Capriles, el Intelecto y la Ética
Nos hemos puesto a la orden de PJ para ayudar en lo que se pueda. ¡¡Y se nos ha dicho que okey!!
EMETERIO GÓMEZ | EL UNIVERSAL
domingo 30 de septiembre de 2012 12:00 AM
Como es evidente, no va a ser fácil para Capriles reconstruir -o empezar a reconstruir- Venezuela. Porque la destrucción sistemática del país en estos 14 años de barbarie comunista ha sido demasiado profunda. Hay muchos frentes que atender, pero de todos ellos hay dos fundamentales. En el sentido estricto de esta palabra: que están en los fundamentos o cimientos de la Sociedad, el Intelecto y la Ética. O sea, en primer lugar, la Capacidad necesaria para pensar lo que hacemos y lo que tenemos que hacer; y, en segundo lugar, los basamentos éticos o morales de la Sociedad. En ambos planos, nos hemos puesto a la orden de Primero Justicia para ayudar en lo que se pueda. ¡¡Y se nos ha dicho que okey, que en cuanto ganemos, arrancamos con talleres acerca de las deficiencias intelectuales y morales de la Civilización Occidental!! Porque, por ambicioso que parezca, es por allí por donde hay que empezar.
Con una precisión importante: que en dichos dos planos -el Intelecto y la Ética- no podemos echarle la culpa a Chávez. No es que tengamos que reconstruir lo que él destruyó... es que nunca, en nuestros 200 añitos de vida republicana, alcanzamos mayores niveles de desarrollo en ninguno de esos dos planos. Con algunas honrosas excepciones, la abundancia de nuestros intelectuales no ha sido aplastante. Todavía lamentamos profundamente las idas tan tempranas -en el apogeo de sus lucideces- de dos de ellos: Juan Nuño y Carlos Rangel. Y, en el plano de la Ética o de la Filosofía Moral... mejor es no tocar el tema.
Ojalá Capriles tenga claro que gobernar hoy un país, es decir, gobernarlo en medio de la profunda crisis que vive la Humanidad, requiere de un inmenso esfuerzo, entre otros en aquellos dos planos, repito: los Fundamentos Intelectuales que permiten entender la profundidad de la crisis y los Cimientos Éticos que ayuden a enfrentarla. Porque no se trata de una mera crisis económica, por mucho que ella sea aterradora; no es una segunda edición de la Gran Depresión de 1929; ni un "Choque de Civilizaciones" con los musulmanes; ni mucho menos el agotamiento o muerte del Capitalismo; se trata de una profunda Crisis Civilizacional. Porque, al parecer, la Cultura Occidental ya no da más.
Porque aunque fuese cierto que yo estoy equivocado, aunque mis críticos semanales tengan razón y no sea verdad que "La Filosofía ha muerto", aunque sea posible que yo exagere estúpidamente al llamar necios a Platón y Aristóteles -como me dijo alguien este domingo- (pido disculpas por eso, no quiero ofender a nadie, ¡¡pero sé que no exagero!!); aunque lo que está viviendo la Filosofía sea tan solo una crisis coyuntural; lo cierto es que desde 1831, que murió Hegel, no ha aparecido ningún Sistema Filosófico Global que merezca ser considerado como tal. Heidegger es lo único medio digno de mencionar (asumiendo, por supuesto, que Nietzsche no fue un Filósofo sino un demoledor de la Filosofía) y pareciera haber acuerdo acerca de que no llegó muy lejos.
Pero mucho más importante que el periodo que va de la muerte de Hegel a la de Heidegger (1976) a los fines de captar la Crisis de la Filosofía, es el que va desde 1976 hasta hoy. Porque de la inmensa masa de pensadores que han intentado rescatar la Filosofía, es muy poco lo que realmente vale la pena. Un grupo muy numeroso y mejor publicitado, entre los que incluimos: la Escuela de Frankfurt completa, Habermas, Horkheimer, Marcuse, Adorno; más Edgar Morin, Cioran, Foucault, Derridá, Maturana, Rorty, Gadamer, Vattimo, Popper, Deleuze, Rawls, Attali, Sloterdijk, Luc Ferry, etc.
http://emeteriogomez.wordpress.com
Con una precisión importante: que en dichos dos planos -el Intelecto y la Ética- no podemos echarle la culpa a Chávez. No es que tengamos que reconstruir lo que él destruyó... es que nunca, en nuestros 200 añitos de vida republicana, alcanzamos mayores niveles de desarrollo en ninguno de esos dos planos. Con algunas honrosas excepciones, la abundancia de nuestros intelectuales no ha sido aplastante. Todavía lamentamos profundamente las idas tan tempranas -en el apogeo de sus lucideces- de dos de ellos: Juan Nuño y Carlos Rangel. Y, en el plano de la Ética o de la Filosofía Moral... mejor es no tocar el tema.
Ojalá Capriles tenga claro que gobernar hoy un país, es decir, gobernarlo en medio de la profunda crisis que vive la Humanidad, requiere de un inmenso esfuerzo, entre otros en aquellos dos planos, repito: los Fundamentos Intelectuales que permiten entender la profundidad de la crisis y los Cimientos Éticos que ayuden a enfrentarla. Porque no se trata de una mera crisis económica, por mucho que ella sea aterradora; no es una segunda edición de la Gran Depresión de 1929; ni un "Choque de Civilizaciones" con los musulmanes; ni mucho menos el agotamiento o muerte del Capitalismo; se trata de una profunda Crisis Civilizacional. Porque, al parecer, la Cultura Occidental ya no da más.
Porque aunque fuese cierto que yo estoy equivocado, aunque mis críticos semanales tengan razón y no sea verdad que "La Filosofía ha muerto", aunque sea posible que yo exagere estúpidamente al llamar necios a Platón y Aristóteles -como me dijo alguien este domingo- (pido disculpas por eso, no quiero ofender a nadie, ¡¡pero sé que no exagero!!); aunque lo que está viviendo la Filosofía sea tan solo una crisis coyuntural; lo cierto es que desde 1831, que murió Hegel, no ha aparecido ningún Sistema Filosófico Global que merezca ser considerado como tal. Heidegger es lo único medio digno de mencionar (asumiendo, por supuesto, que Nietzsche no fue un Filósofo sino un demoledor de la Filosofía) y pareciera haber acuerdo acerca de que no llegó muy lejos.
Pero mucho más importante que el periodo que va de la muerte de Hegel a la de Heidegger (1976) a los fines de captar la Crisis de la Filosofía, es el que va desde 1976 hasta hoy. Porque de la inmensa masa de pensadores que han intentado rescatar la Filosofía, es muy poco lo que realmente vale la pena. Un grupo muy numeroso y mejor publicitado, entre los que incluimos: la Escuela de Frankfurt completa, Habermas, Horkheimer, Marcuse, Adorno; más Edgar Morin, Cioran, Foucault, Derridá, Maturana, Rorty, Gadamer, Vattimo, Popper, Deleuze, Rawls, Attali, Sloterdijk, Luc Ferry, etc.
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El diálogo por Miraflores
Capriles abrió el toma y dame mientras Chávez se mantuvo reactivo por primera vez en mucho tiempo. Esta campaña fue la del "Majunche" versus el "Candidato del pasado". Por Joseph Poliszuk
EL UNIVERSAL
domingo 30 de septiembre de 2012 12:00 AM
Aunque nunca hubo debate, Henrique Capriles y Hugo Chávez dialogaron. En ningún momento se vieron las caras, pero la profesora del posgrado de Análisis del Discurso de la Universidad Central de Venezuela, Cristina D'Avolio, concluye que cada una de las veces que tomaron el micrófono respondieron a su adversario y, en ese toma y dame, destaca que los dos candidatos construyeron un diálogo en el que por primera vez en mucho tiempo el Presidente de la República se vio obligado a responder.
Acostumbrado durante años a fijar la agenda desde Aló Presidente y otros espacios, a Chávez también se le vio reactivo en esta oportunidad. "El candidato burgués dice que 4 millones de venezolanos se acuestan sin comer, eso era cierto en 1998", le respondió en julio cuando ambos comandos apenas aceitaban su maquinaria. "Jalabola eres tú, majunche!", agregó en agosto, y esta semana volvió con otra de esas: "¡¿Quién va a debatir contigo, muchacho? Anda a la Misión Robinson, eres un analfabeta político!".
Tras estudiar varios de los discursos de ambos candidatos, D'Avolio concluye que esta fue una campaña en la que sin mencionar el nombre del otro, tanto Chávez como Capriles dedicaron buena parte de sus palabras a echarle tierra al proyecto del otro y a destacar el suyo. Eso sí, cada uno a su estilo.
El Presidente se ofreció al principio como "el candidato de la Patria". Al principio mostró una representación heroica de él y de sus seguidores con frases como "Los hijos de Bolívar", pero más recientemente -cuando se vio a obligado a responder por su obra de Gobierno- se vendió como garantía de paz y beneficios sociales. Capriles, por su parte, se mantuvo al otro lado del cuadrilátero con ofertas de progreso, unidad y enunciados conciliadores como los que presentó el 10 de junio en el inicio de su campaña: "Yo no soy enemigo de nadie".
El viraje del Presidente
Como ya Chávez lo había hecho con Henrique Salas Romer y Manuel Rosales, para Capriles también tuvo sobrenombres. En 1998 bautizó a su adversario como "Frijolito", en 2006 dijo que se enfrentaba al "Filósofo del Zulia" y este año volvió a las andadas ya no solo contra el "Majunche", sino también contra lo que el 11 de junio reiteró durante su primer discurso de la campaña como el "majunchismo".
En esa oportunidad Chávez se refirió 52 veces a "ellos", los de la oposición, principalmente como "el majunchismo". Pero también como "los imperialistas", "los que engañan u ocultan", "los burgueses", "los representantes de las transnacionales" y "los hijos de papá y mamá".
Bastante más cauto, apenas tres meses después, el Presidente ha preferido enfilar baterías únicamente contra su adversario. Eso notó la profesora Cristina D'Avolio tras comparar los discursos que ambos candidatos pronunciaron recientemente entre el 20 y 24 de este mes con los primeros de la campaña.
"Chávez continúa con la descalificación pero ya no dirigida a un 'ellos' como grupo social, sino directamente orientada hacia Capriles", explica. Y así lo dejó claro el propio Presidente esta semana desde Acarigua, en el estado Portuguesa: "¿Quién es el candidato de los banqueros prófugos? ¡El Majunche! ¿Quién es el candidato de la patria? ¡Chávez!".
Él o yo. Como en otras campañas, el Presidente polarizó. Nunca dejó de lanzar dardos contra su oponente; lo novedoso para D'Avolio es que recientemente ha incluido entre su repertorio la palabra "todos", que desde el principio de esta campaña electoral ha sido más asociado con Capriles para vender ideas como la de "una Venezuela para todos por igual".
No es casual para D'Avolio que Chávez remachara la palabra "todos" 36 veces en Mérida: "Les saludo a todos, a la juventud, a los estudiantes, a las mujeres, a los hombres, a los trabajadores, las trabajadoras, campesinos, productores, los sectores medios profesionales, científicos, investigadores, profesores universitarios, trabajadores universitarios; a todos, a los niños y niñas de Mérida".
"Todos somos Chávez", agregó, e incluso dos días más tarde insistió en esa idea desde el estado Portuguesa: "Chávez se hizo pueblo, como dijo Gaitán el gran líder colombiano; ya no soy yo, soy un pueblo, todos somos Chávez".
La línea de "El flaco"
Capriles, por su parte, desde el principio ha evitado la polarización y el enfrentamiento de la sociedad. "Voy a ser el presidente de todos los venezolanos", destacó el 10 de junio en el primer discurso que dio en la carrera por Miraflores. "Venezuela va a amanecer el 8 de octubre unida y ahí va mi mensaje para los que piensan distinto a mí: yo sí quiero ser su Presidente, yo también quiero ser el Presidente de los rojos y voy a ser el Presidente de los rojos también".
No quiere decir que "El flaco" -como él mismo se ha vendido- haya evadido a Chávez. Basada en los discursos que ofreció esta semana y la pasada en Barinas, Cúpira, Ciudad Guayana, La Guaira, Puerto La Cruz y Valencia, D'Avolio destaca que el candidato de la oposición ha marcado sus diferencias con el Gobierno a través de dos aspectos fundamentales: por un lado ha insistido en el proyecto de país que plantea y, en la misma medida, ha censurado la gestión de su adversario, a quien se refiere como "el candidato del pasado" o "el candidato del Gobierno".
"Este gobierno dice que construyó 500 escuelas por año, ¿dónde están? Vamos a ir a buscarlas", dijo el 22 de este mes en Valencia.
Esa crítica ha ido acompañada de lo que tanto ha vendido como el autobús del progreso. "Ustedes jóvenes, este es un proyecto para la educación, este es un proyecto para que ustedes se formen y el día de mañana tengan un empleo", señaló esta semana en Barinas.
"Este proyecto es para los adultos mayores, los que tengan una pensión que también tengan su ticket de alimentación, sus fondos para medicinas, este proyecto es para que el que esté en una misión no tenga que ponerse la franela de un color y pueda recibir lo que le corresponde sin chantaje, este proyecto es para que los que trabajan en el campo tengan su título de tierra y recursos para desarrollar nuestra tierra".
La diferencia sustancial es que Capriles ha enfrentado a Chávez pero con respeto. "No apela al insulto, sino a la crítica de la gestión gubernamental", dice la experta en análisis del discurso. Y así lo ha hecho desde las primeras palabras que pronunció en la plaza Caracas minutos antes de formalizar su candidatura ante el Consejo Nacional Electoral.
"El otro candidato nos plantea una Venezuela dividida, Capriles les plantea una Venezuela unida", dijo entonces. "El otro candidato plantea una Venezuela de violencia, Capriles les plantea una Venezuela de paz, una Venezuela de tranquilidad; el otro candidato les plantea que se pongan la franela de un color, yo les planteo que se pongan la franela de la Vinotinto, la Venezuela tricolor".
jpoliszuk@eluniversal.com
Acostumbrado durante años a fijar la agenda desde Aló Presidente y otros espacios, a Chávez también se le vio reactivo en esta oportunidad. "El candidato burgués dice que 4 millones de venezolanos se acuestan sin comer, eso era cierto en 1998", le respondió en julio cuando ambos comandos apenas aceitaban su maquinaria. "Jalabola eres tú, majunche!", agregó en agosto, y esta semana volvió con otra de esas: "¡¿Quién va a debatir contigo, muchacho? Anda a la Misión Robinson, eres un analfabeta político!".
Tras estudiar varios de los discursos de ambos candidatos, D'Avolio concluye que esta fue una campaña en la que sin mencionar el nombre del otro, tanto Chávez como Capriles dedicaron buena parte de sus palabras a echarle tierra al proyecto del otro y a destacar el suyo. Eso sí, cada uno a su estilo.
El Presidente se ofreció al principio como "el candidato de la Patria". Al principio mostró una representación heroica de él y de sus seguidores con frases como "Los hijos de Bolívar", pero más recientemente -cuando se vio a obligado a responder por su obra de Gobierno- se vendió como garantía de paz y beneficios sociales. Capriles, por su parte, se mantuvo al otro lado del cuadrilátero con ofertas de progreso, unidad y enunciados conciliadores como los que presentó el 10 de junio en el inicio de su campaña: "Yo no soy enemigo de nadie".
El viraje del Presidente
Como ya Chávez lo había hecho con Henrique Salas Romer y Manuel Rosales, para Capriles también tuvo sobrenombres. En 1998 bautizó a su adversario como "Frijolito", en 2006 dijo que se enfrentaba al "Filósofo del Zulia" y este año volvió a las andadas ya no solo contra el "Majunche", sino también contra lo que el 11 de junio reiteró durante su primer discurso de la campaña como el "majunchismo".
En esa oportunidad Chávez se refirió 52 veces a "ellos", los de la oposición, principalmente como "el majunchismo". Pero también como "los imperialistas", "los que engañan u ocultan", "los burgueses", "los representantes de las transnacionales" y "los hijos de papá y mamá".
Bastante más cauto, apenas tres meses después, el Presidente ha preferido enfilar baterías únicamente contra su adversario. Eso notó la profesora Cristina D'Avolio tras comparar los discursos que ambos candidatos pronunciaron recientemente entre el 20 y 24 de este mes con los primeros de la campaña.
"Chávez continúa con la descalificación pero ya no dirigida a un 'ellos' como grupo social, sino directamente orientada hacia Capriles", explica. Y así lo dejó claro el propio Presidente esta semana desde Acarigua, en el estado Portuguesa: "¿Quién es el candidato de los banqueros prófugos? ¡El Majunche! ¿Quién es el candidato de la patria? ¡Chávez!".
Él o yo. Como en otras campañas, el Presidente polarizó. Nunca dejó de lanzar dardos contra su oponente; lo novedoso para D'Avolio es que recientemente ha incluido entre su repertorio la palabra "todos", que desde el principio de esta campaña electoral ha sido más asociado con Capriles para vender ideas como la de "una Venezuela para todos por igual".
No es casual para D'Avolio que Chávez remachara la palabra "todos" 36 veces en Mérida: "Les saludo a todos, a la juventud, a los estudiantes, a las mujeres, a los hombres, a los trabajadores, las trabajadoras, campesinos, productores, los sectores medios profesionales, científicos, investigadores, profesores universitarios, trabajadores universitarios; a todos, a los niños y niñas de Mérida".
"Todos somos Chávez", agregó, e incluso dos días más tarde insistió en esa idea desde el estado Portuguesa: "Chávez se hizo pueblo, como dijo Gaitán el gran líder colombiano; ya no soy yo, soy un pueblo, todos somos Chávez".
La línea de "El flaco"
Capriles, por su parte, desde el principio ha evitado la polarización y el enfrentamiento de la sociedad. "Voy a ser el presidente de todos los venezolanos", destacó el 10 de junio en el primer discurso que dio en la carrera por Miraflores. "Venezuela va a amanecer el 8 de octubre unida y ahí va mi mensaje para los que piensan distinto a mí: yo sí quiero ser su Presidente, yo también quiero ser el Presidente de los rojos y voy a ser el Presidente de los rojos también".
No quiere decir que "El flaco" -como él mismo se ha vendido- haya evadido a Chávez. Basada en los discursos que ofreció esta semana y la pasada en Barinas, Cúpira, Ciudad Guayana, La Guaira, Puerto La Cruz y Valencia, D'Avolio destaca que el candidato de la oposición ha marcado sus diferencias con el Gobierno a través de dos aspectos fundamentales: por un lado ha insistido en el proyecto de país que plantea y, en la misma medida, ha censurado la gestión de su adversario, a quien se refiere como "el candidato del pasado" o "el candidato del Gobierno".
"Este gobierno dice que construyó 500 escuelas por año, ¿dónde están? Vamos a ir a buscarlas", dijo el 22 de este mes en Valencia.
Esa crítica ha ido acompañada de lo que tanto ha vendido como el autobús del progreso. "Ustedes jóvenes, este es un proyecto para la educación, este es un proyecto para que ustedes se formen y el día de mañana tengan un empleo", señaló esta semana en Barinas.
"Este proyecto es para los adultos mayores, los que tengan una pensión que también tengan su ticket de alimentación, sus fondos para medicinas, este proyecto es para que el que esté en una misión no tenga que ponerse la franela de un color y pueda recibir lo que le corresponde sin chantaje, este proyecto es para que los que trabajan en el campo tengan su título de tierra y recursos para desarrollar nuestra tierra".
La diferencia sustancial es que Capriles ha enfrentado a Chávez pero con respeto. "No apela al insulto, sino a la crítica de la gestión gubernamental", dice la experta en análisis del discurso. Y así lo ha hecho desde las primeras palabras que pronunció en la plaza Caracas minutos antes de formalizar su candidatura ante el Consejo Nacional Electoral.
"El otro candidato nos plantea una Venezuela dividida, Capriles les plantea una Venezuela unida", dijo entonces. "El otro candidato plantea una Venezuela de violencia, Capriles les plantea una Venezuela de paz, una Venezuela de tranquilidad; el otro candidato les plantea que se pongan la franela de un color, yo les planteo que se pongan la franela de la Vinotinto, la Venezuela tricolor".
jpoliszuk@eluniversal.com
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