Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

viernes, 21 de septiembre de 2012

El Obispo Ovidio Pérez Morales fue en su tiempo el único que defendió la moral en tiempos del concubinato público del Presidente Jaime Lusinchi con Blanca Ibañez aun sin haberse divorciado de la Dra. Gladys de Lusinchi

LA IGLESIA ANTE EL 7-O


Ovidio Pérez Morales


Estamos a un mes de las elecciones presidenciales. Éstas no serán una
elección más, sino un momento de gravísima definición para el país,
por cuanto la alternativa a resolver es: Democracia o Totalitarismo.
Como miembro de la Iglesia, sin pretender asumir aquí su vocería
oficial –función que toca a la Conferencia Episcopal Venezolana-,
quiero sí, con toda seriedad y responsabilidad, hacer pública mi
interpretación creyente sobre lo que entiendo es y ha de ser la
posición de la Iglesia con respecto al 7-0. Me circunscribo aquí, como
es de suponer, a la Iglesia católica, aunque la validez de los
argumentos se extienda más allá.
Ante la alternativa puesta para el 7-0 a la Iglesia no le pueden caber
dudas. No se justifica un ni-ni.
El 7-0 no plantea simplemente una opción ante modelos políticos
diferentes por las soluciones que proponen para determinados problemas
importantes y muy importantes del país, como la seguridad y la
producción, el empleo y la educación, el petróleo y los servicios. No
se trata de escoger, en definitiva, tampoco, entre diferentes
posiciones en cuanto a descentralización y política exterior, a
controles en materia de medios de comunicación social y de manejos
financieros.
Éstos y otros elementos han de tenerse en cuenta. Ciertamente. Pero no
son los más de fondo.
¡Lo que se decidirá el 7-0 es algo mucho más que problemas parciales o
sectoriales! Es algo clave, trascendental, referente a la orientación
global del país, desde sus raíces y cimientos. Algo que toca la
identidad nacional misma. El alma de Venezuela, pudiera decirse, y,
por tanto, su definición, no sólo económico-política fundamental, sino
primaria y principalmente, cultural. Y al decir esto se implica
también, por supuesto, lo ético-religioso. Por consiguiente, para la
Iglesia el 7-0, no cabe indefinición, indecisión, in-diferencia,
ni-ni. La opción coherente de los católicos el 7-0 tiene que ser en
favor de la democracia pluralista y, por lo tanto, en contra del
socialismo totalitario de índole marxista y castro-cubano, que
propugna el oficialismo.
Tradicionalmente la Iglesia, en cuanto comunidad de creyentes, ha
expresado, a través de su representación institucional, su neutralidad
(la cual no es lo mismo que indiferencia) en los procesos electorales;
no ha querido asumir lo que entiende por alineamiento
político-partidista. Esta vez, sin embargo, no puede haber
neutralidad, pues ahora, el necesario alineamiento no es propiamente
político-partidista, sino nacional, humano-cristiano. Lo que está de
por medio, en efecto, son bienes no negociables pertenecientes a los
Derechos Humanos, a un genuino Humanismo cristiano. Porque el Estado
(Gobierno-Partido-Líder) no es el dueño de la libertad humana, de las
propiedades y las convicciones morales y religiosas de los ciudadanos;
no puede erigirse en Poder Absoluto. Sólo Dios es adorable.
Para la Iglesia no es moralmente decidible el que un sistema
ideológico-político arrebate o no la libertad religiosa y todas las
libertades y derechos de los ciudadanos. Lo que sucede en Cuba y busca
imponerlo en Venezuela el Socialismo del Siglo XXI, no es algo
éticamente abierto a libre escogencia.
Al votar por la democracia, la Iglesia no se cuadra con un candidato,
con un partido, con una Mesa o con la oposición. Se cuadra con la
Nación.

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