Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

martes, 21 de abril de 2015

UNA FORMA DE HONRAR AL DR. CARLOS LARES CAMPOS (nació en Barcelona, Edo. Anzoátegui el 19 de julio de 1919 y murió en Caracas el 27 de mayo de 2002), INSIGNE PEDIATRA VENEZOLANO A QUIEN DEBO MI VIDA, PUES MAMÁ MURIÓ EN MI PARTO EL 24 DE ENERO DE 1952 Y FUE ÉL, PEDIATRA DE LA CLÍNICA "CENTRAL" EN LA CANDELARIA, CARACAS (DONDE NACÍ) Y EN LA "DAVID LOBO" EN CARACAS TAMBIEN, DONDE PASABA SU CONSULTA,QUIEN RECONOCIO QUE YO ESTABA VIVA Y ME REANIMÓ Y CUIDÓ JUNTO A MI TIA LILIA DIAZ DE EUGENIO, EN MEDIO DEL CAOS QUE SE VIVIÓ EN MI FAMILIA POR ESA INESPERADA MUERTE. HONRO AL DOCTOR LARES CAMPOS, Y AGRADEZCO LA COMUNICACIÓN DE SUS HIJOS, AL LEER A TRAVÉS DE ESTE BLOG MI AGRADECIMIENTO Y VINCULACIÓN CON ÉL. DIOS LO TIENE EN SU GLORIA.

Mostrando Si supieras papá.jpg

Tarjeta realizada por la cuata hija del Dr. Lares Campos, Carmen Elena Lares-Bigott
con motivo de su muerte.
EL INSIGNE PEDIATRA DR. CARLOS LARES CAMPOS nació en Barcelona, Edo. Anzoátegui el 19 de julio de 1919 y murió en Caracas el 27 de mayo de 2002.

Entrevista al doctor José Francisco y la profesora Consuelo Ramos: Historia de la pediatría en Venezuela (1era. parte) En esta oportunidad se recogen los testimonios de dos profesores de la Universidad Central de Venezuela (UCV) e Individuos de Número de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina. El primero pertenece a José Francisco, médico pediatra, y el segundo, a Consuelo Ramos Freites, bibliotecólogo e historiadora. Teniendo como base sus diversos trabajos en el área, ambos especialistas relataron cómo fue el surgimiento y desarrollo de esta rama de la medicina en el país Claudia De Oliveira Los protagonistas primero Reconstruir el nacimiento y desarrollo de la pediatría en Venezuela implica tomar en cuenta la obra y el legado de quienes hicieron posible su gestación, evolución y consolidación como especialidad en el país. Y es que, al contrario de muchas otras historias, ésta en particular se quedaría corta si sólo se hablase de etapas o acontecimientos relevantes. Ninguno de estos elementos tendría sentido, de no ser por la presencia de sus protagonistas. Por esa razón, obligatoriamente, hay que empezar hablando de ellos. Tal impresión se obtiene al conversar con el doctor José Francisco y con la profesora Consuelo Ramos, quienes, luego de dedicar buena parte de su trayectoria profesional a recabar información y publicar sobre dicho tema, pueden decir mucho acerca de la larga lista de personalidades que, desde mediados del siglo XIX, encabezaron y concretaron los hechos de mayor trascendencia en la vida de esta especialidad médica. Es así como estos dos especialistas señalaron, para comenzar, los nombres de figuras como José María Vargas, Manuel Porras, Manuel María Ponte, Gerónimo Eusebio Blanco y muchos otros que a partir de los años 1820 hasta 1880, aproximadamente, escribieron y divulgaron los primeros trabajos pediátricos de los cuales se tiene conocimiento hasta los momentos. Revistas como Eco científico (1857), El Naturalista (1857) y Escuela Médica (1874), fueron los principales portavoces de aquellos textos, cuya preocupación fundamental era estudiar la precaria situación sanitaria y las enfermedades que agobiaban a la infancia, sobre todo a los recién nacidos y lactantes. A partir del año 1889, la figura que se destaca por su invalorable aporte al surgimiento de la pediatría como especialidad es José Manuel De los Ríos, pues a él se le atribuye la apertura de una de las primeras consultas exclusivamente infantiles, junto con Manuel Velásquez Level: la consulta de niños pobres en el “Asilo de Huérfanos de Caracas” ( creado en 1878), así como la creación de una consulta especializada para niños con el licenciado Agustín Aveledo en 1889 y la divulgación de la primera revista pediátrica latinoamericana: Clínica de niños pobres (1889, también). La importancia de su legado incluso se manifiesta en la actualidad; de hecho, uno de los hospitales infantiles más importantes de Venezuela, lleva su nombre. Además, su labor fue el reflejo de innovadoras corrientes de pensamiento, las cuales se encaminaban a transformar el concepto de “niño” manejado en aquellos tiempos. Él figuró entre quienes dejaron de ver al infante como un “adulto en miniatura” y comenzaron a tratarlo como un ser con características propias y especiales. También en ese período histórico debe reconocerse la contribución de médicos como Luis Razetti, cuya inquietud por las condiciones de higiene y salubridad generales, de la población infantil, le llevaron a realizar denuncias y propuestas que incluso le significaron el exilio temporal del país durante los años de la dictadura de Juan Vicente Gómez (1908 – 1935), por considerarse “peligrosas para el régimen”. Los años comprendidos por el lapso 1936 - 1950, también fueron fértiles en hombres y mujeres que supieron hacer la diferencia en el ejercicio pediátrico nacional. La importancia de la presencia de personalidades como Pastor Oropeza, Gustavo H. Machado, Ernesto Vizcarrondo, Espíritu Santo Mendoza, Lya Imber de Coronil, Guillermo Hernández Zozaya, Nicolás Cárdenas Farías y Simón Gómez Malaret, para mencionar algunos, hace que hoy día José Francisco y Consuelo Ramos los identifiquen como los principales pioneros de la pediatría moderna venezolana. De hecho, a ellos se debe la mayor parte de las instituciones, centros de salud, cátedras, postgrados y disposiciones legislativas creadas en pro de la infancia que siguen vigentes en la actualidad. Luego, a partir de los años 1950, entraron en escena - ya de una manera más protagónica – todos aquellos médicos que habían recibido clases, trabajado o investigado al lado de los “padres contemporáneos” de la actividad pediátrica en Venezuela. Este otro grupo conformado por especialistas de la talla de Ernesto Figueroa, Carlos Castillo, Gabriel Barrera Moncada, Hérnán Mendez Castellano, Fernando Rubén Coronil, Guillermo Rangel, Luis Eloy Gámez, Miguel Raga, Pedro J. Álvarez, Carlos Gil Yépez, Francisco Castellanos , Juan Bruzual Acuña, Enrique Pérez Guanipa, Carlos Lares Campos, Armando Gil, Gustavo Leal, Antonio Mota Salazar, Hernán Quintero Uzcátegui, Ezequiel Trejo Padilla, Guillermo Tovar Escobar, Eduardo Urdaneta, Armando Sucre, Francisco Miranda Ruiz, Cecilio Rodríguez, Fabio Serpa, Humberto Latuff y muchos otros “herederos”, tuvieron en sus manos el reto de preservar y continuar el legado de sus maestros, dejando además sus propias huellas. Precisamente, fueron estas últimas generaciones de pediatras, quienes terminaron de darle a la especialidad su rostro actual. Dicho semblante, si bien muestra la satisfacción de los éxitos obtenidos durante siglo y medio de existencia, también deja entrever su preocupación ante los problemas de la sociedad del presente. ¿El motivo? Hoy día, las necesidades de los niños (que viven en dicha sociedad) se encuentran muy lejos de ser resueltas a pesar de los evidentes avances de la ciencia, especialmente en el área de las vacunaciones, el tratamiento con antibióticos y la cirugía especializada. Mas bien, están vinculadas a carencias de carácter social (familia, educación, seguridad…) y sus raíces se enclavan en lo más profundo de una colectividad moralmente deteriorada y – si se quiere - decadente, la cual en más de una oportunidad ha demostrado su incapacidad para protegerlos y darles el bienestar que se merecen. Estas consideraciones sociales no abarcan solamente a los sectores más pobres, pues el estilo moderno de vida, sumado a las limitaciones económicas, también afecta a densos sectores de la llamada clase media venezolana. La gestación de una especialidad Venezuela en el siglo XIX se caracterizaba por ser un país fundamentalmente rural, su subsistencia dependía absolutamente del comercio de productos agrícolas como el café y el cacao y su principal ciudad, Caracas, contaba apenas con 75.000 habitantes. El terremoto de 1812, había cobrado la vida de unas diez mil personas y las 26 revoluciones ocurridas entre 1830 y 1903 se habían encargado de hacer el resto. Todo esto, dejó como resultado una nación constantemente azotada por la guerra, el hambre y por enfermedades como tétanos del recién nacido, paludismo, fiebre amarilla, tuberculosis, lepra, sífilis, cólera, peste bubónica y gastroenteritis, las cuales eran el “pan de cada día” de los venezolanos, cuya esperanza de vida a duras penas llegaba a los 35 ó 40 años. (Essenfeld: http://www.infomedonline.com.ve). Éste fue el escenario donde figuras como José María Vargas, Manuel Porras y Manuel María Ponte dieron los primeros pasos en la gestación de la pediatría venezolana. En opinión de la profesora universitaria, Consuelo Ramos, “Vargas fue un gran iniciador. Él formó una escuela de parteras y escribió la primera publicación pediátrica conocida en el país:‘Descripción de dos fetos monstruosos unidos por el vientre’, en el año 1826”. Respecto a Manuel Porras, la bibliotecólogo e historiadora tampoco dudó en reconocer su valor, refiréndose a él como uno de los médicos que más había escrito sobre patologías infantiles en aquel entonces . Sin embargo, la relevancia de su nombre dentro de los orígenes de esta especialidad en el país, no sólo se debió a su legado bibliográfico. Estando en la población de Calabozo (región central de Venezuela), Porras observó que la mortalidad en recién nacidos, por tétanos o “mocezuelo” (como se le decía en aquella época) se incrementaba cuando las comadronas realizaban cortes de cordón umbilical con utensilios poco adecuados y de condiciones asépticas dudosas. Esa reflexión ya la había hecho José María Vargas con anterioridad. Lo que hizo Porras fue confirmar aquella primera experiencia y ratificar la necesidad de mejorar las circunstancias sanitarias en las cuales se realizaban los partos y los cortes de cordón umbilical. “Esto tuvo lugar en el año 1856. Porras repite entonces la experiencia de Vargas y también reúne a las parteras, les da un curso, les obsequia bisturíes recién adquiridos, las instruye sobre las normas que deben cumplir en el parto y con el niño, sobre todo al momento de cortar el cordón. Los resultados fueron, al igual que los obtenidos por el Dr. Vargas, que la mortalidad por esta causa comenzó a disminuir significativamente”, indicó Ramos. La figuración de Manuel María Ponte – ya por el año 1875 – en la lista de los iniciadores más relevantes de la pediatría en Venezuela, se debió fundamentalmente a un libro de su autoría que llevó por títuto Consejo a las mujeres sobre los medios de conservar la salud, el cual incluía toda una sección dedicada al cuidado y atención de los niños. Las revistas científicas existentes en aquel período, tales como Eco científico (1857), El Naturalista (1857) y Escuela Mé dica (1874), entre otras, también tuvieron un importante papel dentro de esta época de gestación de la especialidad, pues a través de las mismas fueron divulgados una importante cantidad de trabajos y estudios sobre la infancia, elaborados por Vargas, Porras, Ponte y otros médicos como Gerónimo Eusebio Blanco, Eliseo Acosta y Manuel Antonio Diez, para mencionar algunos más. De hecho, el doctor José Francisco, señaló al respecto que entre los años 1832 y 1888 se divulgaron 63 trabajos pediátricos, realizados por un total de 38 autores. Cabe destacar que en en un Trabajo de Ascenso presentado en 1999, (UCV), denominado Historia de la Bibliografía Pediátrica: Venezuela 1830 – 1908, la profesora Consuelo Ramos realizó un exhaustivo análisis histórico – bibliográfico de las publicaciones pediátricas en ese lapso inicial, de las publicaciones científicas venezolanas. Es necesario aclarar que para ese entonces el ´termino “pediatría” no era muy conocido, ni manejado en Venezuela. “Enfermedades de los niños” era la denominación más común y hacía referencia a todos aquellas patologías que se generaban en la población infantil menor de un año. También es oportuno señalar que, durante un buen tiempo, esta rama de la medicina fue considerada como un conocimiento complementario de la ginecología y la obstetricia. “(…) en 1855 se crea en la Universidad Central una cátedra de Medicina Operatoria y Obstétrica que, 30 años más tarde, se dividió y una de esas divisiones fue denominada ‘Obstetricia, ginecología y pediatría’. Creo que ésa es la primera vez que aparece en los programas de estudio de la universidad la palabra ‘pediatría’, pero estaba muy ligada al recién nacido”, afirmó Francisco. Que la atención de los primeros iniciadores de la actividad pediátrica en el país se haya ocupado casi por completo de los recién nacidos y lactantes, no es extraño para ambos entrevistados, pues los índices de mortalidad de este sector social eran alarmantemente altos: de unas 400 a 500 muertes por cada 1.000 nacimientos. “Más o menos la mitad de los niños que nacían, morían antes de cumplir el primer año de vida (…)”, agregó el médico pediatra. Entre los principales motivos de esa elevada mortalidad se encontraban enfermedades como el tétanos de recién nacidos, la viruela, la malaria, la tos ferina, el sarampión, la tuberculosis, el cólera, el tétano y la diarrea. En este sentido, el doctor Francisco agregó lo siguiente: “(…) También estaba el problema de los muchachos mal alimentados; probablemente les daban leche diluída o una leche contaminada que le producía diarrea a los niños. A lo mejor no se les daba carne y si se la daban, resultaba que era ‘chupada’ y se sabe que así no alimenta. A lo mejor tampoco les daban huevos porque lo consideraban pesado. En fin… Se hacían toda una cantidad de cosas que en aquel momento se pensaban que eran buenas para la salud del niño, pero en realidad resultaban todo lo contrario. En esa época, a cualquier enfermedad le aplicaban una dieta. Una persona tenía sarampión y entonces le sometían por quince días, o un mes, a punta de agua y de alimentos que no lo nutrían suficientemente; todo lo contrario a lo que se recomienda ahora. Era la ideología médica predominante no sólo en Venezuela, sino en el mundo. Y a eso agrégale los purgantes, porque también ésa era una forma de tratamiento común. Entonces, te podrás imaginar: un muchacho mal alimentado, con purgantes, con una dieta prolongada, más las enfermedades que recibió durante el año: sarampión, lechina, tosferina, pulmonía, bronquitis…El que lograba sobrevivir quedaba al final muy débil y a su vez esa debilidad le favorecía nuevas enfermedades. Era en realidad un círculo vicioso”. Mientras esto sucedía en Venezuela, en otras partes del mundo se hacían significativos avances en el ámbito de las “Enfermedades de los niños”. En Francia, ya había sido creado el primer hospital infantil moderno: “Hopital des Enfants Malades” (Hospital de Niños Enfermos) en 1802 y para el año 1860 la “Sociedad Protectora de la Infancia” tenía cinco años de organizada. En 1878, la “Unión de Sociedades Protectoras de la Infancia” realizó su primer congreso, también en París. (Pereira Pombo: http://www.zonapediatrica.com/segpant/editorial/Historiapediatria.html). Es relevante destacar la asistencia a dicho congreso de un médico venezolano que también se incluye en la lista encabezada por Vargas, Porras y Ponte. Se trata de Adolfo Frydensberg, quien se encargó de traer al país todas aquellos conocimientos y novedades recogidas por él durante su presencia en aquel evento, y escribió un libro titulado Higiene y Educación de la primera infancia. “En este congreso de las ‘Sociedades Protectoras de la Infancia’ hablaron de una cantidad de temas que siguen muy vigentes hoy en día: la lactancia materna, el cuidado de los primeros años de la infancia, la importancia de la educación y muchos otros tópicos que continúan presentes en la preocupación de organizaciones ya más recientes como la UNICEF”, explicó Consuelo Ramos. En España, la actividad pediátrica también estaba bastante adelantada. Desde 1787 figuraba en el Real Colegio de Cirugía de San Ca rlos dse Madrid, la Cátedra de “Partos, enfermedades sexuales y de los niños”. En 1878 fue fundado el primer hospital infantil español, “Hospital del Niño Jesús” de Madrid y para 1883 aparece la Revista de las enfermedades de los niños. Luego, enn 1886 se fundó la primera cátedra de medicina infantil en ese país. En cuanto al continente americano, puede señalarse que en el año 1880 el profesor Abraham Jacob fundó en Estados Unidos la Sección de Pediatría de la “American Medical Asociation”. En 1885, dicha sección fue creada en la “New York Academy of Medicine”, sentando las bases para el posterior nacimiento de la revista Pediatrics. (Ramos:1999) En Colombia, se creó un servicio de maternidad en el “Hospital San Juan de Dios”, durante el año 1868. Cuba, por su parte, ya contaba con su primera cátedra de pediatría, fundada en en 1887 y en México, existía una casa cuna desde 1874. (Ramos: 1999). Si bien Venezuela no se encontraba aún a la altura de otras latitudes, en lo que a desarrollo de la pediatría se refiere, la bibliotecólogo e historiadora enfatizó lo siguiente: “Una cosa que llama mucho la atención, cuando uno revisa la literatura pediátrica venezolana, es que nuestros pediatras no estaban desactualizados. Hemos encontrado citas que ellos realizan de revistas internacionales que no tenían ni tres meses de haberse publicado en Europa y ya las estaban leyendo aquí. Otro elemento de gran valor fue que ellos se manejaban en otros idiomas con la misma facilidad con la que usaban el español. Leían como si fuera algo innato en francés, en inglés o en alemán. Ellos estaban al día a pesar de la distancia y las dificultades y eso es bien interesante”. Pediatría en pañales Los lazos que durante décadas mantuvieron unidas a las “Enfermedades de los niños” (hoy día, pediatría) con la ginecología y la obstetricia, comenzaron a debilitarse en Venezuela, a finales del siglo XIX. Paradójicamente, este hecho tan positivo para la especialidad, ocurrió a raíz de una tragedia humana, que dejó a su paso destrucción, muerte y niños huérfanos: un terremoto. El desastre natural tuvo lugar en la localidad de Cúa (Edo. Miranda, centro - norte de Venezuela), en 1878 y fue el motivo por el cual miembros destacados de la sociedad caraqueña se organizaron con la finalidad de recoger fondos para la construcción de un asilo, el cual acogería y se ocuparía – inicialmente – de los niños que habían quedado desamparados. Este edificio, pasaría luego a ser conocido como “El Asilo de Huérfanos de Caracas” y su primera sede estuvo en la localidad de “La Pastora” (norte de la capital venezolana). En el libro Historia del Hospital Municipal de Niños de Caracas, su autor Antonio García Ponce, reseña aquel hecho de la siguiente manera: Cuando ocurrió el terremoto de Cúa, en 1878, el Colegio Smith montó una fundación a beneficio de los damnificados, que resultó muy exitosa. Al recibirse el dinero en la Junta Benéfica creada al efecto, el Licenciado Agustín Aveledo propuso el 12 de mayo del 78 que se crease con lo recaudado un asilo para los huérfanos que dejó la tragedia. Pero como su idea contó con poco respaldo, Aveledo, apoyado por Eduardo Calcaño, emprendió la obra por su cuenta. De inmediato se organizó una junta promotora (…) Llovieron además las contribuciones (…)La inauguración ocurrió en medio del entusiasmo general el 24 de julio de 1878, fecha en que se celebraba no sólo el natalicio del Libertador [Simón Bolívar] sino también el día de San Vicente Paúl, el primer fundador de los orfelinatos en el mundo(…) (2001: 11- 12). La importancia de esta iniciativa caritativa radicó en que precisamente ese orfanato fue el lugar donde se inició la primera consulta exclusivamente pediátrica del país; esta labor estuvo encabezada en un principio, por el doctor Manuel Velázquez Level. Los cuidados médicos no sólo se destinaron a quienes vivían en aquella institución. La población infantil pobre de Caracas, a partir de 1880, también se benefició de esa atención más especializada y del reparto gratuito de medicinas. En aquel asilo, el niño no era atendido tal como lo concibe la pediatría moderna; se trataba mas bien de una especie de dádiva realizada por los profesionales de la salud de esa época. “Esos niños que estaban en el orfanato obviamente necesitaban atención médica. Alrededor de eso, empezó ese tipo de colaboración filantrópica; un médico general que pasaba por allí a manera de colaboración y veía a los niños para ver si estaban enfermos(...)”, explicó el pediatra y profesor universitario José Francisco. Aún cuando la creación del “Asilo de Huérfanos de Caracas”, representó un acontecimiento de gran relevancia para la historia de la pediatría en Venezuela, el verdadero empuje de la especialidad hacia su independencia, se dio a partir del año 1889 y tuvo como principal figura a José Manuel De los Ríos. Este médico, nacido en la ciudad de Valencia (estado Carabobo, en el centro norte del país) inauguró, junto a Francisco Antonio Rísquez y Agustín Aveledo, una “Clínica de Niños Pobres”, que sería uno de los primeros centros hospitalarios destinados exclusivamente a la infancia. A esta importante iniciativa le siguió, unos meses después, la aparición de la primera publicación pediátrica latinoamericana, la revista Clínica de Niños Pobres , que tuvo como director al doctor De los Ríos y circuló hasta el año 1907. Respecto al valor de la obra de este médico, la bibliotecóloga e historiadora, Consuelo Ramos agregó que su huella se había empezado a plasmar ya desde los primeros años de existencia del asilo, pues él también había prestado sus servicios profesionales allí. Igualmente, destacó la aparición de algunos escritos de su autoría a partir del año 1874. “Hacia 1874, encontramos que ya José Manuel de los Ríos estaba publicando. No ha creado aún la revista, no le ha dado ese énfasis a la pediatría por el cual se destacó, pero estaba publicando sus primeros trabajos y uno de ellos ya tocaba el tema de la higiene infantil. Se llamaba Principios Elementales de Higiene, que posteriormente fue tomado como un libro de texto para las escuelas, usado en los niveles de educación primaria y secundaria”. El hecho de que este centro de atención, creado por el doctor De Los Ríos, haya gozado de gran importancia para la historia de la pediatría venezolana, no significa que haya sido el único. Tanto en Caracas como en el interior del país, otras clínicas de niños fueron inauguradas por aquellos años. Las mismas se caracterizaban por ser consultas ambulatorias de corte caritativo que solían funcionar en boticas (farmacias) y eran atendidas por médicos en forma voluntaria y gratuita. Otro acontecimiento que también fue de relevancia para el desarrollo de la medicina infantil en Venezuela fue la inauguración, en 1893, del primer hospital de niños del país, el “Hospital Linares”, que funcionó hasta los primeros años del siglo XX y se caracterizó por haber sido, en su momento, una obra de envergadura, a la altura de los centro de salud europeos. El artífice de esta edificación fue un rico comerciante caraqueño llamado Juan Esteban Linares. Actualmente, en dicho edificio funciona el hospital “Carlos J. Bello”, perteneciente a la Cruz Roja Venezolana. Durante 1896, Julia Duplat inauguró otro asilo para la infancia desvalida, conocido como “Refugio de la Infancia”; este lugar no sólo atendía las necesidades de los niños y niñas huérfanos; también cuidaba los hijos de las madres trabajadoras de la época. En 1902, Andrés Herrera Vegas, funcionario de la Oficina de Higiene – entidad creada en 1899 para velar por la salubridad pública de la población venezolana – emprendió una campaña para disminuir el tétanos infantil o “mocezuelo”, “(...)una verdadera plaga entre los recién nacidos de las barriadas miserables, pues causaba 60 muertes al año en Caracas (...) (2001: 19). En 1903 se fundó una “Agencia de Nodrizas en Caracas” bajo la dirección del médico Miguel Ruiz. Cabe destacar que quien afianza, finalmente, el término “pediatría” en el ámbito médico venezolano es Carlos Manuel Velázquez al públicar en el Boletín de los Hospitales los trabajos titulados “Pediatría” (1906) y “Lecciones de Pediatría” (1907). Para el año 1909, Juan de Dios Villegas Ruiz, creó una institución denominada “La gota de leche” que durará 15 años y que terminó siendo sustituída por el “Instituto Benéfico Simón Rodríguez” en 1924. Ese mismo año, el hospital “José María Vargas” de Caracas (fundado en 1891), también se había sumado a la tendencia de prestar mayor atención al problema de las enfermedades de la niñez, inaugurando en sus instalaciones un Servicio de Pediatría, dirigido inicialmente por el médico Eduardo Fernández. En 1912 se creó la Oficina de Sanidad Nacional y se aprobó la primera Ley de Sanidad Nacional, germen primario de la moderna era sanitaria venezolana, según la opinión del historiador Ricardo Archila. Pero, este período histórico no sólo fue fértil en organizaciones creadas para velar por la salud de los niños en Venezuela. También lo fue en personalidades, pues a la labor de Manuel Velázquez Level, Agustín Aveledo, José Manuel de los Ríos y Juan Esteban Linares se unió la significativa participación de otro insigne médico venezolano: Luis Razetti. Sus aportes en el ámbito de la pediatría aparecen reseñados en la edición número cuatro de la revista VITAE: En plena dictadura gomecista, el 10 de abril de 1924, durante una de las sesiones de la Academia Nacional de Medicina, Razetti denunció el decrecimiento de la población de Caracas a causa de la mortalidad infantil. En consecuencia tuvo que huir al exilio, no sin antes dejar sus observaciones por escrito a través del folleto ‘El Decrecimiento de la Población de Caracas’ , donde expuso como causa de este fenómeno los siguientes factores: analfabetismo de los padres, ilegitimidad de los hijos, alcoholismo y sífilis de los padres y abandono absoluto del niño pobre. De acuerdo a tan indeseable situación propuso en la misma publicación: la creación de un instituto de puericultura, la creación de un hospital de niños y el establecimiento de la protección indirecta del niño a través del mejoramiento físico, intelectual y moral de los padres (2000: http://caibco.ucv.ve/Vitae/VitaeCuatro/L.razetti/capvi.htm). Parte de los progresos experimentados por la especialidad durante este período histórico, se debió a un cambio en la manera de entender al niño, hecho que se estaba empezando a gestar no sólo a nivel nacional, sino también internacional. Al niño se le comenzó a tratar como una persona especial, de características propias, con capacidad de criterio y tan valiosa como un adulto. Eso, lo supieron captar muy bien las figuras anteriormente mencionadas; de hecho puede decirse que ellas fueron quienes potenciaron la concreción de dicho cambio en el país. A manera de ejemplo, baste con señalar que estos primeros “pediatras” se preocuparon especialmente por recetar medicinas en cantidades o volúmenes acordes al tamaño, peso y demás rasgos del paciente. En la próxima edición de VITAE se presentará la segunda parte de la historia de la pediatría en Venezuela. Ésta se inciará a partir del año 1936 y relatará las etapas donde se fundaron instituciones estatales, cátedras, postgrados y demás iniciativas destinadas a mejorar la situación de la infancia venezolana. Además se incluirán las opiniones de ambos entrevistados respecto al panorama actual de esta especialidad en el país.
Referencias
1. ALEGRÍA, Ceferino (1965): Historia de la Medicina en Venezuela. 100 Figuras Médicas (Segunda Mitad del Siglo XIX) Primera entrega. Cuaderno 16. Caracas.
2. CONGRESO DE LA REPÚBLICA, CÁMARA DE DIPUTADOS (1994): Por los niños de Venezuela. Edición Homenaje a la memoria del Dr. Pastor Oropeza. Ediciones del Congreso de la República. Caracas 3. ESSENFELD de SEKLER, Eva: “Hacia el comienzo del nuevo milenio” [en línea] en: örgano Oficial de la Sociedad Venezolana de Medicina Interna. Volumen 15, No 4, año 2000. Caracas. URL: http://www.infomedonline.com.ve/medicina%20interna/int154edit.htm [abril, 2004]
4. FRANCISCO, José; RAMOS, Consuelo (1996): “La enseñanza de la pediatría y puericultura en Venezuela”. Revista de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina. Caracas. Tomo II, 45 (70). Pp. 646-673.
5. FRANCISCO, José: RAMOS, Consuelo (1999): “Historia de la Pediatría”. Conferencia magistral. XI Congreso Nacional de Puericultura y Pediatría “Dr. Gustavo H. Machado. Caracas.
6. FRANCISCO, José; RAMOS, Consuelo (1999): “Historia de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría”. Congreso Nacional de Pediatría “Dr. Gustavo H. Machado. Caracas.
7. FRANCISCO, José Y RAMOS, Consuelo (2002): “Historia de la gota de leche en Venezuela. Paradojas de la lactancia artificial”. En: II Coloquio e Historia de la Salud. Historia Salud y Sociedad (Comp. Germán Yépez). Caracas. Ed Servi-k. pp 159-180.
8. FRANCISCO, José (2003): Introducción a la Puericultura y Pediatría. Cátedra de Puericultura y Pediatría. Escuela Vargas Facultad de Medicina. UCV. 2003. (mult, 20 pp).
9. FUNDACIÓN PATRONATO HOSPITAL “JM DE LOS RÍOS” (2001): Historia del Hospital Municipal “JM de los Ríos”. Ediciones del Fondo Editorial Institucional de la Alcaldía Mayor (FE-IALMA). Caracas, Venezuela.
10. MIRANDA RUIZ, Francisco y CABRERA DE BALLIACHE, Carmen (2000): 60 años de la Cátedra de Clínica Pediátrica y Puericultura. Facultad de Medicina, Universidad central de Venezuela, 1940 – 2000. Editorial Torino. Caracas.
11. NAVAS, Gabriela: [en línea] en: VITAE, Academia Biomédica Digital. Número 4, año 2000. URL: http://caibco.ucv.ve/Vitae/VitaeCuatro/L.razetti/capvi.htm [abril, 2004]
12. PEREIRA POMBO, Juan Manuel: “Pediatría en la historia” [en línea] en: Zonapediatrica.com. URL: http://www.zonapediatrica.com/segpant/editorial/Historiapediatria.html [abril, 2004].
13. RAMOS DE FRANCISCO, Consuelo (1999): Historia de la bibliografía pediátrica, Venezuela 1830 – 1908. Trabajo de Ascenso. Universidad Central de Venezuela.
14. RAMOS, Consuelo; FRANCISCO, José (2000): “La medicina infantil en el período gomecista:1908-1935”. Informe Médico 2 (2), pp. 107-121.
15. RAMOS, Consuelo (2003): Pediatría, Ciencia y Filantropía en las publicaciones científicas venezolanas del siglo XX. Trabajo de Incorporación como Individuo de Número a la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina. Abril. (en prensa).
16. REVERÓN, Alberto (2002): “Discurso pronunciado por el Dr. Alberto Reverón en el acto de juramentación como Presidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría, período 2002-2004” [en línea] en Archivos Venezolanos de Puericultura y Pediatría. Volumen 65, No 1, enero – marzo. URL: http://www.pediatria.org/dyncat.cfm?catid=2612 [abril, 2004].

3 comentarios:

Extracomunitario dijo...

El Dr. L'area Campos y el Dr. su area Mantilla fueron mis pediatras entre 1946-1956; insignes medicos, en 1955 El Dr. Lares por via telefonica diagnosticò en mi una Bronquitis que me estaba destruyendo, sin su intervencion quizas que me sucedia, conocia sus pacientes al dedillo y Como tratar los padres.

Diana dijo...

El dr Lares Campos nos curo a mi hermana y a mi del asma. Era pediatra del instituto diagnóstico de San Bernardino. Siempre recuerdo el consultorio por los años 80. Un gran Doctor. Muchas gracias

Loly dijo...

Yo nací con intolerancia a la lactosa. El Dr Lares Campo me salvo con los teteros de harina de plátano y jugo de carne "vuelta y vuelta" hoy aún lo recuerdo porque me dio una dermatitis y recordé que el me dijo que no podía usar cualquier jabón solo los hipoalargenicos. Ayer deje de usar jabón regular y ya hoy me siento mejor