¿Qué nos dice un margariteño de verdad sobre el apelativo "Vallita" puesto
de moda para llamar a la Virgen del Valle"???
El Carabobeño 11 septiembre 2011
Era una ofensa sacar a bailar a la hija de esos señores, porque era una raya imborrable que, al día siguiente, se dijera que la vieron bailando en El Valle.
ALFREDO FERMÍN
afermin@el-carabobeno.com
Como lo comentamos hace algunos domingos, la celebración del centenario de la coronación canónica de la Virgen del Valle, en Margarita, ha sido uno de los acontecimientos del año. La verdad es que nuestros paisanos se botaron en la organización, promoción y presentación de estas fiestas, que contaron con la generosa promoción de los medios de comunicación social especialmente de los canales televisivos.
Siendo margariteño, nos alegramos de ese respaldo a nuestra querida Virgen del Valle pero, como residentes de Valencia, duele que habiéndose también celebrado, el año pasado, el centenario de la coronación canónica de la Virgen del Socorro, la primera imagen en recibir ese honor en Venezuela, los medios no le prestaran la atención suficiente como para que nuestra celebración tuviera el carácter de fiesta nacional. Por esta primacía el Papa Benedicto XVI concedió, a nuestra patrona, La Rosa de Oro, la más alta distinción que concedía la Santa Sede a los reyes y reinas. Y sin embargo, eso no tuvo la repercusión que ameritaba, precisamente por el poco espacio que le dedicó la televisión.
Pero la culpa no es de los medios sino de esa indiferencia indignante que tiene la dirigencia de esta ciudad, que demuestra que no tiene el más mínimo interés en promocionar y defender lo que nos es propio. La ciudad está siendo arrasada y es como si no estuviese pasando nada, por lo cual las noticias de Valencia son los delitos. Ahora nos mencionan por el creciente número de asesinatos, por la destrucción de calles, por la situación dantesca en que el Gobierno Nacional mantiene a los hospitales, las carreteras y al puerto de Puerto Cabello como centro internacional de corrupción.
Seguimos con El Valle
En fin, nuestra intención no era hacer estos comentarios que tanto escozor ocasionan en pieles sensibilizadas por los tiempos de inesperada bonanza. Queremos continuar comentándoles las fiestas de la Virgen del Valle, de las cuales tenemos nuestros primeros recuerdos de la infancia porque, en Margarita, ellas representaban la Navidad de ahora.
Para las fiestas de la Virgen, los niños tenían prioridad hasta en las familias más humildes. Para el 8 y el 15 de septiembre, día de la octava, era obligatorio estrenar ropa y zapatos para ir al Valle a disfrutar de las atracciones. Durante más de un siglo se mantuvo el carrusel, llamado de los caballitos, que daba vueltas y vueltas al compás de música instrumental clásica, los bazares o tómbolas tenían premios para todo el que comprara su número y como palacios de azúcar estaban las ventas de deliciosos panes de leche, hechos con las mismas recetas de la época colonial; coscorrones, roscas cubiertas, golfeados, empanadas rellenas de jaleas, catalinas y suspiros.
Alrededor de la Plaza, con la formidable estatua del general Santiago Mariño, proliferaban los bares con música de viento y rockolas. El más popular se llamaba La Uva, adonde iban a bailar los viejitos de todas partes de la isla, animados por el conjunto de Benjamín un espectacular acordeonista que se adelantó al vallenato de hoy. Más apartado estaban dos bares exclusivos El Betania y La Gloria, cuya atracción era la orquesta de Burro Tapao. En este bar, propiedad de los hermanos Juan y Salvador Salazar, fabricantes de los famosos helados El Trompillo, se reunían los comerciantes, profesionales y marinos más adineradas de las isla. Iban con sus hijos, todos haciendo gala de su bienestar económico. Los varones podían bailar con las mujeres del pueblo que, por cada pieza, cobraban un ticket que costaba medio real, pero ellas debían venderlo por una locha, es decir por la mitad.
La virgen no es "Vallita"
Era una ofensa sacar a bailar a la hija de esos señores, porque era una raya imborrable que, al día siguiente, se dijera que la vieron bailando en El Valle.
Aquellas fiestas eran un torneo de alegría, de cordialidad en las que se ponía de manifiesto la estirpe de generosidad, heredada de los antiguos sevillanos que poblaron la isla. Todo el mundo comía y bebía sin saber quien pagaba y, a las 5 de la tarde en punto, cesaba la música para acompañar a la patrona en su procesión por los alrededores de la plaza cantando el "pres y gloria a la virgen sagrada, mientras las campanas del templo competían con el estruendo de los cohetes. En los últimos años la fiesta se puso muy violenta pero, este año, hasta los malandros más verdugos se pusieron de acuerdo para que volviera la paz, la decencia y la convivencia. Otro milagro de la Virgen del Valle, a la que ahora, algunos medios, les ha dado por llamarla Vallita, denominación con la cual, la gran mayoría de los margariteños, no estamos de acuerdo porque ése es un término "navegao".
LA INVITACION DE HOY ES PARA QUE, A LAS 11 AM. Nos encontremos con Silvia Degwitz, quien inaugura su bella exposición "Punto de Fuga", en el Gabinete del Dibujo y de la Estampa. Avenida Andrés Eloy Blanco, detrás de la Plaza de Santa Cecilia. ¡A no faltar!
Hoy y Después en Valencia
La virgen no es "Vallita"Era una ofensa sacar a bailar a la hija de esos señores, porque era una raya imborrable que, al día siguiente, se dijera que la vieron bailando en El Valle.
ALFREDO FERMÍN
afermin@el-carabobeno.com
Como lo comentamos hace algunos domingos, la celebración del centenario de la coronación canónica de la Virgen del Valle, en Margarita, ha sido uno de los acontecimientos del año. La verdad es que nuestros paisanos se botaron en la organización, promoción y presentación de estas fiestas, que contaron con la generosa promoción de los medios de comunicación social especialmente de los canales televisivos.
Siendo margariteño, nos alegramos de ese respaldo a nuestra querida Virgen del Valle pero, como residentes de Valencia, duele que habiéndose también celebrado, el año pasado, el centenario de la coronación canónica de la Virgen del Socorro, la primera imagen en recibir ese honor en Venezuela, los medios no le prestaran la atención suficiente como para que nuestra celebración tuviera el carácter de fiesta nacional. Por esta primacía el Papa Benedicto XVI concedió, a nuestra patrona, La Rosa de Oro, la más alta distinción que concedía la Santa Sede a los reyes y reinas. Y sin embargo, eso no tuvo la repercusión que ameritaba, precisamente por el poco espacio que le dedicó la televisión.
Pero la culpa no es de los medios sino de esa indiferencia indignante que tiene la dirigencia de esta ciudad, que demuestra que no tiene el más mínimo interés en promocionar y defender lo que nos es propio. La ciudad está siendo arrasada y es como si no estuviese pasando nada, por lo cual las noticias de Valencia son los delitos. Ahora nos mencionan por el creciente número de asesinatos, por la destrucción de calles, por la situación dantesca en que el Gobierno Nacional mantiene a los hospitales, las carreteras y al puerto de Puerto Cabello como centro internacional de corrupción.
Seguimos con El Valle
En fin, nuestra intención no era hacer estos comentarios que tanto escozor ocasionan en pieles sensibilizadas por los tiempos de inesperada bonanza. Queremos continuar comentándoles las fiestas de la Virgen del Valle, de las cuales tenemos nuestros primeros recuerdos de la infancia porque, en Margarita, ellas representaban la Navidad de ahora.
Para las fiestas de la Virgen, los niños tenían prioridad hasta en las familias más humildes. Para el 8 y el 15 de septiembre, día de la octava, era obligatorio estrenar ropa y zapatos para ir al Valle a disfrutar de las atracciones. Durante más de un siglo se mantuvo el carrusel, llamado de los caballitos, que daba vueltas y vueltas al compás de música instrumental clásica, los bazares o tómbolas tenían premios para todo el que comprara su número y como palacios de azúcar estaban las ventas de deliciosos panes de leche, hechos con las mismas recetas de la época colonial; coscorrones, roscas cubiertas, golfeados, empanadas rellenas de jaleas, catalinas y suspiros.
Alrededor de la Plaza, con la formidable estatua del general Santiago Mariño, proliferaban los bares con música de viento y rockolas. El más popular se llamaba La Uva, adonde iban a bailar los viejitos de todas partes de la isla, animados por el conjunto de Benjamín un espectacular acordeonista que se adelantó al vallenato de hoy. Más apartado estaban dos bares exclusivos El Betania y La Gloria, cuya atracción era la orquesta de Burro Tapao. En este bar, propiedad de los hermanos Juan y Salvador Salazar, fabricantes de los famosos helados El Trompillo, se reunían los comerciantes, profesionales y marinos más adineradas de las isla. Iban con sus hijos, todos haciendo gala de su bienestar económico. Los varones podían bailar con las mujeres del pueblo que, por cada pieza, cobraban un ticket que costaba medio real, pero ellas debían venderlo por una locha, es decir por la mitad.
La virgen no es "Vallita"
Era una ofensa sacar a bailar a la hija de esos señores, porque era una raya imborrable que, al día siguiente, se dijera que la vieron bailando en El Valle.
Aquellas fiestas eran un torneo de alegría, de cordialidad en las que se ponía de manifiesto la estirpe de generosidad, heredada de los antiguos sevillanos que poblaron la isla. Todo el mundo comía y bebía sin saber quien pagaba y, a las 5 de la tarde en punto, cesaba la música para acompañar a la patrona en su procesión por los alrededores de la plaza cantando el "pres y gloria a la virgen sagrada, mientras las campanas del templo competían con el estruendo de los cohetes. En los últimos años la fiesta se puso muy violenta pero, este año, hasta los malandros más verdugos se pusieron de acuerdo para que volviera la paz, la decencia y la convivencia. Otro milagro de la Virgen del Valle, a la que ahora, algunos medios, les ha dado por llamarla Vallita, denominación con la cual, la gran mayoría de los margariteños, no estamos de acuerdo porque ése es un término "navegao".
LA INVITACION DE HOY ES PARA QUE, A LAS 11 AM. Nos encontremos con Silvia Degwitz, quien inaugura su bella exposición "Punto de Fuga", en el Gabinete del Dibujo y de la Estampa. Avenida Andrés Eloy Blanco, detrás de la Plaza de Santa Cecilia. ¡A no faltar!
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