Venezuela 2014: ¿Llorarás y llorarás?
DANIEL LANSBERG RODRÍGUEZ | EL UNIVERSAL
sábado 15 de febrero de 2014
La leyenda de "La llorona" (también conocida como "La sayona" en algunos campos) es una de las historias folklóricas más universales de toda Hispanoamérica. Aunque algunos detalles y particulares de la misma, tienden variar un poco entre regiones, la narrativa básica es bastante similar, al igual que lo ha sido su uso como relato aleccionador para generaciones de jóvenes a lo largo del continente: Ay de los jóvenes que se queden afuera toda la noche, sin duda La llorona -terror espectral del parrandero- los encontrará. Así que, mejor lleguen temprano y se quedan a salvo en sus hogares...
Pero la historia tiene también otra moraleja. Según la leyenda, La llorona es el alma torturada de una mujer, un fantasma que vaga por las carreteras durante la noche buscando reemplazar a su hijo perdido, y llorando desconsoladamente sin cesar. Según la leyenda, el siniestro espectro fue una vez una linda joven de buena familia, que se dejó enamorar por un soldado quien le prometió el cielo, y las estrellas. Conmovida tanto por su carisma como sus promesas, y a pesar de su buen juicio, la pobre ingenua queda embarazada y pare a un niño. Rechazando la paternidad, el amante los abandona, dejándola con el corazón roto, separada de su familia y rechazada por la sociedad.
Bajo estas trágicas circunstancias, la joven madre se vuelve cada vez más frustrada y trastornada, y se convence que la fuga de su amante, fue resultado del haber parido un hijo. En la historia, el llanto incesante de su bebé le recuerda aquello que había perdido, haciendo que la joven asfixie a su bebé y salga en busca del padre -suponiendo, al fin-, que ahora sí podrían estar juntos. Al encontrarlo, éste vuelve a rechazarla, y horrorizado la reporta a las autoridades.
Vacía de cualquier esperanza, la joven se sumerge en un río cercano, y se ahoga. Pero al parecer, su tortura no acabó ahí. Rechazada en las puertas del cielo por su gran crimen, es obligada a vagar por la tierra, siempre llorando, hasta encontrar de nuevo a su hijo -o, si no, a algún joven con quien reemplazar al amante.
Hoy en día, Venezuela se ha convertido en La llorona del continente: un cuento con moraleja trágica. Tomando como ejemplo las recientes elecciones en Costa Rica y El Salvador, en las cuales a pesar que a los candidatos de "izquierda" no les fue mal, en sus respectivas competiciones, los mismos trataron claramente de distanciarse de los modelos de Estados "revolucionarios" como Venezuela o Bolivia. En su lugar, trataron de convencer a los votantes, que sus ideas, eran las de transformar sus pequeñas repúblicas centroamericanas en un par de mini-Brasiles. Bien se sabe, mejor evitar el camino de La llorona de los Andes.
Érase una vez, una hermosa nación llamada Venezuela, que se enamoró de un soldado carismático, quien le prometió todo bajo el sol. Embelesada, esta se apartó de sus viejas alianzas, y ahora -abandonada por su soldado, aislados y empobrecidos- sus gobernantes diluidos siguen buscando desesperadamente la aprobación de su comandante. Para encontrarlo, están dispuestos a cometer cualquier barbaridad, malgastando sin escrúpulo ninguno el patrimonio nacional, y hasta la sangre, de sus 27 millones de hijos para lograrlo.
Todos los factores están ahí -es una historia trágica, y hasta difícil de creer, pero universalmente conocida por toda la región hispana. La calamidad de Venezuela es uno de esos relatos raros que aún pueden unir el continente: celebre mito urbano, de un país en purgatorio, atormentado por sus recuerdos, y desesperados por pasar al otro lado... Creo que ya hemos cumplido la condena, y espero que, entre todos, si logremos exorcizarla.
@Dlansberg
Pero la historia tiene también otra moraleja. Según la leyenda, La llorona es el alma torturada de una mujer, un fantasma que vaga por las carreteras durante la noche buscando reemplazar a su hijo perdido, y llorando desconsoladamente sin cesar. Según la leyenda, el siniestro espectro fue una vez una linda joven de buena familia, que se dejó enamorar por un soldado quien le prometió el cielo, y las estrellas. Conmovida tanto por su carisma como sus promesas, y a pesar de su buen juicio, la pobre ingenua queda embarazada y pare a un niño. Rechazando la paternidad, el amante los abandona, dejándola con el corazón roto, separada de su familia y rechazada por la sociedad.
Bajo estas trágicas circunstancias, la joven madre se vuelve cada vez más frustrada y trastornada, y se convence que la fuga de su amante, fue resultado del haber parido un hijo. En la historia, el llanto incesante de su bebé le recuerda aquello que había perdido, haciendo que la joven asfixie a su bebé y salga en busca del padre -suponiendo, al fin-, que ahora sí podrían estar juntos. Al encontrarlo, éste vuelve a rechazarla, y horrorizado la reporta a las autoridades.
Vacía de cualquier esperanza, la joven se sumerge en un río cercano, y se ahoga. Pero al parecer, su tortura no acabó ahí. Rechazada en las puertas del cielo por su gran crimen, es obligada a vagar por la tierra, siempre llorando, hasta encontrar de nuevo a su hijo -o, si no, a algún joven con quien reemplazar al amante.
Hoy en día, Venezuela se ha convertido en La llorona del continente: un cuento con moraleja trágica. Tomando como ejemplo las recientes elecciones en Costa Rica y El Salvador, en las cuales a pesar que a los candidatos de "izquierda" no les fue mal, en sus respectivas competiciones, los mismos trataron claramente de distanciarse de los modelos de Estados "revolucionarios" como Venezuela o Bolivia. En su lugar, trataron de convencer a los votantes, que sus ideas, eran las de transformar sus pequeñas repúblicas centroamericanas en un par de mini-Brasiles. Bien se sabe, mejor evitar el camino de La llorona de los Andes.
Érase una vez, una hermosa nación llamada Venezuela, que se enamoró de un soldado carismático, quien le prometió todo bajo el sol. Embelesada, esta se apartó de sus viejas alianzas, y ahora -abandonada por su soldado, aislados y empobrecidos- sus gobernantes diluidos siguen buscando desesperadamente la aprobación de su comandante. Para encontrarlo, están dispuestos a cometer cualquier barbaridad, malgastando sin escrúpulo ninguno el patrimonio nacional, y hasta la sangre, de sus 27 millones de hijos para lograrlo.
Todos los factores están ahí -es una historia trágica, y hasta difícil de creer, pero universalmente conocida por toda la región hispana. La calamidad de Venezuela es uno de esos relatos raros que aún pueden unir el continente: celebre mito urbano, de un país en purgatorio, atormentado por sus recuerdos, y desesperados por pasar al otro lado... Creo que ya hemos cumplido la condena, y espero que, entre todos, si logremos exorcizarla.
@Dlansberg
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