Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

domingo, 12 de junio de 2011

Forjadores de la ciudad de Valencia

12 junio 2011

"Estoy seguro de que voy a sentarme en la silla de Miraflores"

ALFREDO FERMÍN

A quienes pasan frente al edificio Stella, en la avenida Urdaneta, a una cuadra de la plaza Bolívar, les llama la atención el señor que vestido impecablemente, con camisa manga larga y corbata, cuida los carros que allí se estacionan a cuyos conductores saluda y despide con una cortesía que no es frecuente en otras personas que realizan ese oficio.

Pedro Bautista Barreno es el nombre de este señor que realiza su trabajo con la misma cordialidad que tenía cuando era propietario de bares rentables en San Blas y manejaba su lujoso automóvil Special Edition 1972, de la Chrysler. Pero hizo un mal negocio que lo dejó "limpio" y ocasionó que su esposa le pidiera el divorcio y se fuera con sus hijos, "por mi mala cabeza".

Ahora vive en el invadido edificio Libertador en un apartamento del piso 16 a donde, a sus 71 años, debe subir y bajar diariamente para ir a su trabajo.

Sin embargo, don Pedro es optimista y afirma que se está preparando para ser Presidente de la República, porque ése es su destino.

"Tengo doce años dándole vuelta a la cabeza con esa idea, y estoy seguro de que voy a sentarme en la silla de Miraflores, porque sé trabajar y quiero ser ejemplo de la juventud", dice el singular personaje nacido en Santa Bárbara, estado Falcón.

En aquella población comenzó trabajando a los once años. Colocaba en las esquinas los cartelones de la película del día,que luego aprendió a pintar. "Con ese trabajito ayudaba a mi mamá para los gastos de la casa porque a mi papá los ataques de asma no lo dejaban hacer nada".

En 1966 se vino a Valencia y encontró trabajo en el bar Valparaíso, situado en el edificio Los Cospes. En las noches estudió cuarto, quinto y sexto grados en la escuela Rafael Arvelo. Después de una pasantía por una pollera consiguió un socio para alquilar el bar San Blas. El negocio fue rentable lo cual le permitió comprar el bar La Esperanza, en la calle Colombia y poco tiempo después se asoció con la propietaria del bar Chorolay, que era famoso por lo "buenazas" que eran sus mesoneras.

Por su honradez y competencia en el trabajo su socia lo dejó encargado del Charolay y de otros negocios, cuando se fue a vivir a España.

Don Pedro era una especie de zar de la diversión nocturna en San Blas que, en ese tiempo, era una parroquia tranquila, segura con numerosas residencias estudiantiles.

"Hice honradamente mucho dinero, pero lo boté con la misma facilidad conque lo había ganado. Además, las tascas se pusieron de moda y la clientela bajó en los bares porque, las mesoneras eran unas aprovechadoras. "Cuando un cliente se tomaba una cerveza, un whisky o una cuba libre, ellas se echaban o anotaban cuatro. La gente se daba cuenta y se formaban muchos zaperocos, hasta con la intervención de la policía. El negocio comenzó a rayarse y eso no me gustó para nada".

Por esta situación decidió arrendar el bar restaurante El Bucanero, cerca de Santa Cecilia, norte de la ciudad. Al poco tiempo comenzaron la avenida Andrés Eloy Blanco cuya construcción tardó varios años. "Por allí no había estacionamiento y al negocio no iba casi nadie. Allí comencé a venirme pa’ bajo y no logré recuperarme".

La soledad de Pedro

Don Pedro reconoce que por estar pendiente de sus negocios no fue "un marido amoroso" aunque a sus hijos "no les faltaba nada". Se fueron y yo me quedé solo. Tuve que buscar donde vivir y conseguí en el edificio El Aguila, como conserje.

Después se instaló frente al edificio Stella, donde cuida los carros y alquila teléfonos. "Es un trabajito que da como cien bolívares diarios -cien mil de los de antes-, que me alcanzan para mis gastos y para ayudar a mis nietos que me quieren mucho".

Trabaja de lunes a sábado, de 8 de la mañana a 6 de la tarde. El domingo lo dedica a limpiar su apartamento, a lavar y planchar su ropa. Casi todas las noches come arroz con atún, por lo fácil, y ve televisión hasta que se queda dormido.

"Yo estoy bien de salud. Lo que me duele es una pierna donde tengo una vieja lesión, pero es por la subida y bajada de los 16 pisos del edificio. Está sin ascensor porque la comunidad no se ha puesto de acuerdo para pagar la reparación. Dios me dice que voy a volver a tener plata y pronto voy a andar en una de esas camionetotas de los ricos", afirma Pedro Barreno con el estilo amable y respetuoso de un gran señor.
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