Hugo Chávez y sus partidarios han acusado de forma reiterada a Aló Ciudadano de emitir propaganda férrea en contra de su gobierno, incluyendo entre otros, llamados a violencia subliminal y al magnicidio después de la finalización de la concesión de Radio Caracas Televisión en 2007.1 También se puede destacar la desproporción abrumadora entre el número de invitados al programa, que en su gran mayoría están en contra de las políticas de Chávez.
Leopoldo Castillo nació en Maracaibo, estado Zulia. .
Leopoldo Castillo: “El apodo de ‘matacuras’ es un invento del G-2 cubano” IGOR MOLINA | ||
una quinta cercada por un muro que ríete del muro de Berlín- para entrevistar al archifamoso
Leopoldo Castillo, la sede del canal de noticias estaba en ebullición. La estrella de Aló Ciudadano
tenía congestionado el rostro, el corazón desbocado, el habla de un profeta iracundo, increpando
directamente al presidente Hugo Chávez con el puño agarrotado.
La recepcionista del canal estaba boquiabierta. “Nunca lo he visto así”, exclamaba, mientras
por la puerta salían los narradores de noticias con cajas de volantes a favor de Radio Caracas
Televisión. El clima era de guerra. El ambiente de un cuartel en emergencia. Todos allí creían
estar viviendo los primeros momentos de una batalla definitiva. Por la puerta salió David Pérez
Hansen, el joven periodista de Rctv que acababa de ser entrevistado en Aló Ciudadano.
Pero la calle estaba tranquila. Dentro, era como estar en otro país. Globovisión, con él, su
estrella máxima, Leopoldo Castillo, vivía “su” guerra.
Efectivamente, estaba irascible. La razón de tamaña furia me la confesó Pérez Hansen cuando
me acercó en su carro hasta una parada de taxis. “Yo estaba en el estudio cuando bajó
Alberto Federico Ravell y le ordenó al ciudadano: ‘Dale candela a Chávez. Plomo parejo.
Sin contemplaciones”.
La voz del amo -Eres usualmente divertido en tu programa. Tienes el génesis. Enamoras a la cámara,
juegas con los silencios, captas la atención, eres teatral, igual que Mario Silva en
La Hojilla. Pero acabas de perder todo eso por el encendido sermón que diste contra
Chávez. No eres un periodista. Eres un dirigente político.
-Yo diría que soy un ciudadano indignado, atribulado y francamente preocupado por lo que
pasa en el país.
-Pero esa preocupación que tenías en la cara no era tuya. Te la ordenó Alberto Federico Ravell. Así me lo contó Pérez Hansen. - La historia verdadera es la siguiente. Vi a Juan Eleazar Fígallo que leía un comunicado de la Cancillería defendiendo a La Hojilla.. -A la libertad de expresión... - No, no. Me pregunté la razón del comunicado. Aparentemente respondía a la acusación estadounidense de que Venezuela difundía información confidencial y atentaba contra la seguridad de funcionarios norteamericanos a raíz de comentarios hechos en La Hojilla. Supe que la razón era otra. Que el embajador Bernardo Álvarez había publicado en The New York Times un artículo con información que ha debido ofrecer en privado al Departamento de Estado. Me consiguieron el artículo y me aislé para leerlo atentamente. -Puro periodismo. -Claro. Acción. Reacción. Leí el artículo y dije: “¡Coño!”. A eso se sumaron los cierres por el Seniat de Regional, Polar, Cargill y Alfonso Rivas, la ley de Alistamiento Militar, la primera página de El Mundo de que si vas a cambiar una vivienda necesitas el permiso del Ministerio de Hábitat y las amenazas de Chávez de nacionalizar la banca y Sidor. Le dije a Alberto Federico: “Le voy a dar un coñazo”. -Pérez Hansen me dijo lo contrario. Que Ravell te había ordenado: “Dale candela” y tu obedeciste. - Pérez Hansen no dijo mentira. Yo le pedí a Ravell que consultara. -¿Qué consultara con quién? -Con el Departamento de Prensa, con los directivos del canal. -¿Él necesita consultarlos? -Le dije: No me la calo más. Ravell consultó y volvió al estudio para autorizarme, que fue lo que Pérez Hansen vio. -“Le voy a dar un coñazo al Presidente”. ¿Así habla un periodista? Un periodista no toma partido, refleja lo que ve. - Lo que siente el país es eso: No me la calo más. Otra cosa sería autocensura. -Insisto: eres un político... -No lo soy. La política ha pasado a ser un plato de todos los días y que yo la comente no me convierte en político. Mi programa es de información y opinión. Soy alguien que da opinión sobre los hechos. Lo que pasa es que yo generalmente no doy opinión. Lo que viste fue el colofón de una serie de hechos en la semana que terminó. -Te vimos con un lacito negro en la solapa. Era contradictorio. Tu hablabas de la muerte de la libertad de expresión mientras decías lo que querías a millones de venezolanos. La libertad de expresión puede estar muerta o puede estar viva, pero no puede estar muerta y viva a la vez. -El negro no siempre significa muerte. Puede ser luto. -El luto se lleva por alguien muerto. Nadie lleva luto por alguien vivo. -También puede ser un recuerdo. -Se recuerda lo que desapareció. ¿Cuándo desapareció la libertad de expresión en Venezuela? -Está desapareciendo. Aquí no hay libertad plena de expresión. No hay libertad de acceder a las fuentes informativas. -Eres el vocero del partido contrarrevolucionario... -No puedo ser contrarrevolucionario porque aquí no estamos en un proceso revolucionario. Ahora, si tu tesis es que aquí hay una revolución, entonces seré contrarrevolucionario. Pura dialéctica. -¿Es dialéctica que te apoden “El matacuras”? (Silencio en el estudio de Aló Ciudadano. Traga grueso, incómodo). - Habrá gente a la que tú le gustas. Y otras a las que no. -¿Porqué tantos rodeos para hablar de la verdad? ¿Es cierto que fuiste el infidente para que los escuadrones de la muerte salvadoreños asesinaran a los jesuitas, a las monjas norteamericanas, a monseñor Arnulfo Romero? - Yo no estaba en El Salvador cuando mataron a Monseñor Romero en marzo de 1980. Yo llegué de embajador a El Salvador en 1981. El apodo de “matacuras” me lo puso el G-2 cubano a raíz de mis ataques contra la izquierda en el programa que tenía en Venevisión por aquellos años. -¿Por qué no demandas a Mario Silva, quien te llama así todas las noches en La Hojilla? -Porque no creo en los tribunales de justicia. En los que tú sí crees. -¿Yo? No me atribuyas lo que yo no he dicho. (Por los cintillos de Aló ciudadano corren estos mensajes: “Se nos fue el porvenir”. “Cada semana que pasa es más triste que la anterior”). -¿Tu día más feliz será cuando caiga Chávez? -He tenido muchos días felices. No soy un amargado. -Eres experto para no contestar. - Soy pura objetividad. De perfil Leopoldo Castillo, “el ciudadano”, ha sido militante de Copei, embajador, analista político y, desde hace cinco años su rostro es visto tarde a tarde en las pantallas de Globovisión con el programa Aló Ciudadano. A mediados del año 2004 fue publicado en Reuters que una investigación realizada por el Congreso de los Estados Unidos lo vinculaba con la muerte de monseñor Arnulfo Romero y otros sacerdotes jesuitas de El Salvador. Se le vincula en este episodio de la historia durante su gestión como embajador de Venezuela en el país centroamericano. Aunque ahora se le reconoce como un polémico hombre de medios, no siempre estuvo vinculado a esta área. También fue director ejecutivo de la Federación de Cámaras Privadas y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras). En definitiva es un personaje ante el cual no hay medias tintas: desde ambos extremos de las tendencias políticas actuales o se le ama o se le odia. Concesión, un hecho gracioso del príncipe Leopoldo Castillo está de acuerdo, lógicamente, con que un gobierno tiene el derecho a no renovar la concesión a un canal de televisión como Rctv, y con que ninguna concesión es automáticamente eterna. “Concesión significa un hecho gracioso -una gracia, un favor, un honor- del príncipe”, según la terminología de Nicolás Maquiavelo, recuerda El ciudadano. “La concesión es un contrato de arrendamiento que se rige por el precepto latino del ‘tácito reconductio’. ¿Qué quiero decir? Que si no tienes queja de los vecinos, que si no tengo nada contra ti, si no has faltado a tus deberes, te prorrogo inevitablemente el arrendamiento. ¿Cuándo entabló querella el gobierno de Chávez contra Rctv por haber faltado a sus deberes, cuándo la acusó de algún ilícito -más allá de lo político- en que hubiese incurrido el canal? Nunca”. “Entonces viene el 28 de diciembre pasado y anuncia que no habrá más concesión, que el canal es golpista. ¿A cinco meses de la expiración de la concesión? Eso es jugar sucio”. |
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