CAMILA RÍOS ARMAS, POETA
"Me daba mucho miedo que empezara a imitar a mi madre"
"La poesía, a veces, intenta con palabras decir cosas que no necesariamente podemos decir" "Los poetas de mi generación están activos. Dan recitales no convencionales. Hay gente valiosa"
La poetisa caraqueña presentó su segundo libro "Ecos", publicado por Bid&Co OSWER DÍAZ MIRELLES
DANIEL FERMÍN , CAMILA RÍOS ARMAS , POETA | EL UNIVERSAL
martes 11 de septiembre de 2012 12:00 AM
Camila Ríos Armas (Caracas, 1989) utiliza la poesía para hablar sin rasgar el silencio. Ecos, su segundo poemario, es un único grito que resuena página tras página hasta el final. El nuevo libro de la autora venezolana, que se bautizó la semana pasada en la Librería Kalathos, también es una constante lucha contra el olvido: ya se sabe que la poesía permite captar imágenes del recuerdo.
A la escritora caraqueña le obsesiona el paso del tiempo. Como a muchos otros poetas. "Es un tema de toda la vida. Al ser algo que no podemos asir, pero sí podemos ver sus efectos, sus cambios, lo que implica su paso, ese no poder controlarlo, es lo que hace que nos obsesionemos tanto con el asunto", dijo la hija de Edda Armas. Ya lo escribió en uno de sus versos (que fueron publicados por Bid &Co): "El tiempo solo me ha servido/para agrietar mis máscaras/He perdido mi rostro".
A la autora de Muralla intermedia le tomó dos años escribir su obra reciente, que dejó reposar otros tres años ("uno debe dejar tranquilos sus textos, no atorarse a publicar", dijo). Que Ecos fue más pensado, en su forma, que su ópera prima. "Al empezar a escribir me di cuenta de que había un material para sacar una estructura. Fue algo natural, no forzado. Llega un punto en el que comienzas a jugar con ella. A mí no me pasó así con el primer libro, que fue más una recopilación de poesía. Ecos es todo un gran poema. Por eso en los recitales me cuesta qué elegir. Siento que si leo un poema aislado se pierde", agregó la tesista de Estudios Liberales.
Ríos Armas no quiso estudiar Letras. Y eso que viene de una familia llena de artistas: Edda, su madre, es poeta; Alfredo, su abuelo, escritor; Enrico, uno de sus tíos, pintor; Ricardo, otro tío, fotógrafo. "Quizás la razón es algo cursi: para mí la literatura es vida, no profesión. No me veo siendo editora ni correctora. Mi pasión profesional se inclinaba hacia otras áreas. Decidí cursar Estudios Liberales, que tiene filosofía y política, que también me agrada. En el fondo uno sabe cuál es su pasión: la mía es la literatura. Puede sonar tonto: siento que analizar cada tomo de la Odisea era perder la Odisea".
Así, la poeta fue hacia la literatura de forma inconsciente. Al principio escribía cuentos. "Una noche, mientras estaba sola en mi cuarto, tuve la necesidad de agarrar un papel para escribir cosas. Al ver lo que tenía, supe que era un poema", recordó la autora, que le tiene cariño a sus versos iniciales por poseer la inocencia de alguien que empieza a escribir. "La experiencia es necesaria: uno tiene un ojo más crítico, pero al principio presenta una pureza que luego perdemos".
Que la experiencia de la lectura, quizás, tiene más peso. Y Ríos Armas leyó desde niña. Menos a su propia madre, que no leyó sino hasta después de haber escrito su primer libro, que publicó en el año 2008. "Me daba muchísimo miedo que empezara a imitarla inconscientemente, que comenzara a escribir como ella sin darme cuenta. Cuando sentí que ya podía leerla, que no afectaría mi escritura, que me había acercado a mi voz propia, la leí".
Edda Armas influenció a su hija Camila -mención honorífica del II Premio Nacional de Literatura 2007- de otra manera. "Creo que lo hizo en el sentido de que es mi madre. Un poeta tiene una manera de ver el mundo distinta, y esa manera de ver el mundo mi mamá me la mostró desde que soy pequeña", concluyó Ríos Armas. Ecos de una generación.
dfermin@eluniversal.com
A la escritora caraqueña le obsesiona el paso del tiempo. Como a muchos otros poetas. "Es un tema de toda la vida. Al ser algo que no podemos asir, pero sí podemos ver sus efectos, sus cambios, lo que implica su paso, ese no poder controlarlo, es lo que hace que nos obsesionemos tanto con el asunto", dijo la hija de Edda Armas. Ya lo escribió en uno de sus versos (que fueron publicados por Bid &Co): "El tiempo solo me ha servido/para agrietar mis máscaras/He perdido mi rostro".
A la autora de Muralla intermedia le tomó dos años escribir su obra reciente, que dejó reposar otros tres años ("uno debe dejar tranquilos sus textos, no atorarse a publicar", dijo). Que Ecos fue más pensado, en su forma, que su ópera prima. "Al empezar a escribir me di cuenta de que había un material para sacar una estructura. Fue algo natural, no forzado. Llega un punto en el que comienzas a jugar con ella. A mí no me pasó así con el primer libro, que fue más una recopilación de poesía. Ecos es todo un gran poema. Por eso en los recitales me cuesta qué elegir. Siento que si leo un poema aislado se pierde", agregó la tesista de Estudios Liberales.
Ríos Armas no quiso estudiar Letras. Y eso que viene de una familia llena de artistas: Edda, su madre, es poeta; Alfredo, su abuelo, escritor; Enrico, uno de sus tíos, pintor; Ricardo, otro tío, fotógrafo. "Quizás la razón es algo cursi: para mí la literatura es vida, no profesión. No me veo siendo editora ni correctora. Mi pasión profesional se inclinaba hacia otras áreas. Decidí cursar Estudios Liberales, que tiene filosofía y política, que también me agrada. En el fondo uno sabe cuál es su pasión: la mía es la literatura. Puede sonar tonto: siento que analizar cada tomo de la Odisea era perder la Odisea".
Así, la poeta fue hacia la literatura de forma inconsciente. Al principio escribía cuentos. "Una noche, mientras estaba sola en mi cuarto, tuve la necesidad de agarrar un papel para escribir cosas. Al ver lo que tenía, supe que era un poema", recordó la autora, que le tiene cariño a sus versos iniciales por poseer la inocencia de alguien que empieza a escribir. "La experiencia es necesaria: uno tiene un ojo más crítico, pero al principio presenta una pureza que luego perdemos".
Que la experiencia de la lectura, quizás, tiene más peso. Y Ríos Armas leyó desde niña. Menos a su propia madre, que no leyó sino hasta después de haber escrito su primer libro, que publicó en el año 2008. "Me daba muchísimo miedo que empezara a imitarla inconscientemente, que comenzara a escribir como ella sin darme cuenta. Cuando sentí que ya podía leerla, que no afectaría mi escritura, que me había acercado a mi voz propia, la leí".
Edda Armas influenció a su hija Camila -mención honorífica del II Premio Nacional de Literatura 2007- de otra manera. "Creo que lo hizo en el sentido de que es mi madre. Un poeta tiene una manera de ver el mundo distinta, y esa manera de ver el mundo mi mamá me la mostró desde que soy pequeña", concluyó Ríos Armas. Ecos de una generación.
dfermin@eluniversal.com
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