El Carabobeño 07 septiembre 2011

 

Mi fista de matrimonio fue en el Club Internacional de Guataparo y en su edificio

central, construido por mi suego Fernando Fierro, bailé y disfruté horas maravillossas

y en su piscina y sentada en una tumbona frente al Dique admiré bellísimos

paisajes. Había al lado un club popular muy normal que hoy es un montarral

¿QUé pasó que para allá llevaba siempre a cuanto "turista" viniera a Valencia

con gran orgullo de mi parte. 

Abandono e inseguridad en el Dique Guataparo

VICTOR HERNANDEZ R.

Estructuras deportivas abandonadas, inseguridad, basura y soledad, son hoy los componentes que imperan a orillas del Dique de Guataparo, embalse que tuvo una importancia relevante en el pasado como suplidor de agua a la capital carabobeña y lugar de esparcimiento y entrenamiento deportivo para muchas generaciones.

El dique, unido a Valencia por la avenida Paseo Cuatricentenario, representó la recreación visual y espiritual de aquellos que intentaban estar tan cerca de un paisaje natural auténtico que parece haber quedado en el olvido de las actuales autoridades de la región. Víctor Rodríguez, propietario del Parque Recreacional de Guataparo, ubicado a orillas del embalse, expresó que el respeto a este lugar se perdió cuando fueron abandonadas las instalaciones deportivas que eran custodiadas permanentemente por efectivos de seguridad, quienes se encargaban de mantener el orden en la zona. "Los vecinos del Dique hemos hecho lo posible porque se siga respetando el lugar pero se ha vuelto imposible porque no existe una vigilancia permanente, aquí la gente viene y hace lo que le da la gana, vienen a pescar y tiran basura, hacen mucho ruido, se roban lo que encuentran y no hay quien detenga esto".

Rodríguez no recuerda cuándo fue la última vez que una cuadrilla de limpieza de la alcaldía o Gobernación se presentó al lugar que hoy está cubierto por la maleza y donde además el nivel del Dique que se encuentra considerablemente alto, lo que provoca que las personas acudan a sus orillas para pescar. "Toda esta situación ha provocado que los visitantes y la clientela de los negocios y clubes dejen de frecuentar el lugar, ¿quién va a querer traer a sus hijos a un lugar donde de repente hay un hombre desvistiéndose delante de ellos para meterse a nadar o pescar? Y este tipo de cosas nadie las controla porque simplemente ya no hay normas ni seguridad, esto es abandono y anarquía".

Lo más evidente en el sector, es el abandono del galpón destinado como gimnasio y almacén de los botes de práctica de canotaje que, a pesar de haber sido anunciada varias veces, su reestructuración todavía no comienza. Las escuelas deportivas continúan realizando sus prácticas en el lugar, aunque no tan regularmente.