La llama inextinguible en las islas de barro de Pepe
García “La artesanía pertenece a un mundo
anterior a la separación entre lo útil y lo hermoso” Octavio
Paz
¡Que barro hermoso! ¡Que tierra buena, tosca y roja! así se
expresa el ceramista, ante la tierra buena de Nueva Esparta. No nos sorprende
esta reacción, al ver la tierra roja que para el agricultor es una pesadilla y
para los que construyen, una maravilla. No hemos sido extraños a la fascinación
que ejerce su color y su textura cuando recorremos la Isla y vemos cómo cambia
de rojo a marrón y casi negra. Lo interesante, es que en medio del cemento de la
ciudad y las miles de construcciones que nos agobian, surge una veta roja de
tierra que podría convertirse en una escultura, y es que el arte está en todas
partes y la posibilidad de una obra en todo objeto.
Y del barro, ya sea
rojo, blanco, amarillo o negro, han salido obras magistrales de manos de
ceramistas que han encontrado en la Isla de Margarita, un espacio para crear y
ser creados constantemente, este es el caso de Pepe García.
Lo
interesante de la cerámica, es que aunque de una manera u otra se ha ligado a
fines utilitarios, en muchas ocasiones su valor estético es tal, que merece ser
vista más como obra de arte y menos como cosa, como objeto. Es así como vasijas
hechas para rituales religiosos, platos, jarras, vasos y demás, pueden
convertirse en piezas que nos producen una experiencia estética fuerte,
conmovedora o violenta; y esto es el arte, es el obrar sobre la materia para
producir un efecto en el observador. Por esto, es fácil entender cómo el barro
se ennoblece en las manos de un artista.
Las piezas de Pepe García,
pueden ser vistas como objetos de barro, sujeto fotográfico e incluso como
registro de una acción; en sus obras, él imprime las huellas del hombre y las
convierte en impronta imperecedera del barro originario eterno. Pepe nos
muestra un camino, un sendero para conocer mediante el manejo del barro, el
imaginario religioso, las fábulas y leyendas populares, “los personajes de
tierra, mar, tradiciones y folklore”, como dijera Mariano Díaz; escenas
heroicas de nuestra independencia, personajes míticos de ella y un sempiterno
Libertador en múltiples facetas, son parte del fabuloso e inagotable imaginario
de este extraordinario artista de la plástica venezolana.
Con esta
muestra, la Universidad de Carabobo y la Galería Universitaria Braulio Salazar,
responden a uno de sus intereses fundamentales: identificar, conocer, registrar
y divulgar las producciones artísticas en nuestro país y para ello, realiza y
formula políticas, planes, investigaciones, medidas de protección y proyectos de
preservación, de las excelentes y originales obras que se encuentran en los muy
diversos sitios del territorio nacional.
Producto de estas
investigaciones, generamos constantemente escenarios para el conocimiento,
disfrute e investigación de la obra artística de importantes cultores
venezolanos, académicos o autodidactas, oriundos o albergados por nuestra
tierra, en el espacio expositivo por excelencia de la ciudad de Valencia: la
Galería Universitaria Braulio Salazar, conmemorando 36 años ininterrumpidos de
labor en el área de la cultura y del desarrollo social, elaborando propuestas
alternativas de integración comunitaria por medio del arte, cuyos objetivos han
sido siempre el abrir espacios alternativos de educación, información,
integración, diversión y entretenimiento, apoyados por medios audiovisuales e
impresos, para el uso y disfrute de la comunidad valenciana y en general, del
país.
Ilich Rodríguez Coronel Valencia, mayo de
2007
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario