Los papas han tenido un papel muy versátil en el séptimo arte
"Habemus Papam" vaticinó la renuncia de Benedicto XVI
EL UNIVERSAL
viernes 15 de marzo de 2013 12:00 AM
Madrid- La histórica renuncia de Benedicto XVI fue vaticinada por la comedia Habemus Papam, de Nanni Moretti, pero los papas han tenido un papel muy versátil en el cine, desde el Julio II que atormenta a Miguel Ángel en La agonía y el éxtasis a la crítica histórica a Pío XII en Amén.
Ateniéndose al proceso recientemente terminado, los días anteriores a la fumata blanca, quizá fue Las sandalias del pescador la más famosa en retratarlo, al contar la historia ficticia de Cirilo I (Anthony Quinn), elegido en la octava vuelta de votaciones y quien acaba interviniendo en una crisis nuclear China-URSS.
O quizás El cardenal, sin llegar a Su Santidad, expresó como ninguna, gracias a Otto Preminger, las intrigas de poder y la ascensión en el seno de la Iglesia, aunque también amparándose en la ficción.
Por contra, con ambición de rigor histórico, Amén, de Costa-Gavras, buscó repartir responsabilidades en El Vaticano, en concreto para Pío XII, por "lavarse las manos" como Poncio Pilatos ante las atrocidades del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial.
Basada en la obra de teatro El vicario, de Rolf Hochhuth, que causó tal escándalo que obligó a El Vaticano a revisar ese episodio histórico, Costa-Gavras hizo la película evitando la polémica como "una metáfora sobre el silencio, la indiferencia e implicación que frente al extermino protagonizaron las autoridades políticas y religiosas de todo el mundo".
Un papa mecenas con complejidad emocional era el que retrataba Carol Reed enLa agonía y el éxtasis, careo entre Julio II (Rex Harrison) y Miguel Ángel (Charlton Heston) alrededor de la creación de la Capilla Sixtina.
Un clásico espiritual como Hermano sol, hermana luna, película biográfica de Franco Zeffirelli sobre San Francisco de Asís, incluía en su comunión del hombre con la naturaleza, la figura de Inocencio III (Alec Guinness).
El cine también se hizo eco de la leyenda de Pope Joan, que supuestamente ocultó su sexo para acceder a la figura de sumo pontífice, y Liv Ullman fue la encargada de darle vida.
Ateniéndose al proceso recientemente terminado, los días anteriores a la fumata blanca, quizá fue Las sandalias del pescador la más famosa en retratarlo, al contar la historia ficticia de Cirilo I (Anthony Quinn), elegido en la octava vuelta de votaciones y quien acaba interviniendo en una crisis nuclear China-URSS.
O quizás El cardenal, sin llegar a Su Santidad, expresó como ninguna, gracias a Otto Preminger, las intrigas de poder y la ascensión en el seno de la Iglesia, aunque también amparándose en la ficción.
Por contra, con ambición de rigor histórico, Amén, de Costa-Gavras, buscó repartir responsabilidades en El Vaticano, en concreto para Pío XII, por "lavarse las manos" como Poncio Pilatos ante las atrocidades del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial.
Basada en la obra de teatro El vicario, de Rolf Hochhuth, que causó tal escándalo que obligó a El Vaticano a revisar ese episodio histórico, Costa-Gavras hizo la película evitando la polémica como "una metáfora sobre el silencio, la indiferencia e implicación que frente al extermino protagonizaron las autoridades políticas y religiosas de todo el mundo".
Un papa mecenas con complejidad emocional era el que retrataba Carol Reed enLa agonía y el éxtasis, careo entre Julio II (Rex Harrison) y Miguel Ángel (Charlton Heston) alrededor de la creación de la Capilla Sixtina.
Un clásico espiritual como Hermano sol, hermana luna, película biográfica de Franco Zeffirelli sobre San Francisco de Asís, incluía en su comunión del hombre con la naturaleza, la figura de Inocencio III (Alec Guinness).
El cine también se hizo eco de la leyenda de Pope Joan, que supuestamente ocultó su sexo para acceder a la figura de sumo pontífice, y Liv Ullman fue la encargada de darle vida.
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