"Saber lo que pasó contribuye a la verdad"
Héctor Silva tomó las primeras fotografías de la tragedia que circularon en el mundo
L as primeras imágenes que circularon de la explosión del Centro de Refinación de Paraguaná llevan la firma de Héctor Silva. El fotógrafo de 23 años de edad nació y creció en Judibana, una urbanización vecina al complejo petrolero.
"De niño yo jugaba por esos montes", comenta.
Durante dos años, Silva cubrió la fuente de Sucesos para el diario regional Nuevo Día, pero dejó el fotoperiodismo y ahora se dedica a los retratos comerciales. La noche del sábado pasado, sin embargo, el instinto reporteril resurgió.
"Recogí mis equipos y arranqué de una vez. Sabía adónde debía ir". Le llamó la atención que al avanzar por la autopista, las plantas que habían sembrado hace poco a los lados ya no estuvieran y hubiera en su lugar basura, residuos y papeles. Más allá, cenizas. Dejó el carro y siguió a pie. "La cerca de la refinería se había caído y más adelante había tuberías peligrosas. Estuve como 20 minutos recorriendo el lugar. Me enfoqué en los daños, no quise retratar cuerpos. El comando estaba destruido, las casas en el piso. Vi carros ardiendo.
En el camino no me conseguí a nadie", detalla.
Practica campismo y se fue preparado con una linterna. La flauta de presión de la refinería sonaba como un presagio. "Sabía que cerca de la valla hay un desagüe de tres metros de alto y pensé en tirarme si había otra explosión. No medí el peligro en ese momento".
Al llegar a casa y descargar en la computadora las imágenes se dio cuenta de la magnitud de la tragedia que acababa de captar con su lente. Cuando dejó el complejo refinador, las sirenas comenzaban a sonar a lo lejos. No durmió, contactó a sus conocidos en los medios de comunicación y recibió llamadas de las agencias internacionales de noticias que querían adquirir sus fotografías.
"Fui al sitio por instinto y me di cuenta de que de nada valía tener ese material si no lo hacía circular, si la gente no veía lo que había pasado allí. Creo que eso contribuye a que se sepa la verdad", reflexiona.
Desde las redes sociales y algunas páginas web de tendencia oficialista se ha especulado sobre las razones por las que Silva llegó tan rápido a la refinería para reportar el suceso. "Se tejen muchas teorías. Piden que me investiguen porque supuestamente estaba dateado, soy saboteador, pero no saben que vivo cerca y que cualquiera en Judibana, con ver cómo está el mechurrio, sabe si está pasando algo en la refinería".
"De niño yo jugaba por esos montes", comenta.
Durante dos años, Silva cubrió la fuente de Sucesos para el diario regional Nuevo Día, pero dejó el fotoperiodismo y ahora se dedica a los retratos comerciales. La noche del sábado pasado, sin embargo, el instinto reporteril resurgió.
"Recogí mis equipos y arranqué de una vez. Sabía adónde debía ir". Le llamó la atención que al avanzar por la autopista, las plantas que habían sembrado hace poco a los lados ya no estuvieran y hubiera en su lugar basura, residuos y papeles. Más allá, cenizas. Dejó el carro y siguió a pie. "La cerca de la refinería se había caído y más adelante había tuberías peligrosas. Estuve como 20 minutos recorriendo el lugar. Me enfoqué en los daños, no quise retratar cuerpos. El comando estaba destruido, las casas en el piso. Vi carros ardiendo.
En el camino no me conseguí a nadie", detalla.
Practica campismo y se fue preparado con una linterna. La flauta de presión de la refinería sonaba como un presagio. "Sabía que cerca de la valla hay un desagüe de tres metros de alto y pensé en tirarme si había otra explosión. No medí el peligro en ese momento".
Al llegar a casa y descargar en la computadora las imágenes se dio cuenta de la magnitud de la tragedia que acababa de captar con su lente. Cuando dejó el complejo refinador, las sirenas comenzaban a sonar a lo lejos. No durmió, contactó a sus conocidos en los medios de comunicación y recibió llamadas de las agencias internacionales de noticias que querían adquirir sus fotografías.
"Fui al sitio por instinto y me di cuenta de que de nada valía tener ese material si no lo hacía circular, si la gente no veía lo que había pasado allí. Creo que eso contribuye a que se sepa la verdad", reflexiona.
Desde las redes sociales y algunas páginas web de tendencia oficialista se ha especulado sobre las razones por las que Silva llegó tan rápido a la refinería para reportar el suceso. "Se tejen muchas teorías. Piden que me investiguen porque supuestamente estaba dateado, soy saboteador, pero no saben que vivo cerca y que cualquiera en Judibana, con ver cómo está el mechurrio, sabe si está pasando algo en la refinería".
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