Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

lunes, 6 de junio de 2011

"Uno derrota a la muerte al contar historias"Carmen Boullosa, escritora

ENTREVISTA | Carmen Boullosa, escritora
"Uno derrota a la muerte al contar historias"

"Contar ficciones es siempre contar verdades, y no soy de las novelistas que mienten"

Boullosa y el resto del jurado al premio Rómulo Gallegos darán el fallo del certamen la mañana de hoy (Oswer Díaz)
ROBERTO RODRÍGUEZ M. , CARMEN BOULLOSA , ESCRITORA | EL UNIVERSAL
jueves 2 de junio de 2011 12:00 AM

Es mexicana y por más de cuatro décadas se ha entregado devotamente al mundo de las letras. La pluma de Carmen Boullosa se ha pasado -con marcado éxito- por la poesía, la novela, el ensayo, el guión, la dramaturgia y hasta el periodismo. De breve paso por Caracas para ser jurado del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos en su edición de este año, la autora de Las paredes hablan (Siruela, 2010) se ha colado en -si no la ha armado- cuanta tertulia literaria puede, y espera con ansias cerrar su estadía en Venezuela con un viaje por el Delta del Orinoco.

-¿Sobre qué escribe Carmen Boullosa ahora?

-Creo que siempre le he escrito a lo mismo. Si lo viera hoy en día en panorama, le escribo a ese misterio, aunque es una palabra imprecisa, que es estar vivo. Además nos vamos a morir, nunca pude entenderlo. Desde allí escribo, desde el asombro que eso me genera. Nada sirve mejor para interpretar ese misterio y todos los que se derivan que contar una historia. Hay un placer enorme en ello, uno derrota a la muerte al contar historias, como dice el mito de Shereezade. Hay una recuperación en el territorio ficticio al escribir.

-¿La idea de la trascendencia la obsesiona?

-Tal vez la palabra trascendencia no es de mi talla (risas). Creo que no me interesa eso sino el instante que se va, el que no trascendió, aunque sea una declaratoria un tanto obtusa.

-¿Qué queda en su obra de la joven poeta de los años 70?

-Procuro no revisar las cosas que escribí de adolescente (risas), pero sin duda tengo mis mismas obsesiones temáticas, el amor, la atracción, el júbilo de estar vivo, la percepción del cuerpo, la relación con mi padre, la ausencia de esa relación, mi país, que es un país tan rico y tan tremendo, autófago...

-¿A través de cuál género cree que se expresa mejor?

-Del que estoy escribiendo. Cuando escribo una novela, siento que soy una novelista y me interesan la trama y los personajes. Cuando soy poeta, solo me interesa el silencio. Cuando trabajo como guionista estoy muy atenta a la palabra y a su poder. Es una relación muy diferente con el oficio. Lo que sí siento que no me saca de una persona a la otra es cuando escribo mi columna, mis ensayos o en mi diario.

-¿Hay demonios que no está dispuesta a exorcizar cuando escribe?

-Toqué demonios terribles de joven escritora. Herí a gente muy cercana en mis primeras novelas con temas como mi infancia, mi padre, mi madrastra, mi mundo familiar cercano. Ahora que mis hijos son adultos sé bien cuáles demonios no quiero enfrentar, por respeto a ellos.

-¿A qué atribuye la presencia de lo histórico en su obra?

-Creo que es porque soy mexicana. De pequeña conocía Ciudad de México como la palma de mi mano. Luego se tumbó una cuadra para excavar el Tiempo Mayor de los aztecas y perdí parte de mi ciudad. El templo ha ido creciendo. El pasado nos comió. Eso me ha obsesionado. Para mí el presente es el pasado porque soy de la Ciudad de México, donde renació el templo azteca como un árbol o un animal vivo. Soy eso.

-¿Cómo es su relación con el tema de la violencia?

-Es muy problemática. Preferiría que no me hubiera visitado, pero está presente desde mi primera novela y creo que hasta está en mis poemas. No es algo que yo elija. Quisiera que no fuera así, pero la voluntad y la razón no lo son todo al escribir, hay una lógica de la obra y de las ciudades que obligan a la temática. No reflejar lo que está pasando sería muy irresponsable como escritora. Contar ficciones siempre es contar verdades, y no soy de las novelistas que mienten.

-¿Cree que su trabajo se ha globalizado?

-Es inevitable, todos nos sentimos ciudadanos del mundo, tenemos mucha información de todo y una percepción de que estamos a la orilla de una carretera que nos lleva a todos los lugares y a ninguno.

-Roberto Bolaño dijo alguna vez que Ud. era la mejor escritora mexicana...

-Bolaño fue un amigo muy generoso conmigo. Lo oigo y me pregunto: "¿Yo?". Porque la verdad, he de confesar, no es fácil vivir con Carmen Boullosa.

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