Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

martes, 4 de octubre de 2011


VIENE DE ENTRADA DEL 28 DE SETIEMBRE 2011
Mente Abierta Corazón abierto capítulo 11, parte 4 Y5
Vemos, entonces, que Ignacio no propuso un solo método de oración. La tendencia desafortunada de reducir los Ejercicios Espirituales a un método, de meditación discursiva, parece provenir de los mismos jesuitas. En 1574 el Padre General de los Jesuitas, Everardo Mercurian, en una orden dirigida a la provincia española de la Sociedad de Jesús, prohibió la práctica de la oración afectiva y la de la aplicación de los cinco sentidos. Esta prohibición que fue repetida en 1578. La vida espiritual de un segmento significativo de la Sociedad de Jesús se vio así limitada a un sólo método de oración, a saber, la meditación discursiva, de acuerdo con las tres fuerzas intelectuales. El carácter predominantemente intelectual de esta meditación continuó ganando importancia a través de toda la Sociedad en el curso de los siglos XVIII y XIX. La mayoría de los manuales sobre espiritualidad escritos hasta bien entrado este siglo, limitan su instrucción a modelos de meditación discursiva.
Para comprender el impacto de este desarrollo sobre la historia reciente de la espiritualidad católica romana, tengamos en cuenta la influencia penetrante que ejercieron los Jesuitas como que eran los representantes sobresalientes de la Contra-Reforma. Muchas congregaciones religiosas que se fundaron en los siglos posteriores a este periodo adoptaron las Constituciones de la Sociedad de Jesús, recibiendo simultáneamente la espiritualidad que enseñaba y practicaba la Sociedad. De ahí que también recibieron las limitaciones impuestas, no por San Ignacio, sino por sus sucesores menos inspirados.
El deseo de San Ignacio fue proveer una formación espiritual que fuera un antídoto adecuado para el nuevo espíritu secular e individualista del Renacimiento, y una forma de oración contemplativa adaptada a las necesidades apostólicas de su tiempo. Los Ejercicios Espirituales estaban diseñados para formar contemplativos en acción. Teniendo en cuenta la inmensa influencia de la Sociedad para bien, si a sus miembros se les hubiese permitido practicar los Ejercicios Espirituales de acuerdo a la intención original de San Ignacio, o si le hubiesen prestado una atención mas prominente a sus propios maestros contemplativos, como lo fueron los padres Lallemant, Surin, Grou y de Caussade, el estado actual de la espiritualidad entre los católicos romanos fuese bien diferente.
Otros eventos contribuyeron a que las autoridades católicas romanas vacilaran en apoyar la oración contemplativa. Uno de ellos fue la controversia referente al Quietismo, un conjunto de enseñanzas espirituales que fueron condenados por el Papa Inocencio XII en 1687, como una especie de falso misticismo. Las enseñanzas condenadas eran ingeniosas; consistían en que uno hacía un acto de amor a Dios de una vez y por siempre, por medio del cual uno se entregaba totalmente a El con la intención de no echarse para atrás nunca. La unión divina estaba asegurada y no se precisaba ningún esfuerzo adicional, en la oración ni fuera de esta, siempre y cuando que uno no retirase la intención de pertenecer enteramente a Dios. La importante distinción entre hacer una intención de una vez (por mas generosa que fuese) y establecerla como una disposición permanente parece haber pasado inadvertida MACA, capitulo 11, parte 5
En Francia floreció una forma más atenuada de esta doctrina (del quietismo) hacia fines del siglo XVII, y llegó a conocerse como el Semi-Quietismo. El Obispo Bossuet, capellán de la corte de Luis XIV, se convirtió en uno de los peores enemigos de esta forma atenuada del Quietismo y logró que se condenara en Francia. De qué exageraciones se valió al referirse a la enseñanza, no está muy claro; lo cierto es que la controversia le dio muy mala reputación al misticismo tradicional. De ahí en adelante, no se aprobaba ninguna lectura acerca del misticismo en los seminarios y en las comunidades religiosas. En su libro Historia Literaria del Pensamiento Religioso en Francia, Henri Bremond relata que no se encuentra ningún escrito sobre el misticismo, que valga la pena, en el transcurso de los siglos siguientes. Los autores místicos del pasado fueron ignorados, al extremo de que algunos pasajes de las obras de San Juan de la Cruz fueron interpretados como que apoyaban el Quietismo, forzando a sus editores a bajar el tono o modificar algunas de sus afirmaciones, para no correr el riesgo de ser mal interpretados o condenados. Sus manuscritos originales tan sólo reaparecieron a principios del siglo XX, cuatrocientos años después de haber sido escritos.
Otro paso atrás en la espiritualidad cristiana se debió a la herejía del Jansenismo, que tomó fuerza durante el siglo XVII. A pesar de que eventualmente fue condenado, dejó tras sí una actitud generalizada contra el ser humano que prevaleció durante el siglo XIX y perduró hasta el presente. E1 Jansenismo pone en duda la universalidad de la acción redentora de Jesús, así como la bondad básica de la naturaleza humana como imagen de Dios. La forma pesimista de piedad que auspiciaba, se esparció por medio de los emigrantes de la Revolución Francesa hacia las regiones de habla inglesa, incluyendo Irlanda y los Estados Unidos de América. Siendo que la gran mayoría de los sacerdotes y religiosas que han venido a este país eran procedentes de Irlanda y Francia, la estrechez de mente del Jansenismo, junto con su ascetismo distorsionado, llegó a afectar profundamente la atmósfera psicológica que rodeaba a nuestros seminarios y órdenes religiosas. Todavía hasta el presente los sacerdotes y personas religiosas están tratando de sacudirse los últimos remanentes de la actitud negativa que absorbieron en el curso de su formación en los seminarios.

Otra tendencia poco saludable en la Iglesia moderna fue el énfasis exagerado que se daba a las devociones, revelaciones y apariciones privadas. Esto llevó a que perdieran su valor tanto la liturgia como los valores comunitarios y el sentido de misterio trascendente que una buena liturgia engendra. En la mente popular se continuaban considerando los contemplativos como santos, autores de milagros, o por lo menos, personas excepcionales. La verdadera naturaleza de la contemplación permaneció en la oscuridad o confundida con fenómenos tales como la levitación, las locuciones, los estigmas y las visiones, que no forman parte esencial de la misma.


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