Los mandalas de Emilia Azcárate
"Liminal" inaugura el jueves en la galería Henrique Faria Fine Art en Nueva York.
La artista residenciada en Madrid expone tres series inéditas
JESSICA MORÓN | EL UNIVERSAL
martes 11 de febrero de 2014
Emilia Azcárate (Caracas, 1964) vincula su obra con el budismo nichiren. Según las enseñanzas del monje japonés, el tiempo permitirá a los practicantes contribuir en el desarrollo de una sociedad pacífica, justa y próspera. La creadora venezolana, residenciada en Madrid, elabora piezas sobre papel, lienzo y madera, en un intento por materializar su espiritualidad. Composiciones abstractas y coloridas que surgen tras sus prácticas de meditación.
Tres series inéditas integran la muestra Liminal que inaugura el jueves en la galería Henrique Faria Fine Art en Nueva York. "El tema puede resultar complicado. Casi todo el trabajo parte de la figura de un mandala que realizo a partir de chapas de botellas recolectadas en la calle", explica la artista visual que cursó estudios en el Central Saint Martins College of Art and Design de Londres.
Los mandalas, en sánscrito, aluden a diagramas y representaciones. Budistas e hinduistas los usan para representar una acepción del espacio bajo un círculo inmerso dentro de una forma cuadrangular.
Azcárate construye los suyos con elementos de desecho provenientes de las ciudades que ha visitado. Cada uno lleva el nombre del país en el que fue encontrado. "Es un trabajo que comencé en 2001 para representar una especie de microcosmos contemporáneo. Aquel en el que convergen las múltiples inclinaciones de los habitantes de un lugar", comenta la creadora que vive y trabaja en Madrid.
En la serie Practicables confluyen 80 pinturas Sin título. Piezas abstractas colocadas sobre un muro, elaboradas en acrílico, carboncillo y acuarela sobre madera. "Son obras que pueden ser manipuladas por el espectador, quien tiene en sus manos la posibilidad de alterar su composición. Una referencia a la física cuántica que contempla la posibilidad de alterar el curso de las cosas con un mínimo movimiento", apunta la artista que inició la práctica budista en 2012.
Las Postales se incorporan al lugar. Misivas enviadas por correspondencia -de Madrid a Nueva York- para reflexionar sobre el tiempo. "Me interesa abordar la transitoriedad, cómo en ocasiones los mensajes, por ejemplo, llegan intactos", dice.
En Gohonzon- su tercera serie-, la creadora experimenta con caligrafías y numerologías. "Quiero entender lo que estoy viviendo. En alusión al budismo nichiren estas obras ofrecen una mirada introspectiva", asegura Azcárate, quien superpone formas circulares de papel sobre láminas monocromáticas y patrones concéntricos.
"Azcárate demuestra su capacidad para establecer puentes entre mundos diferentes. A través de estas conexiones se pueden apreciar las sutilezas entre lo interno y lo externo, lo material y lo espiritual", concluye el texto de la muestra.
jmoron@eluniversal.com
Tres series inéditas integran la muestra Liminal que inaugura el jueves en la galería Henrique Faria Fine Art en Nueva York. "El tema puede resultar complicado. Casi todo el trabajo parte de la figura de un mandala que realizo a partir de chapas de botellas recolectadas en la calle", explica la artista visual que cursó estudios en el Central Saint Martins College of Art and Design de Londres.
Los mandalas, en sánscrito, aluden a diagramas y representaciones. Budistas e hinduistas los usan para representar una acepción del espacio bajo un círculo inmerso dentro de una forma cuadrangular.
Azcárate construye los suyos con elementos de desecho provenientes de las ciudades que ha visitado. Cada uno lleva el nombre del país en el que fue encontrado. "Es un trabajo que comencé en 2001 para representar una especie de microcosmos contemporáneo. Aquel en el que convergen las múltiples inclinaciones de los habitantes de un lugar", comenta la creadora que vive y trabaja en Madrid.
En la serie Practicables confluyen 80 pinturas Sin título. Piezas abstractas colocadas sobre un muro, elaboradas en acrílico, carboncillo y acuarela sobre madera. "Son obras que pueden ser manipuladas por el espectador, quien tiene en sus manos la posibilidad de alterar su composición. Una referencia a la física cuántica que contempla la posibilidad de alterar el curso de las cosas con un mínimo movimiento", apunta la artista que inició la práctica budista en 2012.
Las Postales se incorporan al lugar. Misivas enviadas por correspondencia -de Madrid a Nueva York- para reflexionar sobre el tiempo. "Me interesa abordar la transitoriedad, cómo en ocasiones los mensajes, por ejemplo, llegan intactos", dice.
En Gohonzon- su tercera serie-, la creadora experimenta con caligrafías y numerologías. "Quiero entender lo que estoy viviendo. En alusión al budismo nichiren estas obras ofrecen una mirada introspectiva", asegura Azcárate, quien superpone formas circulares de papel sobre láminas monocromáticas y patrones concéntricos.
"Azcárate demuestra su capacidad para establecer puentes entre mundos diferentes. A través de estas conexiones se pueden apreciar las sutilezas entre lo interno y lo externo, lo material y lo espiritual", concluye el texto de la muestra.
jmoron@eluniversal.com
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