Ábreme las venas
En Panamá, los cubanos, duchos en la oportunidad, sacaron provecho del encuentro
JEAN MANINAT | EL UNIVERSAL
jueves 16 de abril de 2015 12:00 AM
Recién ha fallecido Eduardo Galeano, el autor de uno de los libros más influyentes en el pensamiento de la izquierda latinoamericana, Las venas abiertas de América Latina (1971), el cual, de ñapa colateral, también nutrió los desvaríos populistas de muchos líderes nacionalistas de la región. El título de la obra era ya de por sí melodramático -tiene una fragancia a Delia Fiallo- acorde con su contenido: un relato grandilocuente de las iniquidades sufridas por los pueblos latinoamericanos a manos de los gringos europeos y norteamericanos y sus cómplices criollos. De la conquista para acá, el blanco invasor se habría aposentado en estas tierras -donde otrora sus naturales retozaban edénicamente en paz- con el único propósito de expoliarlas de sus múltiples riquezas naturales. Allí estaba el origen de todos los males y desventuras padecidos por los pueblos latinoamericanos. Allí las razones para su atraso y subdesarrollo. "No sería capaz de leerlo de nuevo. Caería desmayado", habría dicho Galeano, según el diario El País de España, en una entrevista recogida por la Agencia Brasil. Pero ya el daño estaba hecho.
El gran intelectual público venezolano, Carlos Rangel, en su obra Del buen salvaje al buen revolucionario (1976), se encargaría de desmontar los mitos autocomplacientes que condonaban la cadena de despropósitos económicos cometidos por la gran mayoría de los gobiernos en la región a nombre de una supuesta "independencia económica" que solo contribuyó a perpetuar el atraso y la pobreza. Para avanzar y prosperar -rezaba una de las apreciaciones más toxicas- había que cortar los lazos de dependencia con Estados Unidos y otros "centros imperiales". La teoría de la dependencia -así fue denominada- hizo estragos entre sociólogos, activistas revolucionarios y mas de un benigno gobernante demócrata sorprendido en su buena fe y pésimo conocimiento de la economía.
Pero sabemos que los mitos son duros de roer, y acudir a ellos tiene sus ventajas -consulte a los griegos: a los helénicos de Sófocles o a los autoarruinados de Alexis Tsipras-, a la hora de querer descargar en hombros ajenos sus propias responsabilidades. ¡Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos!, se le acredita -parece que erróneamente, pero en su boca suena mejor- al dictador mexicano Porfirio Díaz. El resentimiento del retruécano sigue haciendo de las suyas hasta el día de hoy.
Hace unos días, en Panamá, tuvimos un maravilloso y desternillante ejercicio de catarsis, de despecho, de amor y odio frente al gran vecino del Norte. Los presidentes más notorios del Alba le dedicaron su rosario de agravios históricos al más alto representante de EEUU, nada menos que el primer presidente negro de esa nación. Su país nos ha vejado, nos ha humillado, repetían entre medias verdades y medias mentiras. Subían y bajaban el tono, ahora sarcásticos, ahora amenazantes, ahora complacientes, dando lecciones de historia altaneros y perdona vidas. Pero en el fondo, todo tenía un aire quejoso, de reproche amoroso, de cante jondo, una saeta adolorida, un bolero maltrecho cantado a voces. La airada retahíla de recibos viejos y vencidos, frente al Presidente que les dijo que no venía hablar de la historia sino del futuro, era más un reclamo de atención, un mírame Obama, no ves que estoy aquí.
Solo los cubanos, duchos en cantar desgracias, sacaron provecho del encuentro.
Toma este puñal ábreme las venas quiero desangrarme hasta que me muera, no quiero la vida si he de verte ajeno pues sin tu cariño no vale la pena...
Escuchó impávido el mandatario más poderoso del mundo. ¡Azúcar!
@jeanmaninat
JEAN MANINAT | EL UNIVERSAL
jueves 16 de abril de 2015 12:00 AM
Recién ha fallecido Eduardo Galeano, el autor de uno de los libros más influyentes en el pensamiento de la izquierda latinoamericana, Las venas abiertas de América Latina (1971), el cual, de ñapa colateral, también nutrió los desvaríos populistas de muchos líderes nacionalistas de la región. El título de la obra era ya de por sí melodramático -tiene una fragancia a Delia Fiallo- acorde con su contenido: un relato grandilocuente de las iniquidades sufridas por los pueblos latinoamericanos a manos de los gringos europeos y norteamericanos y sus cómplices criollos. De la conquista para acá, el blanco invasor se habría aposentado en estas tierras -donde otrora sus naturales retozaban edénicamente en paz- con el único propósito de expoliarlas de sus múltiples riquezas naturales. Allí estaba el origen de todos los males y desventuras padecidos por los pueblos latinoamericanos. Allí las razones para su atraso y subdesarrollo. "No sería capaz de leerlo de nuevo. Caería desmayado", habría dicho Galeano, según el diario El País de España, en una entrevista recogida por la Agencia Brasil. Pero ya el daño estaba hecho.
El gran intelectual público venezolano, Carlos Rangel, en su obra Del buen salvaje al buen revolucionario (1976), se encargaría de desmontar los mitos autocomplacientes que condonaban la cadena de despropósitos económicos cometidos por la gran mayoría de los gobiernos en la región a nombre de una supuesta "independencia económica" que solo contribuyó a perpetuar el atraso y la pobreza. Para avanzar y prosperar -rezaba una de las apreciaciones más toxicas- había que cortar los lazos de dependencia con Estados Unidos y otros "centros imperiales". La teoría de la dependencia -así fue denominada- hizo estragos entre sociólogos, activistas revolucionarios y mas de un benigno gobernante demócrata sorprendido en su buena fe y pésimo conocimiento de la economía.
Pero sabemos que los mitos son duros de roer, y acudir a ellos tiene sus ventajas -consulte a los griegos: a los helénicos de Sófocles o a los autoarruinados de Alexis Tsipras-, a la hora de querer descargar en hombros ajenos sus propias responsabilidades. ¡Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos!, se le acredita -parece que erróneamente, pero en su boca suena mejor- al dictador mexicano Porfirio Díaz. El resentimiento del retruécano sigue haciendo de las suyas hasta el día de hoy.
Hace unos días, en Panamá, tuvimos un maravilloso y desternillante ejercicio de catarsis, de despecho, de amor y odio frente al gran vecino del Norte. Los presidentes más notorios del Alba le dedicaron su rosario de agravios históricos al más alto representante de EEUU, nada menos que el primer presidente negro de esa nación. Su país nos ha vejado, nos ha humillado, repetían entre medias verdades y medias mentiras. Subían y bajaban el tono, ahora sarcásticos, ahora amenazantes, ahora complacientes, dando lecciones de historia altaneros y perdona vidas. Pero en el fondo, todo tenía un aire quejoso, de reproche amoroso, de cante jondo, una saeta adolorida, un bolero maltrecho cantado a voces. La airada retahíla de recibos viejos y vencidos, frente al Presidente que les dijo que no venía hablar de la historia sino del futuro, era más un reclamo de atención, un mírame Obama, no ves que estoy aquí.
Solo los cubanos, duchos en cantar desgracias, sacaron provecho del encuentro.
Toma este puñal ábreme las venas quiero desangrarme hasta que me muera, no quiero la vida si he de verte ajeno pues sin tu cariño no vale la pena...
Escuchó impávido el mandatario más poderoso del mundo. ¡Azúcar!
@jeanmaninat
El gran intelectual público venezolano, Carlos Rangel, en su obra Del buen salvaje al buen revolucionario (1976), se encargaría de desmontar los mitos autocomplacientes que condonaban la cadena de despropósitos económicos cometidos por la gran mayoría de los gobiernos en la región a nombre de una supuesta "independencia económica" que solo contribuyó a perpetuar el atraso y la pobreza. Para avanzar y prosperar -rezaba una de las apreciaciones más toxicas- había que cortar los lazos de dependencia con Estados Unidos y otros "centros imperiales". La teoría de la dependencia -así fue denominada- hizo estragos entre sociólogos, activistas revolucionarios y mas de un benigno gobernante demócrata sorprendido en su buena fe y pésimo conocimiento de la economía.
Pero sabemos que los mitos son duros de roer, y acudir a ellos tiene sus ventajas -consulte a los griegos: a los helénicos de Sófocles o a los autoarruinados de Alexis Tsipras-, a la hora de querer descargar en hombros ajenos sus propias responsabilidades. ¡Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos!, se le acredita -parece que erróneamente, pero en su boca suena mejor- al dictador mexicano Porfirio Díaz. El resentimiento del retruécano sigue haciendo de las suyas hasta el día de hoy.
Hace unos días, en Panamá, tuvimos un maravilloso y desternillante ejercicio de catarsis, de despecho, de amor y odio frente al gran vecino del Norte. Los presidentes más notorios del Alba le dedicaron su rosario de agravios históricos al más alto representante de EEUU, nada menos que el primer presidente negro de esa nación. Su país nos ha vejado, nos ha humillado, repetían entre medias verdades y medias mentiras. Subían y bajaban el tono, ahora sarcásticos, ahora amenazantes, ahora complacientes, dando lecciones de historia altaneros y perdona vidas. Pero en el fondo, todo tenía un aire quejoso, de reproche amoroso, de cante jondo, una saeta adolorida, un bolero maltrecho cantado a voces. La airada retahíla de recibos viejos y vencidos, frente al Presidente que les dijo que no venía hablar de la historia sino del futuro, era más un reclamo de atención, un mírame Obama, no ves que estoy aquí.
Solo los cubanos, duchos en cantar desgracias, sacaron provecho del encuentro.
Toma este puñal ábreme las venas quiero desangrarme hasta que me muera, no quiero la vida si he de verte ajeno pues sin tu cariño no vale la pena...
Escuchó impávido el mandatario más poderoso del mundo. ¡Azúcar!
@jeanmaninat
La venta de oro del Banco Central
Esperemos que este tipo de operaciones utilizando el oro sea de carácter excepcional
JOSÉ VICENTE RODRÍGUEZ AZNAR | EL UNIVERSAL
domingo 12 de abril de 2015 12:00 AM
En los últimos días se ha publicado en la prensa nacional diversas informaciones sobre una posible operación mediante la cual el Banco Central de Venezuela obtendría la cantidad de 1.500 millones de dólares utilizando alrededor del 12% del oro de las reservas internacionales. A esta operación se le ha dado diversas denominaciones que se prestan a confusión por la falta de una información precisa por parte de las autoridades correspondientes. Hay quienes la califican como un "swap" término desconocido para la gran mayoría de la población. Otros dicen que será un préstamo que le harán bancos internacionales al BCV con garantía de oro. También hay quienes la han calificado simplemente como una operación de venta de oro.
Descartamos la posibilidad que el BCV esté pensando en una simple operación de venta de oro de las reservas internacionales, ya que se estaría desprendiendo de un activo que tiene una tendencia a incrementar su valor en el tiempo, a cambio de una cantidad de dólares que seguramente sería gastada en muy corto plazo para atender compromisos en divisas, bien sean del Gobierno Nacional o del propio BCV. Además la simple venta de oro tendría el efecto pernicioso de seguir reduciendo el valor de nuestra moneda, al disminuir el monto de reservas internacionales que la respalda.
En el caso de esta operación, el "swap" dicho en términos sencillos, sería el intercambio de oro por dólares en efectivo, con el compromiso entre las partes de revertir la operación dentro de un plazo y a un precio predeterminado. El"swap" en nuestra legislación venezolana equivale a una operación de "compra-venta con pacto de retracto" en la que el vendedor del bien tiene la opción de readquirirlo, sin que el comprador inicial pueda negarse a su devolución, siempre que se le reintegre el dinero que entregó, más los costos y gastos de la operación. De ser así, el BCV dejaría temporalmente de ser propietario del oro, traspasando la propiedad al comprador, cuya propiedad retornaría al BCV siempre que cancele la cantidad de dinero acordada. En consecuencia, el BCV deberá eliminar de su Balance el valor del oro transado, pues ya no sería propietario del mismo hasta que ejerciera el derecho de retracto.
Es evidente que esta operación tiene el propósito de proveer de divisas al BCV bien sea para cumplir compromisos que no puede atender por falta de disponibilidad actual o bien para inyectarlas al desasistido Simadi y así reducir el precio del dólar paralelo. Ante la dificultad que tiene el país para acceder a los mercados financieros internacionales con papeles de la República o de Pdvsa, el Gobierno Nacional acude al expediente de negociar el oro como una fórmula atractiva para la banca internacional.
El Gobierno tiene la obligación de informar al país las condiciones y características de esta operación de venta de oro que es de todos los venezolanos. Las divisas que ingresen son propiedad de BCV, por lo tanto si el Gobierno las necesita, debe comprárselas al Instituto entregándole el correspondiente contralor en bolívares. Esperemos que este tipo de operaciones utilizando el oro sea de carácter excepcional y no se convierta en una práctica recurrente.
josevicenterodriguez.aznar@gmail.com
Descartamos la posibilidad que el BCV esté pensando en una simple operación de venta de oro de las reservas internacionales, ya que se estaría desprendiendo de un activo que tiene una tendencia a incrementar su valor en el tiempo, a cambio de una cantidad de dólares que seguramente sería gastada en muy corto plazo para atender compromisos en divisas, bien sean del Gobierno Nacional o del propio BCV. Además la simple venta de oro tendría el efecto pernicioso de seguir reduciendo el valor de nuestra moneda, al disminuir el monto de reservas internacionales que la respalda.
En el caso de esta operación, el "swap" dicho en términos sencillos, sería el intercambio de oro por dólares en efectivo, con el compromiso entre las partes de revertir la operación dentro de un plazo y a un precio predeterminado. El"swap" en nuestra legislación venezolana equivale a una operación de "compra-venta con pacto de retracto" en la que el vendedor del bien tiene la opción de readquirirlo, sin que el comprador inicial pueda negarse a su devolución, siempre que se le reintegre el dinero que entregó, más los costos y gastos de la operación. De ser así, el BCV dejaría temporalmente de ser propietario del oro, traspasando la propiedad al comprador, cuya propiedad retornaría al BCV siempre que cancele la cantidad de dinero acordada. En consecuencia, el BCV deberá eliminar de su Balance el valor del oro transado, pues ya no sería propietario del mismo hasta que ejerciera el derecho de retracto.
Es evidente que esta operación tiene el propósito de proveer de divisas al BCV bien sea para cumplir compromisos que no puede atender por falta de disponibilidad actual o bien para inyectarlas al desasistido Simadi y así reducir el precio del dólar paralelo. Ante la dificultad que tiene el país para acceder a los mercados financieros internacionales con papeles de la República o de Pdvsa, el Gobierno Nacional acude al expediente de negociar el oro como una fórmula atractiva para la banca internacional.
El Gobierno tiene la obligación de informar al país las condiciones y características de esta operación de venta de oro que es de todos los venezolanos. Las divisas que ingresen son propiedad de BCV, por lo tanto si el Gobierno las necesita, debe comprárselas al Instituto entregándole el correspondiente contralor en bolívares. Esperemos que este tipo de operaciones utilizando el oro sea de carácter excepcional y no se convierta en una práctica recurrente.
josevicenterodriguez.aznar@gmail.com
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