Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

domingo, 30 de septiembre de 2012

Un sobreviviente de la generación que destacó en los 80 de la mano del crítico Roberto Guevara y el escultor Victor Varela...In memoriam de Boris Ramírez Dalla en cuya casa conocí a Alberto Asprino


"Estas no son mis huellas", dice Alberto Asprino.

"En las elecciones empecé a buscar el mecanismo de cómo sacar esas servilletas. Era complejo. Esto nace con la idea de reivindicar la memoria a partir del desecho del hombre", señala el artista y curador.

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Hoy abre la exposición "Antropometrías indelebles" (Edsaú Olivares)
DUBRASKA FALCÓN |  EL UNIVERSAL
domingo 30 de septiembre de 2012  12:00 AM
Esta es la historia del artista plástico Alberto Asprino (Maracaibo, 1952). Sí, del artista, del hombre que desde 1975 se desdobla para ser curador, promotor, museógrafo y creador las 24 horas del día; del ser que maneja todos estos cargos desde la acera del silencio, de esa que mira y calla.

"Eso me ha permitido fortalecer un trabajo desde el acercamiento humano, desde la sensibilidad creativa y, particularmente, desde el compartir. Eso hace que mi trabajo sea distinto (...). Cuando me conecto con otros artistas se genera una sensación que impulsa eso que está ahí, eso que va más allá del sentir", dice Asprino.

Es que han sido sus impulsos creativos los que han logrado que este amante de Armando Reverón, se interese por reciclar la memoria, por el desecho y las emociones. "Por eso me considero muy reveroniano, he seguido a Reverón todo este tiempo: sus playas, sus caminos, su parte humana", confiesa quien ha expuesto en varias ocasiones objetos que encuentra en las playas.

En esta oportunidad cambió el mar por un salón de clase en época electoral, y dejó los objetos encontrados por las servilletas con las que los votantes secan la tinta indeleble de su dedo meñique. "Desde un principio empecé a reciclar este material y lo llamé paisaje indeleble", asegura el artista.

Estos paisajes estarán desde hoy en la exposición Antopometrías indelebles que inaugura la Fundación D.O.P., que se encuentra dentro del Multicentro Las Mercedes, en la avenida Principal de Las Mercedes.

"Cuando descubrí el elemento corporal, el tema se fue transformando. Todas estas formas de limpiar lo que queda después del acto de votar tienen la impronta del cuerpo. Aquí aparece otra figura que he admirado mucho: Yves Klein. Él hizo un trabajo en los años 50, en el que utilizaba a las mujeres como pintura. Éstas lavaban su impronta sobre unas paredes cubiertas de lienzo. Así acuñó la palabra 'antopometría'", apunta acerca de la muestra que reúne una instalación fotográfica con más de 120 imágenes en pequeño formato, un tríptico, 20 imágenes en mediano formato y un video.

Aquí sus múltiples cargos respondieron como nunca antes. Alberto Asprino empezó a visualizar las servilletas, que ha recolectado gracias al sinnúmero de elecciones que se han realizado en los últimos 14 años en el país, como un gesto anónimo e inconsciente. Vio en ellas la pintura y el cuerpo que dibuja de una manera espontánea, como las mujeres de Yves Klein.

"En las elecciones empecé a buscar el mecanismo de cómo sacar esas servilletas. Fue interesante porque era complejo. Hay una seguridad que cuida estos centros de votación y cualquier gesto de recoger algo podía ser malinterpretado, y con toda razón. He ido perfeccionando la manera de conseguir las servilletas en cada elección: las guardo en el bolsillo, las meto en una bolsita y se las pido a las personas de las mesas electorales. Aquí no podía ponerme exquisito, sino agarrar el montón", recuerda quien también ha recogido de las calles parachoques y colchones que se encuentran en los lugares por los que transita.

Todo este trabajo ha sido archivado, seleccionado y clasificado en dos renglones: mancha y volumen. "Por suerte han ocurrido muchas elecciones que me han permitido recolectar. Por ejemplo, he observado que han usado tintas de colores distintos. Todo eso me ha fascinado. Incluso, en un momento no se conseguían servilletas blancas y pusieron unos papeles marrones. Estas también son las circunstancias del país (...). Esto nace con la idea de reivindicar la memoria a partir del desecho del hombre", aclara quien a estas alturas solo tenía una pregunta: "¿Cómo convierto todo esto en arte?".

La fotografía fue la herramienta seleccionada. Aquí recibió la ayuda de aquellos artistas cuyas exposiciones había organizado. Por ejemplo, con Augusto Marcano realizó la producción fotográfica: comenzó a retratar las servilletas, tal cual las consiguió, en un fondo blanco. Luego, Yuri Liscano y Juan Toro lo ayudaron a pasar todo el trabajo a papel.

"Desde el anonimato encuentras la identidad de la persona que usó la servilleta. Estas ya no son mis huellas, son las huellas del otro. Simplemente yo las estoy colocando en mi espacio de arte, pero son las emociones del otro. Me estoy casando con el gesto, el impulso, los medios, las decisiones, la rabia y sobre todo ese sentido libertario de decidir de cada una de estas personas. Por suerte, estoy liberado todos estos valores, ya no me pertenecen". 

-¿Está exposición es un retrato de un país electoral?

-Aquí está retratado un país que toma decisiones, un país plural, que nosotros hacemos y reconvertimos. Aquí hay una idea esperanzada. Vemos que desde la diferencia también hacemos país. No sé si voy a recolectar servilletas el 7 de octubre, quizás sí, tal vez solo las veas y siga de largo (risas).

La historia de manchas de este artista promete continuar.



Nueve obras cuentan el drama del país

Hoy se inaugura la exhibición "País en vilo" en Faría + Fábregas Galería

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Se muestran obras de Alessandro Balteo Yazbeck
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DUBRASKA FALCÓN |  EL UNIVERSAL
jueves 27 de septiembre de 2012  12:00 AM
Un espejo dentro de Faría + Fábregas Galería invita a mirar. A mirar a través de tres momentos políticos específicos mientras se recorre la exposición País en vilo, que inaugura hoy en la sede de la institución ubicada en la Calle Choroní, dentro de la Quinta Los Cuatro # 2, en Chuao. 

Durante el recorrido, que reúne las obras de nueve artistas venezolanos, el espectador no podrá evitar mirarse mientras observa, por ejemplo, el óleo Las tres razas (1946) de Pedro Centeno Vallenilla, pieza cuyo tema racial retumba hoy en nuestra sociedad. 

Tampoco podrá dejar de ver su reflejo cuando contemple al militar primitivo que se encuentra en la obra El orden (1957) de Luis Guevara Moreno. Piezas que buscan, según la curadora Ana Teresa Fábregas, sacudir al visitante. 

"Como parte de la museografía decidimos colocar el espejo para mirarnos en las obras. Este es el momento oportuno para presentar la exposición: estamos ante las elecciones presidenciales más importantes de la época contemporánea venezolana. Aquí hay una reflexión de cómo el arte ha asumido el drama del país", dice de la muestra que reúne textos, videos, instalaciones, objetos resignificados, pintura y óleo. 

La colectiva está divida en tres momentos, que van de 1944 a 2012. Arranca con el pasado basado en las obras de Centeno Vallenilla y Guevara Moreno; continúa con la llamada Venezuela Petare, con las creaciones de Rolando Peña y Carlos Castillo, y concluye en los tiempos actuales con las piezas de Alessandro Balteo Yazbeck, Nayarí Castillo, Pepe López, Luis Molina-Pantin y Juan José Olavarría. 

"Son un registro de acciones políticas de artistas que no están tomando ningún partido. Pero el arte no está desligado de la vida. Es una exposición de carácter didáctico que invita a dejar atrás la apatía y la indiferencia", apunta Fábregas, que junto con Henrique Faría curó la exposición. 

En la exhibición se muestra desde el primer barril de petróleo que consiguió Rolando Peña, pasando por la pieza de Juan José Olavarría que recuerda, con yeso y vendas engrasadas, el atentado contra Rómulo Betancourt, hasta la instalación de una serie de pares de zapatos negros de algún caballero que está a punto de iniciar su camino sobre la alfombra roja presidencial realizada por Alessandro Balteo Yazbeck. 

"Esta es una exposición para sacudirnos, que busca sensibilizar al espectador. No hay espacios para medias tintas en este momento", concluye Ana Teresa Fábregas.

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