El lado oscuro del artista Macario Colombo sale a la luz
La Fundación Ipiar Tumerem inaugura el domingo la exposición
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Más de 30 piezas se muestran en "Oscura luz de Macario Colombo" CORTESÍA FUNDACIÓN IPIAR TUMEREM
EL UNIVERSAL
sábado 28 de abril de 2012 12:00 AM
Macario Colombo (Baragua, Lara, 1946) tiene más de 50 años sin salir de su casa. Fue una decisión personal. Decisión que tomó por su espiritualidad budista: quería protegerse de los extraños y del amor. Solo una vez, en estas cinco décadas, violentó su encierro. ¿La razón? Uno de sus hijos había muerto abaleado. Del resto ha habitado un rancho de ladrillos y techo de zinc. Vive solo desde que su esposa lo abandonó; y ha vestido durante años una falda cocida con retazos de tela.
Lo que no ha hecho Macario Colombo es alejarse del pincel y de la tela. El artista, que ha retratado a sus propios fantasmas y a los de su pueblo, muestra más de 30 obras en la exposición Oscura luz de Macario Colombo, que se inaugura mañana en la Galería de la Fundación Cultural Ipiar Tumerem, de Boleíta Norte.
"Es una persona erudita. Maneja muchos conocimientos. Su obra se mueve entre el arte popular y el arte contemporáneo. Aquí se muestran sus diversas temáticas: paisajes, bodegones, autorretratos, fantasmas e imágenes religiosas. Una de las razones por las que él no sale de su casa es porque dice que sufre de vértigo", afirma el curador de la exposición Eduardo Planchart Licea.
En la exhibición se muestra una maleta intervenida, dos tallas de madera, seis instrumentos musicales -Colombo se formó como luthier- y un total de 26 cuadros. "Macario ha dedicado su vida entera al arte y se ha formado como budista. En cada obra se muestra su visión de la realidad humana. Por ejemplo, él dibuja seres mitad hongos mitad hombres, pues supone que el mundo fue creado a partir de una metamorfosis entre un hongo y otras especies", afirma Planchart, quien durante meses ha visitado a Colombo para realizar esta exposición.
La obra de Macario Colombo está rodeada de oscuridad. Cuando niño sufrió un accidente en el Molino de Baragua. Desde entonces afirma que escucha voces, por lo que el molino se ha convertido en un tema recurrente en su obra. Pero el artista va más allá: se atreva a afirmar que no puede dormir de día porque la luz solar le hace daño.
"Sí, su obra está rodeada de oscuridad, pero siempre predominan tonalidades amarillas. El centro de su planteamiento es la iluminación. Está entre el caos y el orden. Podríamos decir que Macario es un artista cuya temática gira entorno a lo sagrado. Él hace un sincretismo y plasma su religiosidad en sus obras. Esa es su concepción de la vida", dice Planchart.
El hecho de liberarse de la materia y del plano físico para adentrarse en el universo de las esencias lo impulsó a plasmar las voces que durante años escuchaba en su cabeza.
"El comienza pintar por un impulso. Quería expresar su mundo interno. Un mundo cuyas voces lo tenía revuelto por dentro. Desde muy pequeño estuvo haciendo instrumentos musicales, pues su madre era luthier. Para él era algo cotidiano. Cuando tenía que hacerlos, dibujaba, de ahí sacaba los modelos. Luego, en sus primeras obras, comenzó a plasmar las calles de Baragua. Lo importante es que desde pequeño tomó conciencia de que su objetivo en la vida era el arte. Él intentó meterse en un seminario, pero se dio cuenta de que eso no era lo que buscaba. Macario quería un camino espiritual y fue tras él".
Aparentemente, todo lo que necesita lo tiene en la casa que convirtió en taller. Durante el tiempo que tiene encerrado se ha empeñado en crear un lenguaje plástico propio. Sus estados espirituales los han llevado a moverse entre el paisajismo, el expresionismo, el surrealismo y la fusión de estos estilos. Para él, que según Eduardo Planchart ha sido muy copiado, está es su primera exposición individual.
"Lo que queremos es mostrar sus diferentes etapas. Además de sus paisajes hay obras que muestran su vinculación con Cristo. Pero en esas obras no crea un Cristo crucificado, sino uno liberado. Considera que Cristo fue un personaje que se liberó espiritualmente. A veces suele asociarlo con Simón Bolívar, pero sin razones políticas. También piensa que Bolívar fue un ser libre. Aquí también están sus escenas cotidianas y sus autorretratos. Incluso, a veces dibuja a Cristo como si fuera él (...) Para Macario la obra no debe ser transparente ni rápidamente comprendida sino paradójica, debe esconder su mensaje para que el espectador sea atrapado por ella", apunta Planchart.
dfalcon@eluniversal.com
Lo que no ha hecho Macario Colombo es alejarse del pincel y de la tela. El artista, que ha retratado a sus propios fantasmas y a los de su pueblo, muestra más de 30 obras en la exposición Oscura luz de Macario Colombo, que se inaugura mañana en la Galería de la Fundación Cultural Ipiar Tumerem, de Boleíta Norte.
"Es una persona erudita. Maneja muchos conocimientos. Su obra se mueve entre el arte popular y el arte contemporáneo. Aquí se muestran sus diversas temáticas: paisajes, bodegones, autorretratos, fantasmas e imágenes religiosas. Una de las razones por las que él no sale de su casa es porque dice que sufre de vértigo", afirma el curador de la exposición Eduardo Planchart Licea.
En la exhibición se muestra una maleta intervenida, dos tallas de madera, seis instrumentos musicales -Colombo se formó como luthier- y un total de 26 cuadros. "Macario ha dedicado su vida entera al arte y se ha formado como budista. En cada obra se muestra su visión de la realidad humana. Por ejemplo, él dibuja seres mitad hongos mitad hombres, pues supone que el mundo fue creado a partir de una metamorfosis entre un hongo y otras especies", afirma Planchart, quien durante meses ha visitado a Colombo para realizar esta exposición.
La obra de Macario Colombo está rodeada de oscuridad. Cuando niño sufrió un accidente en el Molino de Baragua. Desde entonces afirma que escucha voces, por lo que el molino se ha convertido en un tema recurrente en su obra. Pero el artista va más allá: se atreva a afirmar que no puede dormir de día porque la luz solar le hace daño.
"Sí, su obra está rodeada de oscuridad, pero siempre predominan tonalidades amarillas. El centro de su planteamiento es la iluminación. Está entre el caos y el orden. Podríamos decir que Macario es un artista cuya temática gira entorno a lo sagrado. Él hace un sincretismo y plasma su religiosidad en sus obras. Esa es su concepción de la vida", dice Planchart.
El hecho de liberarse de la materia y del plano físico para adentrarse en el universo de las esencias lo impulsó a plasmar las voces que durante años escuchaba en su cabeza.
"El comienza pintar por un impulso. Quería expresar su mundo interno. Un mundo cuyas voces lo tenía revuelto por dentro. Desde muy pequeño estuvo haciendo instrumentos musicales, pues su madre era luthier. Para él era algo cotidiano. Cuando tenía que hacerlos, dibujaba, de ahí sacaba los modelos. Luego, en sus primeras obras, comenzó a plasmar las calles de Baragua. Lo importante es que desde pequeño tomó conciencia de que su objetivo en la vida era el arte. Él intentó meterse en un seminario, pero se dio cuenta de que eso no era lo que buscaba. Macario quería un camino espiritual y fue tras él".
Aparentemente, todo lo que necesita lo tiene en la casa que convirtió en taller. Durante el tiempo que tiene encerrado se ha empeñado en crear un lenguaje plástico propio. Sus estados espirituales los han llevado a moverse entre el paisajismo, el expresionismo, el surrealismo y la fusión de estos estilos. Para él, que según Eduardo Planchart ha sido muy copiado, está es su primera exposición individual.
"Lo que queremos es mostrar sus diferentes etapas. Además de sus paisajes hay obras que muestran su vinculación con Cristo. Pero en esas obras no crea un Cristo crucificado, sino uno liberado. Considera que Cristo fue un personaje que se liberó espiritualmente. A veces suele asociarlo con Simón Bolívar, pero sin razones políticas. También piensa que Bolívar fue un ser libre. Aquí también están sus escenas cotidianas y sus autorretratos. Incluso, a veces dibuja a Cristo como si fuera él (...) Para Macario la obra no debe ser transparente ni rápidamente comprendida sino paradójica, debe esconder su mensaje para que el espectador sea atrapado por ella", apunta Planchart.
dfalcon@eluniversal.com
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Subido por valera25 el 20/08/2010
Alí Primera-Reveron
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