La Feria fue un éxito de público y de ventas de obras de arte
Las galerías vendieron gran parte de sus ofertas nicola rocca
Todos los stands tenían piezas de Cruz-Diez nicola rocco
33 galerías comienzan hoy a sacar cuentas. Tras seis días de exhibición en la Feria Iberoamericana de Arte (FIA), llega el momento de realizar el balance... y los números dan. Contrario al año pasado, la edición número 20 de la feria de arte fue a simple vista un buen negocio. Las galerías tuvieron incluso en muchas ocasiones que rotar las obras exhibidas con las que guardaban en los depósitos del Hotel Tamanaco Intercontinental, pues comenzaron a vender desde el primer día de exhibición.
Mientras que en materia de asistencia, los números son en verdad halagatorios: entre el sábado y domingo, se calcula que unas 4.500 personas visitaron la FIA.
Pero no todo es color rosa. Artistas plásticos y expertos coinciden en que las galerías participantes no se arriesgaron a ofrecer propuestas innovadoras y más bien prefirieron orientar sus objetivos hacia el negocio. Esto es: vender.
Rolando Peña, artista plástico bautizado por Andy Warhol como el Príncipe Negro, se alegra por la labor que ha realizado la Feria durante 20 años, sobre todo tiendo en cuenta el marco político actual. Sin embargo, afirma que en las galerías presentes debió de existir un espacio de riesgo en sus proyectos.
"Entiendo que las galerías que vienen a la feria tienen que pagar sus espacios y, por supuesto, quieren vender. Pero se les va un poco la mano con ciertos productos. ¡Lo de Cruz-Diez y los constructivistas me parece un abuso! Le tengo un enorme respeto a esos grandes maestros, pero eso sucede cuando se ponen de moda ciertas obras de ciertos artistas. Veo la apuesta segura a Cruz-Diez y pienso que no hay riesgos. El arte es mucho más amplio; hay propuestas contemporáneas que no vi allí. Vi más de lo mismo. Entiendo que ellas tienen que vender, pero debería haber más riesgos y experimentar un poco como ocurre con ARCOmadrid: ahí existe un lugar donde exponen las nuevas propuestas. Se deben ver ambas caras de las moneda. No solo la venta", recomienda el artista de los barriles de petróleo.
A este deseo desmedido de vender, el crítico de arte Perán Erminy lo llama "esfuerzo de sobrevivencia". Para él los precios de las obras en la FIA eran muy altos, sobre todo por el desnivel entre el dólar y el euro.
"Esto llevó casi al fracaso a la edición pasada de la FIA", suelta Erminy. "Las galerías extranjeras piensan que aquí existe interés por tendencias como el abstraccionismo, el constructivismo geométrico, pero no. El mercado no está dando para eso. En relación con el bolívar, los precios son muy altos. Con las galerías no tuve ninguna sorpresa, ninguna revelación. Hay un nivel de calidad, son obras diversas; pero no hay novedades. Estaban viendo sobre el cálculo de un mercado poco seguro, que los llevó a asegurar las mayor cantidad de venta", remata Perán Erminy, quien apunta que lo más positivo fue el efecto cultural del evento.
Ana Teresa Fábregas, de la Galería Faría + Fábregas, asegura que los números de ventas de piezas de arte arrojaban ayer un saldo positivo. Así que para ella la apuesta de la FIA era inequívoca: vender.
"Ha sido una feria muy concurrida este año. Según tengo entendido los galeristas han incrementado sus ventas. Esta no es una feria para exhibir riesgos. Es una feria donde hay que mantenerse dentro de una línea, porque no hay un público actualmente para eso en Venezuela. Fue una apuesta directa para vender. Es una feria diseñada para vender. No es que las otras no lo sean, pero sí hay un perfil, en términos generales, que produce una fácil salida en términos de ventas", agrega.
Para la ex directora de la Galería de Arte Nacional, Elida Salazar, hay una razón clara para que las galerías venezolanas no se hayan arriesgado: el proceso económico que se vive. Sin embargo, dentro de la feria le sorprendió encontrarse con las propuestas recientes de Pedro Morales y Corina Briceño, por ejemplo.
"¡Me pareció exagerada la presencia de piezas de Cruz-Diez en todas las galerías!", exclama. "Siempre hay una seguridad o una búsqueda de la seguridad con los grandes maestros. Hay muy pocas apuestas en las nuevas tendencias. Pero no sé hasta qué punto se están arriesgando. Creo que las galerías no apuestan mucho al arte joven en estos momentos de incertidumbre. Van por lo seguro: por los grandes maestros nacionales o internacionales. Pero creo que se ve el esfuerzo. Es un esfuerzo que hay que seguir manteniendo. Vale la pena mantener abierta esa ventana a las galerías", dice.
En comparación con la edición anterior, el artista Carlos Zerpa asegura que el balance de este año es mejor. La idea de vender mostrando arte de calidad se respetó.
"El año pasado parecía un mercado persa. Ahora hay más de personalidad. Sí, una feria es para vender. No estamos viendo una muestra fragmentada de una exposición de museo. Me pareció interesante que galerías como la colombiana Christopher Paschal apostara por mostrar las obras de un solo artista. Me gustó toparme con pieza de Alexander Calder y otra de Andy Warhol. La galería GBG Arts mostró una joya de Harry Abend. La galería 39 se centró en el arte conceptual de los 80. Este año no puedo decir nada malo de la FIA. ¡Valió la pena", afirma.
"El hecho de que la FIA se siga realizando es importante, porque es lo único que nos queda. Pero siempre se le va a exigir: que se arriesgue más, que organice eventos paralelos. El arte es el arte y hay que defenderlo por encima de todo", remata Rolando Peña.
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