiñones, ¡y yo eso sí lo digo! Así como también digo que en 2004 el entonces ministro de Cultura, Francisco Sesto, dijo que los Premios Nacionales debían de entregarse con más claridad. No en un sobre cerrado, como hacían antes. Con esas exigencias, el ministro me favoreció. Los demás no pudieron conmigo, que me presenté preparada con mi trabajo de 30 años en físico y en digital. Eso me favoreció por unanimidad, porque nadie presentó lo que yo presenté. Ninguno se acercó ni siquiera a mis tobillos.
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