"YO SOY EL PRODUCTO DE LOS AÑOS DE DEMOCRACIA CORRUPTA",
Lucas 13,1-9 |
«Déjala todavía este año... a ver si da fruto»
Oración para disponer el corazón - Invocación al Espíritu
Aquí estamos, Señor, en tu presencia.
Gracias, Padre Bueno, porque siempre nos recibes sin condiciones.
Aquí estamos, Jesús, ante ti, que eres el Camino, la Verdad y la Vida,
y te pedimos el regalo de tu mirada, la luz que nos hace ver tu luz.
Abre nuestros corazones a la escucha,
ilumina los rincones oscuros de nuestra vida,
ayúdanos a identificar las sombras de nuestro mundo,
permítenos poder agradecer esta luz que nos viste de fiesta,
renueva nuestra fe y nos convierte a tu amor.
(Homilética, Vol. 50, 2004/2)
1. Leemos la Palabra
Lucas 13,1-9
1 En aquella ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. 2 Jesús les contestó:
- ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? 3 Os digo que no; y si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. 4 Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por una torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? 5 Os digo que no. Y si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.
6 Y les dijo esta parábola:
- Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.
7 Dijo entonces al viñador:
«Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?»
8 Pero el viñador contestó:
«Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, 9 a ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortarás.»
Orientaciones para la lectura
Según progresamos en nuestro viaje espiritual ahondamos en el carácter penitencial de esta etapa de la evolución humana ayudados por el evangelio de Lucas comprenderemos por qué el evangelio de hoy se centra en la invitación a la penitencia y conversión de corazón, en la confianza de que nuestro Dios es siempre un Dios paciente, deseoso de nuestra salvación y no de nuestra destrucción.
Se inicia con “noticias sensacionales” que llegan a los oídos de Jesús por la gente que le rodea. Son noticias horribles, como que Pilato mezcla la sangre de algunos galileos con la de sus sacrificios, o trágicas, como el derrumbamiento de la torre de Siloé, provocando la muerte de dieciocho personas. (Tiempos y sucesos terribles que hoy son parte de
nuestra cotidianidad)
Al oír tales noticias Jesús expresa su parecer ante sus oyentes con un reto: ¿deberían ser considerados simplemente estos “signos de los tiempos” como un requerimiento para juzgar a las víctimas de esta tragedia o deberían tomarlos como una llamada a examinar sus vidas?
Como un gran Maestro, aprovecha la oportunidad para traer a colación la llamada de Dios al arrepentimiento, a la conversión de corazón. Y lo hace centrándose sobre la cuestión del tiempo y la premura del arrepentimiento empleando la parábola del propietario de la higuera que quiere recolectar sus frutos.
La breve parábola presenta la “tensión” entre el propietario y un personaje intermediario que intercede para dar al árbol su “última oportunidad” de producir fruto, en oposición a la voluntad del propietario, que quiere cortarlo. Pero lo más interesante es la presentación de un personaje paciente y compasivo, el jardinero, que se compromete a hacer todo lo posible para que la higuera fructifique; un personaje que hace pensar en Dios mismo, en la persona de su Hijo Jesús, siempre dispuesto a llamar a las personas al arrepentimiento y a cambiar su corazón. (Cfr.: Lc 5, 27-32; 15, 1-32; 19, 1-10; 2 Pe 3, 15.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario