Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

domingo, 12 de junio de 2011

Cuentos que son historia por Julio Castillo Sagarzazu

Notitarde 11-06-2011 |
Cuentos que son historia

La Chispa: una experiencia singular en el movimiento obrero

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En entregas anteriores hemos hablado de cómo se manifestó la crisis de las organizaciones políticas en los años 70. Reseñamos cómo a nivel juvenil se produjeron durante esos años manifestaciones que eran correlato de lo que ocurría en el mundo entero y -mutatis mutandi- a lo que hoy acontece en Europa con el movimiento de Los Indignados que comenzó en la Puerta del Sol en Madrid.

Pues bien, en el movimiento obrero se vivió también un reflejo de esa crisis de dirección por parte del bipartidismo de la época.

En Carabobo ocurrió un interesante fenómeno: Un grupo de dirigentes estudiantiles, hijos de esa crisis, se fijó la tarea de unir orgánicamente sus luchas estudiantiles y gremiales con las de los trabajadores de la Zona Industrial.

Ya, durante la Toma del Rectorado, se habían producido acercamientos entre grupos de jóvenes trabajadores y sectores populares. La fundación del barrio Camilo Torres en el sur de Valencia fue expresión de ello.

En la Universidad de Carabobo se produce un hecho singular: Una plancha integrada por dirigentes estudiantiles que venían de la división de Copei y de otros sectores juveniles gana las elecciones de la FCU, enfrentando al bipartidismo y a la izquierda tradicional. Encabezábamos, junto con Paqui Yanes, aquella fórmula FCU-Consejo Universitario.

Esa camada de dirigentes juveniles, como lo dijimos, se fijó la tarea de acercarse al movimiento obrero. Producto de esa política y como herramienta de contacto se fundó una hoja de fábrica llamada "La Chispa". En pocos meses La Chispa llegó a ser más que un periódico, se convirtió en un movimiento que se acercó a densos sectores laborales del Estado y que llegó a tocar a las bases jóvenes de AD y Copei. (Recordaba hace poco con Ely Montañez cómo en el Sindicato del Vidrio y de madrugada imprimíamos la edición en offset sin que los jefes del sindicato lo supieran).

La hojita era repartida por estudiantes en los portones de las empresas y contenía información suministrada por trabajadores que se acercaban al movimiento.

Ese movimiento emergente llegó a poner en serios aprietos a la dirigencia sindical tradicional, al punto de que una Convención Regional de Fetracarabobo fue suspendida violentamente ante la inminente victoria que alcanzaría una fórmula de La Chispa encabezada por Aníbal Dose, dirigente de Ensambladora Carabobo y hoy alcalde de Los Guayos.

Esta experiencia realizada por pura intuición es la mejor demostración de cuán lejos puede llegar la concatenación de esfuerzos políticos cuando parte de lo local, de la base. Cuando utiliza la "Radio Bemba" para comunicarse con los sectores populares.

La Chispa pasó luego a ser un periódico regional sin abandonar nunca la hoja de fábrica. Llegamos a imprimir casi 10 mil ejemplares que vendíamos en los portones de las empresas, en universidades y liceos.

Se convirtió el periódico en un gran articulador de voluntades y en la práctica en un movimiento.

Muchos dirigentes sindicales se formaron en esa lucha y posteriormente hicieron carrera propia y se convirtieron en dirigentes políticos locales y nacionales.

Sobre el rebote nacional de esta iniciativa, hablaremos en la próxima entrega.

juliocasagar@gmail.com

Notitarde 10-06-2011 |

Isabelica

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José Joaquín Burgos (Indocencias)

Habrá que admitir, necesariamente, que el envenenamiento del planeta termina por envenenar a todas las criaturas. Comenzamos, así, a quedar ciegos, sordos, mudos y hasta sin olfato. Y eso es terrible. Hay que oír, por ejemplo, la insoportable carga de decibeles que debe uno calarse cuando la necesidad lo obliga a tomar una buseta, el ruido que se escucha en las calles, sobre todo en el centro de la ciudad no es para vivir tranquilo. ¿Cómo era la Valencia de antes? se pregunta uno cuando se mete en este caos de ahora. Y viene a cuento, porque en días pasados tuve un fugaz encuentro con mi viejo amigo José Padrón, y apenas tuvimos tiempo para saludarnos. Él iba, como siempre, para la radio, pensando en el mensaje que daría esa tarde con su voz de clarín. "¿Y de qué hablarás, José?". Piensa un instante y me pregunta: "¿Desde cuándo no vas a La Isabelica?". "Hace algún tiempo", le respondo. Y, un poco en broma y mucho en serio, me riposta que tal vez por eso se me nota alguna serenidad en el rostro. ¿Cómo así? Y la retahíla que viene es quemante, por decir lo menos. Porque resulta ser, según me dice José, que en la hora presente el vertedero de basura del Mercado Periférico de La Isabelica es, a todas luces, un atentado gravísimo y permanente contra la salud pública de los habitantes de esa densa zona y hasta de mucho más allá de sus límites. ¿Y qué será lo que sucede, realmente? Pues que como ahora casi nadie puede oler, entonces a nadie le hiede esa cochinada (provoca decir "jiede", no jile). A nadie. Y esto involucra a los propios directivos del mercado; al alcalde, a cuyo despacho no llega la fetidez. Y, muy especialmente al IMAU, en cuyas manos reposa la respuesta final al problema. José me deja perplejo, por decir lo menos. Y me hace sentir una tufarada infernal. Hasta registro en mi memoria alguna perdida lectura de esas que hablan de lo que fue la peste en la Europa del Renacimiento, el cuantioso aporte de las ratas con todas las suciedades posibles. Y con esas "memorias" me voy, en la tarde. Lo que es mañana, digo, escribiré una indocencia sobre ese problema. Lo merece José Padrón, por su voluntad siempre progresista. Y lo merecen los dignos habitantes de La Isabelica. De verdad, vale, parece que sobre Valencia se hubieran desatado las siete plagas de Egipto y otras cuantas más que nos han llegado desde las anteriores repúblicas... Pero mejor pensemos en otras cosas... en el Metro, por ejemplo... digo yo, en las busetas, en los aumentos de precios que hacen los chinos todos los días... Saludos, José Padrón, y muchas gracias.



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