¿Vendrán más cobardes?
A los que acunaron el arribo de Chávez se les perdió la dimensión de lo sensato
Cuentan -o mejor dicho sobran evidencias- que en Venezuela en las dos décadas previas al año 1998, así como en los años siguientes, los dirigentes políticos y no políticos han sido practicantes del fracaso. A los que acunaron el arribo de Chávez se les perdió la dimensión de lo sensato y del pensamiento moderno. Entre una gran vaguedad de ideas, pobreza para el análisis de la realidad y el empalagamiento de vivir en un país petrolero diseñaron falaces razones, turbias emociones y atroces acciones.
Por otro lado, los nuevos líderes que emergieron, especuladores del pasado y terroristas del presente, inspirados en Zamora, Fidel o cualquier personaje de fantochería, hacen lo mismo, la diferencia es que son más absurdos, más desubicados, más voraces para transgredir y el mal es mayor.
Sin duda, fue hace décadas que comenzó en Venezuela el reinado del error, pequeñez, egolatría, degradación. O, usando la visión profética y filigrana psicológica de Ortega y Gasset, se puede concluir que es cuando se le da "fe de vida" a un tiempo de cobardes. Seres quienes por incapacidad de entender las circunstancias, sus dimensiones psicológicas y sus limitaciones se convierten en destructores de la modernidad, la verdad, lo justo y la dignidad.
Ahora Henrique Capriles es el mayor responsable de lo que suceda en Venezuela. Está en la proa de un país, donde una parte de la mente del poblador está hundida en la mentira, en la compra miserable de conciencia que además es infestada con el terror y voraz condicionamiento mediático. Y otra parte de esta misma mente y este mismo pueblo están inmersos en la ilusión de poder vivir una época de normalidad, libertad y lógica social.
Confusiones, clamores y esperanzas que tienen diferentes facetas, pero en ningún venezolano dejan de palpitar bajo un mismo interrogante que sacude el alma y alerta la inteligencia: ¿Vendrá otra época de cobardes?
En momentos catastróficos revisarse con dureza es de estadistas. Permite conocer si se tiene suficiente lucidez, conocimiento, humildad y templanza para enfrentar el gran mal. El mismo que se empieza agigantar con escaramuzas, terrorismo y muerte. El mismo que vorazmente usaran para hacer todas las trampas del mundo. La misma enfermedad de seres cuya esencia existencial es la cobardía.
@LuisJUzcategui
El cerebro moral venezolano
No es el individuo quien toma sus decisiones sino que es intervenido
Algo muy grave debe estar pasando en un país donde muchos de los actos y mensajes de los pobladores, reflejan que el cerebro moral está funcionando en niveles primarios. Es decir, se regresó a épocas remotas de la humanidad, cuando privaban los afectos infantiles y el pensamiento esclavo.
Uno de los síntomas de este cerebro es el de trabajar sesgado. Por ejemplo, se argumenta puerilmente que el pensamiento "torcido" es reflexivo, justo y ético. Y la pregunta: ¿quién califica que un pensamiento es "torcido"? La respuesta es concreta: los hechos. Cuando no se puede reconocer al otro en su condición humana ni ser objetivo ni interpretar ni confrontar las diferentes formas de pensar sin agresión, cinismo y burla. En Venezuela culturalmente se ha trasmutado -bajo efecto del show, la miedocracia y el dinero- a la etapa del egocentrismo.
Otro síntoma es la obediencia ciega. El humano se protege de ser castigado por el poderoso a cambio de no pensar ni actuar con libertad. Las razones para hacer las cosas son evitar la sanción y que no le caiga encima la mano superior. Es lo que el filósofo Immanuel Kant denominó heteronomía de la voluntad, la voluntadno está determinada por la razón del sujeto, sino por lo ajeno a ella; se puede concluir que no es el individuo quien toma sus decisiones sino que es intervenido.
Debería preocupar en grado superlativo que en una nación parte importante de su dirigencia y un porcentaje -por suerte pequeño- de la torta poblacional tenga este tipo de funcionamiento cerebral. Sobre todo, que esta regresión de la moral, no es patrimonio de ninguna filosofía, grupo, partido, estatus social o dimensión intelectual. Está distribuida aleatoriamente. Pero lo que sí es contundente y caótico es que se ha transformado en fundamento ideológico del modelo político oficial y es el sustento de la campaña presidencial 2012.
En Venezuela, la realidad se ha convertido en cataratas de luz. Similar a la lámpara de Diógenes. El filósofo griego de día caminaba por las calles con su lámpara prendida diciendo que "buscaba hombres" (honestos). Sin duda que por estos lares hay millones de ciudadanos honestos, a lo mejor lo que hace falta son Diógenes, que sepan identificar y estimular las funciones modernas del cerebro moral.
@LuisJUzcategui
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