Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

sábado, 8 de octubre de 2011


 LA NOVELA ESCRITA POR ALGUIEN QUE QUISE 
MUCHO Y NUNCA HE OLVIDADO AUNQUE EL NO 
LO HAYA SABIDO NUNCA
PUES SIMPLEMENTE FUI SU ALUMNA UN TIEMPO
EN EL PEDAGOGICO NACIONAL EN CARACAS
CUANDO INCLUSO ENTRABA A CONVERSAR CON EL 
EN SU CUBICULO

OTROS VENDRAN DESPUES DE MI



Estamos, al leer con honda fruición, la novela de Italo Tedesco(1947): Otros vendrán después de mi.(Caracas: UCAB, 2001. 339 p.) ante un raro caso, un ser habituado al análisis literario y a la enseñanza de la literatura, conocimientos que no le hicieron imposible, como muchas veces ha sucedido, vertebrar una ficción. Supo aquí el profesor Italo Tedesco dejar de lado la parte racional de sus conocimientos y abrirse ampliamente a la vertebración de una certera novela histórica la cual no puede ser considerada sino como un ejercicio pleno de la imaginación, hecho en estimulante y sabio estilo. Nos demuestra en su bello libro, que ocupará su lugar entre nuestras mejores novelas, que para el cultivo de este género no basta poseer una bien desarrollado estilo, tenso y terso en esta obra, sino que con él hay que saber fabricar una realidad novelesca, una obra que sea literaria plenamente. Y esto lo logra en esta sobrecogedora novela, una tragedia(p.11), que nos lleva a uno de los tramos más entrañables y más dolorosos de nuestro vivir en los días  de la emancipación. Y como sucede siempre con las novelas históricas la memoria del pasado se proyecta sobre el presente y sus interrogantes. “Es el pasado que regresa como fantasma”(p.126).
Aquí estamos ante la historia de un héroe, Leonardo Infante(1798-1825), un hombre del pueblo, de raza negra, quien vivió “con el único amparo del caballo y de la lanza”(p.27), quien fue uno de los centauros de las “Queseras del Medio”, quien en algún momento, días difíciles del año veinte, mantuvo al Libertador gracias a su suerte en el juego de dados(p.27 y 83; Cartas del Libertador. Caracas: Banco de Venezuela, 1964, t.II,p.333); fue uno de los que hizo el “Paso de los Andes”, de los que peleó en Gámeza, el Pantano de Vargas y Boyacá.
Pero esta novela es también la historia de una venganza: se sabía que Infante había sorprendido a Francisco de Paula Santander(1792-1840) escondido, por momentos, en una “casa de tejas”(p.170) durante la batalla de Boyacá. Otra señal de miedo le había observado en el “Pantano de Vargas”. Eso lo conocía también el general José Antonio Anzoátegui(1789-1819). Por ello este fue envenenado en Pamplona. No muerto de apoplejía como enseña la historia escolar(p.74). Por ello también fue perseguido Infante. Cazado en la mala hora de comienzo de las crisis final de la Gran Colombia, que jugó un papel de trasfondo en su historia. La real y la que se recrea en este libro. Con estos recuerdos de la tradición oral ya está puesta la base de una invención novelesca. Cosa que tomó Tedesco en sus manos y supo con ello inventar su narración.
Que fuera oficial venezolano, llanero de Charaguamal, sitio cercano a Maturin, feroz, como la califica el propio Simón Bolívar(Cartas…t.IV,p.382), ”veneco” como llamaban en Bogotá a los aquí nacidos, los mulatos como también les decían, león victorioso, pobre, negro, no bien visto por los antiguos realistas, como Azuero, pasados a la república. Todo ello jugó un papel en la acusación, nunca probada, por la muerte de Francisco Perdomo. Por ello en el patíbulo el titán dijo, “Otros vendrán después mí”. Entre otros Sucre y el propio Bolívar, a quien salvaron suaves manos femeninas. “De nada le sirven los bríos al centauro, si lo cercan las espadas”(p.11). Tenía aquel día, el de la culminación de la tragedia, 26 años. “No pude vivir entre los hombres que ayude a libertar”(p.239), lloró el héroe.
Aquí, en el libro que glosamos, desde la cárcel, a donde había sido enviado preso por un asesinato que no había cometido, donde se casó con María Dolores Caicedo, crimen por el cual fue juzgado y fusilado, no lográndose probar su culpabilidad, el coronel Leonardo Infante evoca su vida en largo, tormentoso y tirante monólogo, “Me muero en la única querencia que no me pudieron quitar, la de las evocaciones”(p.240).
A este soliloquio, uno de los grandes logros de Tedesco, lo seguimos aquí al unísono con la narración de su vida, la  intercalación de documentos, diversas citas intertextuales(p.70, 186, 195, 196, 197); lo miramos junto a lo mágico de nuestra tierra, de nuestro modo de ver el universo. De allí la presencia de las barajas, de los albures gitanos, de las predicciones de un brujo.
Pobre fue Infante. Como a todos los oficiales de sus días le pagaban siempre tarde los sueldos. A veces ni eso. Por ello apenas podía alquilar una habitación, en el barrio de San Victorino, donde no tenía otras pertenencias que: un catre, un chinchorro, un taburete, una silla rústica, una mesa de madera, un mantel “de tela ordinaria”(p.148), “un manuscrito de varias anotaciones sobre el arte de la guerra”(p.148), un jarro, una taza, una botella de licor, una pequeña tinaja, un espejo, una estampa de Nuestra Señora de los Dolores, un sable, “con la punta desportillada”(p.227) como dicen viejos infolios.
Novela del infortunio es esta de Italo Tedesco. “Nadie viene a despedirse. No te sorprendes. Los perdedores se quedan solos. Fue siempre así. No va a cambiar. Vas a decir los adioses. Como en una letanía. La ves. Siempre la viste. Te la llevarás”(p.257), “Quiron es un doble y te viene a buscar…La cercanía de la muerte trae fantasmas y también eres clarividente”(p.281). Quiron es el centauro de la mitología griega, maestro de Aquiles.
Novela de los que todo lo dieron y nada recibieron, de los que no participaron en el reparto que trajo el poder.
Rememorando encontramos siempre a Infante: “Como estos recuerdos que te llegan tenaces y no te dejan vivir. No los culpas. Al contrario. Los bendices. Les agradeces. Son tu única visita. Sólo por ello puedes decirte que estás vivo. Todavía”(p.35).
El novelista sabe que trabaja con las palabras, con el lenguaje, comprende que todo “Fueron palabras que el viento se llevó. Las guardó la tradición oral”(p.70) y ahora las revive el narrador, el hablador, como llamó Vargas Llosa al contador de cuentos. Este aquí recrea, reescribe, recuenta, “Agregándoles detalles. Quitándole aquí. Poniéndole allá. Envenenando la narración para hacerla más sabrosa. Un cacho, pues”(p.75).
Cuento del fin de un vivir, “La muerte, ésta se acerca, porque alguien se atribuyó el designio de los dioses y decidió cortarle el hilo”(p.105). Sólo sobrevive la memoria de los otros “a ti, que hasta más allá de la muerte vas ser un Coronel de verdad”(p.20).
Sobre la tumba de este hombre del pueblo, en el epitafio de la sepultura de este soldado victorioso, cuya catástrofe nos cuenta otra vez Italo Tedesco, escribió el Libertador(julio 11,1825), “nadie lo amaba ni estimaba más que yo”(Cartas…t.IV,p.282).

Septiembre 12,2002

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